Derecho a disentir
El líder de los socialistas catalanes no logra hacerse con el santo y seña de su partido, es decir no logra que las decisiones que se adoptan por mayoría las acepten todos sus dirigentes.
Pere Navarro tiene un problema y es qué hacer con el frente disidente que tiene en el PSC. El líder de los socialistas catalanes no logra hacerse con el santo y seña de su partido, es decir no logra que las decisiones que se adoptan por mayoría las acepten todos sus dirigentes. Eso supone que su liderazgo no es fuerte pero también que en el PSC hay un problema mucho más profundo que el de la indisciplina.
Verán, en mi opinión hay dos PSC, en uno seguramente está la inmensa mayoría de los socialistas que viven y trabajan en Cataluña, pero en el otro PSC, están los que por encima de cualquier consideración son "catalanistas" independentistas.
Hasta ahora las dos almas del PSC se habían acoplado de manera que parecían una, pero lo cierto es que seguían siendo dos. La cuestión para Pere Navarro, y también para Alfredo Pérez Rubalcaba es qué hacer.
Yo creo que Pere Navarro ha buscado una solución salomónica a la hora de abordar el órdago que le han echado sus compañeros Joan Ignasi Elena, Marina Geli y Nuria Ventura. No les expulsa del partido pero les deja reducidos a la condición de militantes de a pie amen de otras sanciones menores. Si les hubiese expulsado les habría convertidos en todos unos personajes. Ahora bien, cabe preguntarse si los disidentes están donde deben de estar, es decir, si no deberían de ser honrados consigo mismos y preguntarse si su sitio es el PSC.
Pero hay otra cuestión de fondo que va más allá de lo que haga o deje de hacer Pere Navarro con sus díscolos compañeros y es que algún día los responsables políticos de todos los partidos deberían de plantearse una reforma en serio de la Ley Electoral.
Ahora los escaños pertenecen al partido, lo que supone que como dijo en su día Alfonso Guerra, el que se mueve no sale en la foto, es decir, quien quiera ocupar une escaño tiene que ser del agrado del "aparato" del partido, lo que supone una merma de libertad.
Estos días en que hasta el PSOE reclama libertad de conciencia para que los diputados del PP puedan votar libremente sobre la futura ley del aborto, es la ocasión para que nuestros políticos empiecen a pensar si no ha llegado la hora de buscar una fórmula que permita a los diputados o senadores actuar de acuerdo a su criterio y conciencia en vez de tener que seguir siempre la decisión tomada por sus partidos. Ojo, también creo que cuando el nivel de desacuerdo de un cargo público, es enorme respecto a su partido, lo que debe de hacer es irse. Pero hay asuntos en los que me parece a mí que los diputados tienen derecho a disentir.
La cuestión es cómo lograr el equilibrio entre la libertad de conciencia y la disciplina, pero sobre todo lo que me parece más importante es que al final sea el diputado o senador quien responda en cada momento ante sus electores y sean estos los que en virtud de las decisiones que vaya tomando ese cargo electo decidan si quieren que les continúe representando o no.
Pero volviendo al problema del PSC, me parece a mí que si este partido ha ido perdiendo el apoyo de los votantes ha sido precisamente porque les ha abandonado, porque ha dejado que pesara más su alma catalanista sobreponiéndose a su alma socialista. Los votantes socialistas no esperan que el PSC sea más independentistas que CiU o Esquerra, sino que de verdad cumplan con su obligación que es la de defender un modelo social más justo, que luchen porque no se desmantele el Estado del bienestar, en definitiva que se preocupen de los problemas reales.
El PSC siempre ha jugado un papel integrador en la sociedad catalana, pero desde que participó en el gobierno tripartito ha ido de mal en peor. No lo tiene fácil Pere Navarro, aunque, insisto, también habría que pedirles coherencia a sus compañeros díscolos.
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