Noticias de Cantabria
03-11-2014 14:54

Cosa de abogados

El lento desfile de representantes de las difuntas Cajas de Ahorro (cuando escribo esto, oigo y veo a un representante de la difunta Caja España en una cadena de televisión, lamentándose de la muerte de su entidad y sin saber muy bien quienes, cuanto, cómo y dónde se usaron tarjetas en su entidad, aderezada con un no sé que de la protección de datos) me hace ver a menudo que a los periodistas les faltan una clases de formación jurídica........

El lento desfile de representantes de las difuntas Cajas de Ahorro (cuando escribo esto, oigo y veo a un representante de la difunta Caja España en una cadena de televisión, lamentándose de la muerte de su entidad y sin saber muy bien quienes, cuanto, cómo y dónde se usaron tarjetas en su entidad, aderezada con un no sé que de la protección de datos) me hace ver a menudo que a los periodistas les faltan una clases de formación jurídica y de técnica de interrogatorio. Un entrevistado bien placeado, desorienta con notable facilidad al entrevistador. Así, en relación con el mismo tema, comparecía un representante de la difunta Caja de San Fernando ante los medios y afirmaba rotundamente que en Caja San Fernando no ha habido tarjetas negras. Un abogado, incluso de poca experiencia, le habría contestado con un: ¿las habría de otro color? ¿había control en los gastos? ¿hay pagos en El Corte Inglés, Carrefour o Mercadona?, ¿hay pagos en clubs de lucecita encarnada? En fin, hace tiempo que yo solo creo a una contabilidad bien interrogada y las declaraciones de quien sea, sino se paran por la prueba del algodón o del nueve, de la auditoría ampliada, a menudo no son otra cosa que la exculpación de un presunto. Decía un tal Blesa que lo suyo era una “retribución voluntaria de disposición variable” y que él no sabía nada, imperturbable tras su magnífico traje. D. Aurelio de Llano, ilustre y sabio magistrado en Cantabria y maestro en varias generaciones de abogados, repetía siempre lo mismo: que al juzgado había que ir con el mejor traje, que la predisposición a absolver a una persona bien vestida era inconsciente: que nunca permitiéramos ir vestido de cualquier manera a un cliente. Bueno, algo de eso debían saber los de la red Gürtell, cuando se gastaban su pasta en trajes. Y algo de eso debía de intuir Blesa y Cías cuando comparecen ante los jueces. Decía Edgar Neville que nada adelgaza tanto como un traje azul bien cortado. La mejor defensa es un buen traje, podemos decir hoy, a la vista de la indumentaria de todos esos que no pasan casi nunca de presuntos, y el mejor defensor, un buen sastre.

Ya sé, que cuando toma la sopa boba en camión cisterna como la tomaban, en el lote van los trajes, pero bueno, no está de más señalarlo. De lo que no creo que se les pueda acusar a esta pandilla, es de misoginia, pues es difícil acusar de ello a quienes han incorporado a su código amoral el argumento central del club de las esposas tontas, esas que no se enteran de nada (hasta el día de liquidación de gananciales). Que quien ha llevado a la quiebra a tanta entidad financiera del Estado, y los compañeros de correría digan que no sabían nada, como la Pantoja y otras celebridades, resulta inmoral y amoral, sobre todo cuando son los mismos que justificaban la estafa con las preferentes a los viejos, diciendo que los ancianos “no eran ignorantes financieros”, que dijo el tal Blesa en su comparecencia ante el Juzgado.

O sea, que los miles de estafados con las preferentes no eran ignorantes financieros, pero ellos, responsables de la quiebra de la entidad, no sabían lo que pasaba y el dinero de las juergas, cacerías, putas y demás entretenimientos era una especie de derecho de pernada por ser unos bien nacidos. 

Con razón hoy el presidente del Tribunal Supremo ha causado estupor general cuando ha declarado eso de que nuestro sistema procesal-penal está pensado para los roba gallinas y no para los delincuentes económicos. 

 

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