La oferta
Si a estas alturas de mi vida los políticos fueran capaces de sorprenderme diría que me sorprende la actitud de los políticos nacionalistas catalanes dispuestos a saltarse las leyes actuales sencillamente porque con ellas no pueden llevar adelante sus planes independentistas.
Si a estas alturas de mi vida los políticos fueran capaces de sorprenderme diría que me sorprende la actitud de los políticos nacionalistas catalanes dispuestos a saltarse las leyes actuales sencillamente porque con ellas no pueden llevar adelante sus planes independentistas.
De manera que después de que tanto el Tribunal Constitucional como el Congreso de los Diputados, donde reside la soberanía nacional, hayan dejado claro que no se puede celebrar un referéndum en Cataluña para consultar si quieren o no ser independientes, los políticos catalanes con Artur Mas a la cabeza están respondiendo que ellos van a lo suyo, que no les parará nadie y que harán la consulta sí o sí.
O sea que piensan saltarse las leyes a la torera y si nos atenemos a lo que se dice desde la Asamblea Nacional de Cataluña, están dispuestos a proclamar la independencia, hacerse con aeropuertos, estaciones, y lugares estratégicos. Y yo me pregunto que es lo que creen que hará el Estado si eso sucede. Porque lo que no se puede es tirar la piedra y luego esconder la mano.
La verdad es que cuesta comprender tamaña irresponsabilidad en un partido como CiU que ha participado desde el primer momento en la construcción de la democracia, participando en la redacción de la Constitución y de las principales leyes que han emanado de ésta. Sin olvidar que los Presupuestos Generales del Estado siempre se han elaborado con su colaboración y sus enmiendas. Por decirlo claramente CiU ha sido uno de los arquitectos de nuestro actual Estado. Por eso resulta aún más insólito que sus dirigentes afirmen que no piensan atenerse a lo que dicen las leyes que ellos mismos han escrito y avalado.
Pero lo peor es ese intento tramposo de presentar a Cataluña como víctima del resto de España. Realmente resulta nauseabundo el enfrentar a ciudadanos contra ciudadanos en nombre de unos agravios inventados. Por no hablar de la tergiversación de la Historia.
Realmente estamos de mala suerte porque es difícil encontrar tantos políticos irresponsables como los que hay en estos momentos en Cataluña.
Desde el Parlamento, tanto el Presidente Rajoy como el líder del PSOE Pérez Rubalcaba han tendido la mano a Artur Mas para que se siente a hablar como paso previo a buscar un consenso que pueda dar lugar a una reforma constitucional. De manera que la generosidad de la mayoría ha quedado patente, porque PP y PSOE representan a la mayoría de los ciudadanos.
Si con esta oferta, Artur Mas no se sienta a hablar y sobre todo si no ceja en su aventura independentista es sencillamente porque no quiere y lo que busca es la confrontación, el choque de trenes.
En un Estado de Derecho la Constitución se puede reformar, lo que no se puede es incumplirla. Artur Mas tiene la posibilidad de iniciar el camino de la reforma de la Constitución, una Constitución con la que la mayoría de los ciudadanos nos sentimos cómodos, que no vemos necesidad de reformar, pero que estamos dispuestos a que se reforme si eso significa que una minoría de ciudadanos se sientan cómodos. Mayor generosidad no cabe.
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