In Memoriam del pulpo Paul

¡Mira que estaba tranquilo el cefalópodo en su acuario hasta que a su cuidador le dio por jugar con las almejas! Que si te pinto una banderita, que si te consulto el oráculo, que si, ¡leñe!, acierta el condenado decápodo...
Total que, poco a poco, y a base atracón de almejas y mejillones, Paul (léase Pol) empezó a ser conocido por sus acciones, incluso superando en fama a los bigotes y puros del político cántabro originario de Pol-aciones. Alcanzó el culmen de su fama al quedarse con el personal y predecir la victoria de España en el Mundial de Fútbol con gol de Iniesta incluido. ¡Maldito molusco!

La pulpomanía o la Polmanía llevó hasta tierras germanas a alcaldes gallegos deseosos de hacerse con tal preciado adivino. Y aquí es donde nuestro omnipresente  televisivo Presidente Revilla estuvo poco fino. Estoy seguro que unas anchoas de Santoña y unos bocartes de San Vicente habrían sido el argumento ideal para hacerse con los servicios del pulpo y crear una Consejería de la Pulpería, con sus directores y subdirectores generales, y, si me apuran, un par de empresas públicas con gerentes y managers, siendo la envidia de toda España y del resto del mundo.
Que un madrileño o un valenciano quiere conocer al Pol de las buenas acciones y hacerse una foto con el de Polaciones, pues nada, viajecito a Cantabria, pernoctación y entrada al olvidado Museo Marítimo del Cantábrico. Seguro que los restauradores y hosteleros, con su presidente Astuy a la cabeza, se frotarían las manos y Cantabria sería realmente Infinita. Los chinos, que en su momento anunció el Presidente iban a venir a Comillas a estudiar español, los costarricenses de la fábrica de fibroyeso, los kuwaitíes interesados en las eólicas, Obama de paso para visitar Altamira... el mundo mundial, se daría cita ante el pulpo Pol (o Poluco, rebautizado a lo cántabro), a quien, con un poco de suerte y maestría, su cuidador acabaría acostumbrando incluso a engullir sobaos. 

Y por si todo fallaba, siempre le quedaría al Presidente el consuelo de poder consultar su futuro político en las elecciones del 2011. Lo vi el otro día en sueños: En una almeja se pintaban unos bigotes y un puro y en la otra una gaviota astillerense. Se las lanzaba al acuario y, mientras el Coro Ronda Altamira entonaba a siete voces “Agua en cestuca”, y Aquí TV retransmitía en directo el evento, con el patrocinio de alguna Consejería, Pol acudía raudo a devorar la almeja de ....

Sonó el despertador y la radio anunció la defunción del pulpo alemán quedándome sin saber por qué bivalvo se decantó.

El óbito del cefalópodo me ha sumido en una profunda crisis gastronómica y, de hecho, he renunciado a acudir a la Feria del Marisco Gallego montada en la plaza de toros de Santander. Requiscat in pace.

CAYO MARTIN FRANCO