Hipocresía judicial y política

Días atrás he leído una noticia que me ha llenado de estupefacción; unos jueces, agrupados en lo que ellos llaman “Asociación de Jueces para la Democracia” (¡Vaya nombrecito!, pues dan a entender que los demás no son para la democracia), que fundaran Manuela Carmena y Clemente Auger, han denunciado que en la inauguración de las nuevas instalaciones de Santoña, éstas han sido bendecidas por el cura párroco de la villa.

¿Y….?

Allí estaban presentes el propio Presidente del Gobierno de Cantabria, Ignacio Diego, la Consejera de Presidencia y Justicia, Leticia Díaz, el Director General de Justicia, Ángel Santiago, la alcaldesa de la villa, Milagros Rozadilla, Diputados y otras personas. En Santoña es habitual, por ejemplo, que el sacerdote bendiga los barcos que van a la mar y nadie se rasga las vestiduras y últimamente muchos de sus tripulantes ya no son ni de Santoña ni profesan la religión católica. Como es muy habitual que en determinadas ceremonias, mortuorias por ejemplo, sea costumbre poner una cruz en las esquelas y hacer un funeral al finado, independientemente de su fervor religioso.

Podría haber sucedido que el sacerdote no haya leído la Constitución -que no cumple ni “dios”- porque está ocupado en atender a sus feligreses católicos y no católicos. Los nueve jueces de la “Asociación de Jueces para la Democracia” de Cantabria, se han mostrado profundamente indignados y ofendidas por esta bendición; no sabemos lo que opinan los sesenta y ocho jueces restantes, muchos de ellos agrupados en la “Asociación Francisco de Vitoria”, pues como acaba de afirmar el nuevo Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, José Luís López del Moral, los Jueces, ¡Con Mayúscula!, tienen que ser “honestos, humildes y humanos” y llega a afirmar algo tan curioso como que “la independencia del juez comienza cuando se hace independiente de sus propias ideas”. ¿Actuarán de esta guisa cuando tengan que juzgar a los ciudadanos estos “Jueces para la Democracia”?.

Y es que este país, aún llamado España, es aconfesional (¡Ojo a la palabra!), es decir que el Estado permite la libertad religiosa y cada uno, en este terreno, hace de su capa un sayo; y aprovecho para decir que la mayoría de los españoles son católicos y, sean o no practicantes, casi todos ellos en el postrer momento de la vida, desean auxilios espirituales, se les pone una cruz en la esquela, ¡Lean, lean las esquelas!, y se hace un funeral católico. Lo que sucede es que algunos “progresistas”, como los “Jueces para la Democracia” y una parte importante de la “Izquierda” de este país, quieren la “laicidad” que, en el fondo, se está convirtiendo en anticlericalismo, por aquello de que la izquierda tiene el concepto de que si algo no les gusta, que se prohíba para todo el mundo, mientras la derecha, que es más liberal, deja a la conciencia de cada uno, ir o no a misa, a los toros o de excursión a los picos. ¡Cada vez hay más talibanes en este País!. Y quizás no se hubieran ofendido tanto algunos si se tratase de un imán islamista, o si un  presidente de una asociación tal o cual hubiera declamado unos versos a su gusto; pero el sacerdote de Santoña, ¡Hasta ahí podíamos llegar!.

Me gustaría que estos “Jueces para la Democracia” fueran a Santoña y preguntasen por este tema, el que más les preocupa en estos momentos a los santoñeses y ya, de paso, echan de la villa al cura por haber bendecido la sede judicial, no vaya a ser que esté “poseída” y sea preciso hacer un exorcismo. ¿Qué la nueva sede del edificio Europa en Santander no ha sido bendecida?; pues no pasa nada y ello demuestra que nuestras actuales autoridades respetan las costumbres de cada lugar y no hacen talibanismo.

Esta salida de pata de banco se podría haber evitado por cauces reglamentarios y quizás hubieran tenido algún sentido y hasta alguna razón; pero era mejor una nota publicitaria de denuncia. Y es que hay ciertos resabios y resentimientos y mucho fariseísmo y mucha hipocresía, porque cuando ocurren desgracias, al primero que llaman es al sacerdote y cuando hay que celebrar algo trascendental de la sociedad e interviene el cura o el mismísimo Papa,  todas  las autoridades de antes y de ahora, se arriman a la foto, como cuando se celebró el funeral por Alberto Pico, el cura del Pesquero, y allí había jueces y políticos de todo color e índole y nadie  se abrió las venas.

Y a este rechazo de estos “Jueces para la Democracia”, también se ha unido el coro de la izquierda parlamentaria de nuestra región, ¡Cómo no!, que ya ha registrado dos preguntas en el Parlamento, pidiendo explicaciones al Gobierno de Cantabria por su “extravagante proceder”.

¿Ha olvidado esta izquierda que hasta su líder pedía no hace mucho “Funerales de Estado?; ¿O es rechazable el acto religioso que ha realizado el Arzobispo de Madrid, el cántabro Don Carlos Osoro, en La Almudena, en memoria de las víctimas del 11-M?.

Y no me extrañaría que cuando este fin de semana aparezca por nuestra región PedroSánchez, éste sea un tema vital para tratar de enervar a las huestes, con esa mirada torva y airada que le caracteriza, en vez de utilizar esa “escoba” que dice que tiene y preguntar por los responsables de GFB, Racing, Matra, Puerto de Laredo, Tarjetas del Comercio, Ecoparque del Besaya, Paralización de Valdecilla, facturas en los cajones, deudas múltiples que se encontró el actual Gobierno, etc…, porque es seguro que los va a tener muy a mano para correrles a escobazo limpio.

¡Lo demás, es pura hipocresía y fariseísmo!

Y lo que se echa en falta en este tema y en otros es un poco, sólo un poco, de sentido común y no sacar los pies del tiesto sin necesidad, ni perder el tiempo en chorradas de curas o de jueces y hacer de algo anecdótico un episodio trascendental, que los tiempos están muy agobiados para perder el norte; dialogar más y denunciar menos, que luego no se resuelven los temas que de verdad interesan a los ciudadanos, se colapsan  los juzgados y a quién  echamos las culpas,  ¿a los jueces?. 

Y termino con aquella frase bíblica, ¡Cultura cristiana, nos guste o no!, de que “aquél de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra” (Juan 8:1-7).