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Opinión 01-12-2018 07:00

XL Aniversario de la Constitución Española

El 6 de diciembre de 1978 estuve presidiendo una mesa electoral en el Instituto “Marqués de Santillana” de Torrelavega; los españoles estábamos votando en referéndum el proyecto de Constitución que los políticos de entonces habían aprobado y nos presentaban a todos los ciudadanos. Ese día sentí el orgullo de ser español y quizás la incertidumbre de qué decidirían los españoles.

Ya en esos tiempos ejercía la docencia en Torrelavega como profesor de Historia y durante décadas he estado explicando la intrincada historia del Constitucionalismo en nuestro país, que ha tejido y destejido constituciones; que ha impuesto y derribado textos de constitución y que, ¡por fin!, nos ofrecía una Constitución pactada y consensuada por la gran mayoría de los políticos de ese tiempo, hace ya cuatro décadas.

Y les he ido explicando a mis alumnos de los sucesivos cursos, todas las Constituciones que ha habido en nuestro país y las “seudo constituciones” que también nos han llegado a imponer y les cito, de pasada y sin ser exhaustivo, como recordatorio:

- Constitución napoleónica de 1808
- Constitución de Cádiz de 1812 (La “Pepa”)
- Estatuto Real de 1834
- Constitución Española de 1837
- Constitución Española de 1845
- Proyecto constitucional de 1852
- Constitución no promulgada de 1856
- Constitución Española de 1869
- Proyecto de Constitución Federal de 1873
- Constitución Española de 1876
- Proyecto de Constitución de 1929
- Constitución Española de 1931
- Leyes Fundamentales del Reino (1938-1977)
- Constitución Española de 1978


Lógicamente, todo este intrincado juego constitucional, nos lleva a pensar claramente que es reflejo de las tensiones sociales y políticas que hemos sufrido en España en los siglos XIX y XX, incluidas cinco guerras civiles que han dejado muchos jirones en la historia de nuestro país.

Pues hace cuarenta años, el resultado de aquel referéndum, cuya pregunta era “¿Aprueba el Proyecto de Constitución?”, fue del 87,78 % de votos afirmativos, lo que demuestra el ansia y hambre de democracia de los españoles de aquel tiempo. España votó mayoritariamente un sí rotundo a nuestra Constitución Española.

Las cinco Comunidades Autónomas que más afirmativamente votaron fueron Canarias (91,89 %), Andalucía (91,85 %), Murcia (90,77 %), Cataluña (90,46 %) y Baleares (89,46 %); por el contrario, las tres Comunidades Autónomas con menos votos afirmativos, fueron País Vasco (69,11 %), Navarra (75,70 %) y Cantabria (83,50 %). Cantabria, ¡Quién lo iba a suponer!.

No puedo olvidar en este momento a los llamados padres de la Constitución: Por Unión de Centro Democrático, Gabriel Cisneros Laborda, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y José Pedro Pérez-Llorca Rodrigo; por el Partido Socialista Obrero Español, Gregorio Peces-Barba Martínez; por el Partido Comunista de España, Jordi Solé Tura; por Alianza Popular, Manuel Fraga Iribarne; y por la Minoría Catalana, Miguel Roca i Junyent. Tampoco debiéramos olvidar a sus impulsores y muñidores: Torcuato Fernández-Miranda, Adolfo Suárez González, Fernando Abril Martorell, Felipe González Márquez, Alfonso Guerra González y Santiago Carrillo Solares, entre otros, que nos dieron ejemplo de diálogo, negociación y concordia y de los que podrían aprender algo nuestros actuales y mediocres políticos. Y de forma especial, al Rey Juan Carlos I, quién habiendo heredado todos los poderes de Franco, renunció a los mismos para devolver la soberanía nacional a los ciudadanos españoles.

También recuerdo haber visitado el Senado a finales de ese mes de diciembre de 1978, de la mano del entonces Senador torrelaveguense, Ricardo Bueno Fernández, precisamente el día en que disolvieron las Cortes Españolas y se firmó por el Rey Juan Carlos I la Constitución Española, promulgándose la misma.

Y afirmar, sin titubeos, que esta Constitución Española nos ha permitido disfrutar del mayor periodo de paz, prosperidad y proyección internacional desde los orígenes de la España de los Reyes Católicos.

 

 

(NB.- En la imagen, el librillo del proyecto de Constitución que utilizamos los españoles ese día y que he seguido usando durante estas cuatro décadas, ya algo desgastado por su uso)

 

 

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