Noticias de Cantabria
20-02-2008 01:19

El centro: un espacio sin microbios pero sin vitaminas

Los partidos que aspiran a conquistar la mayor porción posible del espacio polftico, suelen reducir al máximo su ideología, articulándola en tomo a cuestiones sobre las que resulta fácil obtener la adhesión de amplios sectores de la ciudadanía: progreso, libertad, democracia, terrorismo, éxito económico para todos..., etc. Por el contrario, prescinden de airear y sacar a la luz aquellas cuestiones escabrosas y delicadas sobre las que pueden originarse conflictos, especialmente, de carácter ético.

 

Tal estrategia desemboca en lo políticamente correcto, es decir, en admitir la critica y el debate sobre todo aquello que resulta irrelevante, accesorio, secundario para la propia existencia humana, y en prohibir la discusión sobre decisiones fundamentales y valores absolutos como familia, vida y educación. Como diría el gran Eugenio D'Ors en la ideología de este tipo de partidos, la anécdota ha postergado a la categoría.

 

Fruto de ese relativismo travestido de pluralismo, estas formaciones políticas acogen varios sistemas o escalas de valores diluidos entre sí, sin reconocer la supremacía de ninguno de ellos. Sus dirigentes alumbran un cuerpo ideológico en apariencia plural que puede ser aceptado por cualquier persona independientemente de sus creencias, pero que encierra un evidente componente dogmático al impedir la discusión sobre los grandes principios y valores esenciales para el respeto a la dignidad y a la libertad humanas. En lugar de esa discusión, se sitúa el consenso posibilista, que permite dudar y polemizar sobre todo aquello que no ocasione la manifestación de creencias y convicciones religiosas, y menos, en su vertiente colectiva.

Sin duda, estamos ante partidos timoratos y acomplejados, con cierta renuncia a la iniciativa ideológica, que pretenden acomodarse a los gustos y necesidades de la sociedad. El verdadero punto de referencia de su ideología lo constituyen las encuestas, viven en función del resultado de éstas, las examinan y actúan en consecuencia. Estos partidos suelen ser muy hábiles en su camaleónica adaptación a las mutaciones del electorado, de manera que su identidad ideológica, ya sea conservadora, ya sea liberal, se diluye en una vaga y prehensible fórmula de centro. En suma, son como la leche esterilizada que, a fuerza de no tener microbios, tampoco tienen vitaminas.

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