Comunicando.
En los "pasillos" del Congreso hay muchos diputados populares que se atreven a decir que "el Gobierno tiene un problema de comunicación".
No son los únicos. Incluso entre las huestes mediáticas del PP se opina lo mismo. Y ya puestos hasta en las filas de la oposición coinciden en que el Gobierno se explica mal.
A mí esta "canción" me suena. La he escuchado repetidamente a lo largo de mis muchos años dedicada al ejercicio del periodismo. Lo he oído decir indistintamente de gobiernos socialistas y gobiernos del PP y siempre he pensado que más allá de las habilidades para la comunicación el verdadero problema no es cómo se comunica sino lo que se comunica. Y lo que se comunica es tan desolador que aunque fueran los portavoces del Gobierno Bradt Pitt o Angelina Joly, nos deprimiríamos igual.
El problema de Rajoy y los suyos es que muchos españoles habían creído que el PP tenía la fórmula de la pócima mágica que acabaría con todos los problemas. Cinco meses después de que hayan llegado al Gobierno no es que España tenga los mismos problemas, es que se han agravado y estamos peor, mucho peor que con el inefable Rodríguez Zapatero.
Rajoy viene saltándose a la torera todo su programa electoral y por más que lo justifica por "la herencia recibida" está llegando un momento en que ese "mantra" ya no convence al personal. En realidad, ya digo que el problema es que lo que se "comunica" desde el Gobierno no gusta. Algunos creen que el quid de la cuestión es comunicar mejor olvidándose de que no se trata del continente sino del contenido.
Por eso me irritan algunas criticas "entre líneas" a la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, como si de ella dependiera que no nos sobresaltemos cuando la prima de riesgo tiene un subidón. Aunque Carmen adornara la información el resultado sería el mismo: la prima de riesgo está por las nubes pese a que hemos tenido que aceptar que rescaten a nuestros bancos.
Tampoco me parece a mí que sea culpa de Carmen Martínez Castro esa alergia que el presidente parece sentir por los medios de comunicación, su incomodidad manifiesta ante los periodistas. Por más que Carmen le pueda aconsejar al final, el que tiene que dar la cara es Rajoy. En fin, que creo que tanto Carmen Martínez Castro como su segunda de abordo, Consuelo Sánchez Vicente, hacen lo que pueden, pero no es responsabilidad de ellas lo que hace o deja de hacer el Gobierno y mucho menos que el presidente y los señores ministros le pongan más chispa a la hora de decirnos que España va a ser rescatada, pongo por caso, porque maldita la gracia.
Cuento esto porque me parece injusto que se critique cómo comunica el Gobierno y no qué comunica el Gobierno. Buscar culpables a los que achacar que Rajoy y los suyos están perdiendo el apoyo de la gente a cuenta de la comunicación es una manera infantil de engañarse a si mismos.
Aquí somos todos mayorcitos, y el problema del Gobierno es, en primer lugar, de transparencia que no de comunicación, en segundo lugar de que lo que están haciendo no convence a la sociedad, y en tercer lugar que el presidente se escaquea cuanto puede a la hora de dar la cara y contar a los ciudadanos lo que pasa. Rajoy es de los que creen que con estar en el despacho trabajando ya cumple, pero en democracia los políticos se tienen que explicar a diario.
A mí, cuando escucho dilucidar sobre los problemas de comunicación del Gobierno no sé por qué me empiezo a acordar de los chistes de Gila teléfono en mano. Ya digo ni con Bradt Pitt podríamos digerir la que está cayendo.
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