Algunos riesgos de la llamada economía colaborativa
Hace unos meses el analista Juan Requejo publicaba en una revista denominada Facua, un artículo titulado la Marabunta (se puede localizar en Google). Analizaba en el cómo en determinados aspectos las plataformas de alquiler, que se incluyen en eso que hemos venido a llamar economía colaborativa, ocasionaban en algunos casos el colapso de pueblos y ciudades.
Hace unos meses el analista Juan Requejo publicaba en una revista denominada Facua, un artículo titulado la Marabunta (se puede localizar en Google). Analizaba en el cómo en determinados aspectos las plataformas de alquiler, que se incluyen en eso que hemos venido a llamar economía colaborativa, ocasionaban en algunos casos el colapso de pueblos y ciudades.
Decía en el artículo que una cigarra no es peligrosa, pero que una marabunta, que es un enjambre de cigarras, destroza y acaba con todo allí por donde pasa y que a menudo es la forma en que se comportan las plataformas de alquiler. Pone como ejemplo puntual el pueblo de Conil de la Frontera, en el que ya casi no quedan habitantes autóctonos, sino que han sido sustituidos por una colonia de transeúntes en constante cambio y renovación, que han acabado con la esencia de aquella localidad.
Se publican estos días en la prensa noticias relativas a que ocho grandes ciudades europeas, entre las que se encuentra Madrid y Barcelona, se han puesto de acuerdo para solicitar a las autoridades de Bruselas, que tomen medidas en la regulación de estas nuevas formas de arrendamiento de turismo, por considerar que algunas de sus consecuencias, son muy perjudiciales para algunos de los equilibrios de la vida urbana tal como la hemos venido conociendo. Por ejemplo son preocupantes las noticias, que cada vez más a menudo aparecen en la prensa, de que en ciudades como Madrid y Barcelona, se está alterando el mercado de alquileres de viviendas, porque una parte importante de su parque se han sacado de su mercado habitual, obligando a los potenciales clientes urbanos a desplazarse al rigor de la periferia próxima al chabolismo, desplazamiento que yo supongo que se va produciendo en cadena, esto es la clase media los barrios, los habitantes de los barrios a la periferia y estos últimos a donde puedan. Por supuesto la recaudación fiscal que se obtiene de estas nuevas formas de uso, son mínimas, esto es somos los demás quienes asumimos los costes de los servicios en su doble vertiente de incremento del gasto y de degradación del servicio.
Los cambios sociales hoy se producen a golpe de clic y hemos visto el crecimiento exponencial que en los últimos años han tenido el turismo de estas plataformas. En el último verano veíamos que algunas de las consecuencias de esta multiplicación en nuestras Islas, habían llevado aparejado que no hubieran podido cubrirse las plazas sanitarias precisas, por la incapacidad de los aspirantes al trabajo, de encontrar vivienda asequible, pues una de las consecuencias de esta forma de turismo es el incremento del precio de los alquileres y la salida de las viviendas del mercado de para fijo o temporada. También hemos visto impresionantes escenas de gente durmiendo en terrazas de edificios, alquiladas para dormitorio, lo mismo que el crecimiento del mercado de furgonetas para los mismos usos supuestamente utilizadas por personal de hostelería.
El BIG data genera a menudo nuevas formas en la economía tradicional en la que los ganadores de ayer son los perdedores de hoy. El enfado de los taxistas que a menudo pagaron elevadas cantidades por sus licencias es evidente ante la invasión de nuevas formas de transporte. En un momento en el que la sociedad clama por la recuperación del nivel retributivo de los salarios, vemos cómo estas plataformas están, en parte, detrás de la bajada de los salarios en sectores como el de la hostelería hotelera, que en su lucha para mantener la cuota de mercado turística, amenazada por el turismo masivo low cost en viviendas privadas, a menudo acuden a bajar las retribuciones del personal más indefenso como son las conocidas Jenis, sometidas a menudo a condiciones de trabajo oprobiosas, aunque no seré yo quien diga que esta es la única causa. Se podrían seguir citando sectores y efectos, pero me limito a hacerlo con dos de los que son sobradamente conocidos por todos, y conste que lo cito solamente como reflexión y sin tomar más partido que el de la toma de conciencia, señalando que quienes a menudo llegan tarde son los políticos que tenían que preverlo y regularlo.
La historia de la economía siempre está plagada de ganadores y perdedores y en la libertad de comercio muy a menudo los que se benefician del arancel o de la protección son los primeros que sufren cuando estas medidas protectoras desaparecen. Haciendo crónica pretendidamente graciosa recuerdo al lector, que mientras los espárragos no vinieron de China o del Perú sólo podían tomarse en las bodas.
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