Noticias de Cantabria
26-11-2012 09:44

El tasazo.

Ha dejado dicho el presidente Rajoy que en éste, su primer año de gobierno, no ha tenido muchas alegrías. Solo cabe decirle que bien venido al club.


Los ciudadanos tampoco hemos tenido ni una sola alegría, sino más bien sobresaltos y disgustos continuos precisamente por las decisiones adoptadas por el Gobierno que supuestamente tendrán efectos beneficiosos a largo plazo pero por ahora lo único que han provocado es más crisis y más paro.

   En este año no ha habido ni una semana, casi ni un día, en que no nos hayan dado un disgusto, ya fuera con una subida de impuestos, IVA y el IRPF, rebajas sustanciosas en los salarios, cinco millones de parados, la "prima de riesgo" subiendo, etc, etc, etc. Por no hablar de las embestidas a la sanidad pública y a la educación.

   El último disgusto que nos ha dado el Gobierno ha venido de la mano del ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, que en mi opinión no termina de encontrar su lugar en las cosas de la gobernación. No porque no tenga talento ni consistencia política, que las tiene de sobra, sino porque está descubriéndonos aspectos de su personalidad política que desconocíamos.

   Alberto Ruíz Gallardón había pasado hasta ahora por ser el rostro amable del PP, el político dialogante, moderno, capaz de tender la mano a derecha e izquierda. Pero desde que es ministro se ha transformado, y ha ido perdiendo su buena imagen, la de político centrado. Desde luego, se ha apuntado un dudoso tanto, inalcanzable para sus antecesores: enfadar a todos los profesionales de la Justicia, ya sean jueces, abogados, fiscales, secretarios judiciales, etc.

   La última apuesta del ministro es la Ley de tasas judiciales que suponen un atentado contra la tutela judicial, permítanme decirlo con palabras de grueso calibre. Porque la realidad es que con la subida de tasas se va a imposibilitar a muchos ciudadanos el acceso a los tribunales por cuestiones exclusivamente económicas. O sea, lo peor que puede suceder.

   Y lo más indignante no es el afán recaudatorio de la Ley, que es evidente, sino la pretensión de que la ley servirá para desatascar los juzgados porque cree el ministro que los ciudadanos litigan sin ton ni son.

   Yo, la verdad, es que no salgo de mi asombro. Me cuesta creer que haya nadie que acude a los tribunales como quien va de paseo. Entrar a un juzgado es como jugar a la ruleta rusa, sabes como entras, pero no como sales, de manera que quienes tienen que acudir a los juzgados se lo piensan un par de veces.

   A mí me empieza a irritar esta tendencia de los ministros del PP de acusar a los ciudadanos de abusar de los servicios públicos. Nos quieren cobrar un euro por receta para disuadirnos de ir al médico, porque al parecer creen que vamos por hobby, y nos quieren subir las tasas judiciales para que no acudamos sin ton ni son a los tribunales, como si alguien lo hiciera.

   No comprendo como un político como Alberto Ruíz Gallardón, que pasaba por ser un político templado, se está escorando hacia posiciones que le alejan del centro.

   Subir las tasas supone que de ahora en adelante la Justicia solo estará al alcance de los que se la puedan pagar. Y es ya lo último, quién sabe si lo penúltimo, que nos faltaba. El Gobierno no solo nos quiere privatizar la gestión de la sanidad pública, dificultar también vía tasas el acceso a la Universidad, permitir que unos cuantos empresarios listos pongan en la picota a Iberia, sino que ahora también nos quiere cobrar unas tasas desorbitadas para acceder a la Justicia.

   Sí, seguramente, el presidente Rajoy no tiene motivos para la alegría, pero los ciudadanos a los que nos gobierna vamos de mal en peor. La última con el "tasazo" de Ruíz Gallardón.

 

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