Cien años del vuelo de Barcelona a Palma
El aeropuerto de Son San Joan de Palma de Mallorca es el 3º de España y 12º aeropuerto de Europa, con casi 25 millones de pasajeros al año, que viene o van desde todas las partes del mundo, especialmente Europa y España. Pero serán muy escasos los que hayan pensado cuándo se realizó el primer vuelo y quien fue el piloto.

Y el primer vuelo que unió la Península con Palma de Mallorca se produjo hace un siglo; exactamente, fue el 2 de julio de 1916 y lo realizó el piloto trasmerano, Salvador Hedilla Pineda (Castillo-Arnuero, 1882-Barcelona, 1917), a bordo de un aeroplano de su invención y construcción, el Hedilla Monocoque II “Pujol nº 5”, con un motor rotativo Le Rhône de 80 CV de potencia, y aterrizó en un escampado, hoy ocupado por el referido Aeropuerto de Son Sant Joan, con lo que ganó merecidamente la Copa del Mediterráneo, trofeo en oro y sobre peana de ébano, donado por el Rey Alfonso XIII.
Pensaba Hedilla realizar la travesía en su aeroplano con una barquilla adaptada, a modo de hidroavión, pero las pruebas no fueron satisfactorias y decidió realizarlo con el referido aeroplano, afrontando los riesgos que ello llevaba aparejado y teniendo que volar muy alto, pues se presentó ese día abundante nubosidad, fuerte viento de Levante y bastantes turbulencias. Pero consiguió llegar a divisar la isla mallorquina y ya en la pequeña islita de Dragonera, se encontró con excursionistas que se habían trasladado a la misma para ser los primeros en avistar al aviador.
Estaba previsto que aterrizase en Can Perantoni, pero se lo encontró atestado de gente que deseaba presenciar este hito aeronáutico y ante el riesgo que ello podría suponer para aquella multitud enfervorizada, debió hacerlo más lejos, curiosamente en el mismo espacio que hoy ocupa su aeropuerto; y en días posteriores, aún Hedilla realizó varios vuelos demostrativos de su buen hacer aeronáutico, lo que cautivó a los palmesanos, que siguieron cada día sus evoluciones por el aire de la bella ciudad de Palma de Mallorca.
El piloto montañés recibió homenajes y banquetes y el Ayuntamiento de Palma de Mallorca, promotor del vuelo, solicitó al Gobierno de España alguna condecoración para el aviador por la gesta que había realizado; recibió por ello la Cruz de Plata de la Orden de Isabel la Católica. También el Ayuntamiento de Palma acordó erigir un monumento en el lugar de este aterrizaje y allí sigue después de un siglo, recordando la gesta del aviador trasmerano.
Aún tuvo tiempo Hedilla de diseñar un plan para unir regularmente Barcelona y Palma por los aires, proyecto que quedó inconcluso por su trágica muerte en accidente de aviación el 30 de octubre de 1917 en el Prat de Llobregat; tres años después, en 1920, se realizaría un nuevo vuelo, el primer vuelo Barcelona-Palma que iniciaría una vía aérea que hoy se extiende por todo el orbe y que mueve unos veinticinco millones de pasajeros, lo que da idea de a dónde ha llegado el granito de arena que puso nuestro audaz paisano
Como escribiría el periodista Jaime Ferrer Oliver, en La Almudaina, de Palma de Mallorca, “¡Salvador Hedilla! Los hijos de Mallorca tendrán siempre un recuerdo para ti”.
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