Noticias de Cantabria
20-02-2008 15:55

MAÑANA EMPIEZA LA CAMPAÑA

El ceremonial electoral o la berrea electoralista

Nada ilustra mejor la escasa credibilidad de los partidos políticos que el tido de discurso que practican, y no sólo en épocas electorales o preelectorales. En esencia, se descompone de dos técnicas: la erística y la sofística. Joder, ¡cómo son los filósofos! Se trata, más o menos, de que la primera está destinada a desprestigiar a los demás partidos y, la segunda, a glorificar al propio.

Más o menos, como la vida misma. Da grima ver cómo figuras públicas con grandes responsabilidades sobre los hombros se convierten, durante los ligitios electorales, o berreas electorales, en vulgares charlatanes de feria y demagogos de tres al cuarto. No puede sorprender que el resultado de todo ello sea una mezcla híbrida de baile de disfrazes, de examen de fin de curso, de juego floral, de operación comercial o de función de circo; esto último es lo más apropiado.

Y esto es lo que nos espera durante las próximas semanas. ¡Joder, qué semanas! El mensaje es, por supuesto, siempre el mismo; si nosotros ganamos los comicios, todo irá de ¡puta madre! Si nosotros perdemos, todo irá de ¡puta pena! Si los políticos hubieran cumplido sólo en parte las promesas que desde siglos hacen a los electores, la vida de la humanidad sería, poco más o menos, paradisíaca, osea, ¡de puta madre!

El hecho de que ocurra todo lo contrario demuestra por sí solo que sus promesas no son más que palabrería huera, esto es, words, words y words, que una vez pronunciadas se las lleva el viento. Y si no que se lo pregunten al tercio largo de la población mundial que vive en condiciones infrahumanas o a los 800 millones, más o menos, ¡joder me pierdo con estas cifras!, que padecen hambre crónica. O para no ir tan lejos, al 20% de los españoles que viven por debajo del índice de pobreza, o lo que es lo mismo, tienen problemas para vivir con cierta decencia. Para los de letras, el 20% es, aproximadamente, 9 millones de personas o 20 españoles de cada 100. Extrapolado en Cantabria sería, aproximadamente unos 10.000 paisamnos muy, muy jodidos, aunque claro, esto no siempre es así.

Para colmo, los mismos partidos que durante su jefatura legislativa decepcionan y toman el pelo al electorado piden ahora sus votos y aplausos. Ah, perdonen ustredes, palabra de honor, la próxima vez lo haremos mejor, aseguran con todo el puto rostro o el consabido ‘keep smiling’ y sin el menor asomo de sonrojo. ‘Everything goes’ diría alguna escuela filosófica.

De autocrítica, examen de conciencia o propósito de enmienda, ¡joder, qué viejo soy!, nada de nada. En cambio, autobomboa todo pasto. Por lo demás, la finalidad de los ceremoniales electorales, no es la de cambiar las cosas en sentido ascensional, sino la de prolongar las injusticias y arbitrariedades del orden reinante.

Eso explica que sea cada vez mayor el porcentaje de votantes que se quedan en casa. Su actitud es más que comprensible, pues está dictada por la convicción de que, haya o no haya relevo de poder, el mañana será en línea generales como fue el ayer y como es el hoy.

Existen ciertamente, partidos que luchan con toda la buena fe por un mundo más justo, los sacaré un día de estos, puesto que han sido publicados en el BOE, pero se trata de partidos marginales o sin influencia mediática. Esperemos que Rosa Díez venga para quedarse, aguante el tirón, y en las próximas igual tenemos alguna opción decente.

De ahí que en vez de nuevas alternativas tengamos el continuismo de lo de siempre, con los bisagras de siempre o de lo que Nietzsche llamaría el ETERNO RETORNO DE LO MISMO.

El ceremonial electoral es sólo un entreacto, aunque cada vez más largo. El editorialista de Cantabria Liberal hablaría o habló en su día, de BERREA, por aquello de los ciervos del Saja. Concluido el espectáculo o la BERREA, y una vez apagadas las luces del escenario, sus protagonistas dejan de representar sus papeles de gala para volver a joder con sus nuevas leyes, generalmente innecesarias o contraproductivas al mismo electorado al que en la víspera han estado adulando y mendigando su voto.

Y todo para el propio bien de los gobernados, se sobreentiende. Porque en los tiempos modernos, que diría Chaplin (se refería a su famosa y genial película), gobernar significa promulgar el mayor número posible de leyes, ordenanzas y disposiciones, y ello con la mayor rapidez posible, como ha hecho Zapatero durante su paso por el poder y, como corresponde a políticos que se proclaman progresistas.

Y no es nada casual que una de sus reformas lleve el nombre de DIVORCIO EXPRES, como si la problemática matrimonial tuviera algúin parentesco con los trenes de alta velocidad o los envíos postales urgentes. Lástima que, en medio de su fiebre innovadora, los gobernantes no encuentren la calma y el tiempo necesarios para concebir y promulgar leyes, que en vez de complicar, empobrecer y amargar cada vez más la vida personal y social de los ciudadanos, la simplifique, la enriquezca y la haga más llevadera de lo que en general es ahora. No creo que sea mucho pedir.

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Comentarios(2):

Pedro Medario - 25-02-2008

No olvide que antes que Rosa Diez, ya había (y sigue habiendo) un partido que reclama el sentido común, el respeto a las libertades individuales por encima de las colectivas, el respeto a la Constitución y las instituciones, el cierre del modelo de Estado, y la vuelta al pacto contra el terrorismo, que es CIUDADANOS - Partido de la Ciudadanía. Se presentan en toda España, y en Cantabria tenemos la suerte de contar con unos excelentes candidatos. Podrían entrevistarlos un día de estos en la web, y así los conocerían mejor el resto de los lectores de esta web.

admiradora - 20-02-2008

Un articulo cojonudo señor Torrao.No se bien quien se esconde detras de ese antifaz pero no rehuye el combate.Dice crudamente la realidad.Habla de la estulticia humana sin citarla.Dice de lo sinverguenza que son los politicos sin decirlo.Es usted un artista.Y yo le diria señor Torrao ¡¡de eso comemos¡¡,VERDADERA COMIDA BASURA