Sostenibilidad y reposición de arena en La Magdalena, por Javier Gómez-Acebo Lasso
En el agrio y largo debate sobre la construcción, paralización y retirada de las escolleras, surge a menudo la mención de la sostenibilidad, invocada como un mantra y por supuesto sin la menor aclaración de a que se refieren quienes la invocan, sugiriendo en unas ocasiones que la falta de sostenibilidad es por la pérdida de arena y daños medioambientales y en otras por el coste económico de su reposición.
Tengo la impresión de que en uno y otro caso la invocación es errónea o está indebidamente traída a colación. Generalmente se entiende que sostenibilidad es el equilibrio armónico entre sociedad y naturaleza. En el caso de la playa de la Magdalena se viene hablando de grave erosión, ocultando que realidad lo único que sucede, es, que el perfil natural de arena en la playa es 2 m más bajo que el que se consigue con los rellenos, de manera que la arena que se vierte delante del balneario se traslada con las corrientes a la zona de Peligros y a la recientemente nacida playa de la Fenómeno. La erosión es problemática cuando no hay arena para reponer por carecer las playas o costas de reposición natural, como sucede en Ondarreta o en Ríazor.
En la Bahía de Santander no tenemos ese problema, sino el contrario, pues sobran centenares de miles de metros cúbicos de arena, arena que se siguen acumulando pues en cada temporal pueden llegar a entrar hasta 70.000 m³ que con la falta de drenaje de la bahía empiezan a acumularse en su interior y además a aquellas, que hay que sumar las procedentes de las rías de Cubas, Solía y Tijero. Basta recordar que el Puntal ,en las últimas décadas ha crecido 500 m. También en estas últimas décadas las playas de Peligros y Fenómeno han crecido desmesuradamente, procedentes sus arenas, mayoritariamente, de las que previamente han sido vertidas en torno a la zona del balneario.
Tendríamos problemas de sostenibilidad si nos faltara arena, pero es que es necesario recordar que el problema que tiene nuestra bahía es el contrario, por la falta de drenajes suficientes. No obstante, procede recordar que, en los últimos 20 años, la Autoridad Portuaria ha dragado más de 3 millones de metros cúbicos, la mitad en tareas de nuevo establecimiento, y la otra mitad en dragado y mantenimiento de canales y muelles para conservar o aumentar calados. Estas arenas son vertidas frente a Santamarina si son de las mismas características o frente al Cabo de Ajo en altamar. A mi modo de ver este exceso de arena puede generar un problema de sostenibilidad, sólo en el supuesto de que no sea gestionado con corrección, como evidentemente está sucediendo a la vista del crecimiento del Puntal, Peligros y la Fenómeno.
En otro aspecto se invoca la sostenibilidad porque el coste de acarreo de arena puede rondar los 40.000 € anuales reponiéndola, como se viene haciendo en los últimos años, en camiones desde la Fenómeno -Peligros para la zona del balneario. En esto sí que observó un auténtico problema de gestión y falta de colaboración entre administraciones. Lo sensato y prudente, sería la firma de un convenio de colaboración entre la Demarcación de Costas y el Ayuntamiento, para que los volúmenes de arena que aquella autorizara, los pudiera ejecutar el ayuntamiento con medios propios o contratados. No puedo dejar de recordarle al lector que el coste de limpieza de las playas en el municipio asciende a 950.000 € anuales y que la mayor parte de este coste procede de pasar un día sí y otro también los tractores y servicios de limpieza, a lo largo de unas playas inmaculadamente limpias la mayor parte del año, porque en invierno la afluencia a las mismas no sólo es mínima, sino en general de la gente más cuidadosa. El problema no es en consecuencia económico, el problema es de gestión y de imaginación. En la bahía hay arena suficiente para reponer en las playas cuantas veces sea necesario, y lo que es más grave a pesar de todo sobran centenares de miles de metros cúbicos que hay que drenar y arrojar en altamar a un coste mucho mayor. El problema, si se quiere llamar así a esa de falta de arena en la parte central, frente al balneario, es de unos pocos miles de metros cúbicos que se resuelve transportándolo en camiones sin ninguna dificultad, como se ha venido haciendo en estos últimos años. Transporte de coste económico marginal pues se puede ahorrar de la innecesaria limpieza invernal y sobre todo sin ningún daño medioambiental, pues es siempre la misma arena y no implica ningún dragado. Es muy difícil no pensar en la existencia de intereses ocultos cuando se rechaza la solución más sencilla.
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Comentarios(3):
entre unos y otros, al final nos quedamos sin playa
Algún día se sabrá la verdad. Qué no tengamos que esperar mucho.
Otra cosa que hay que hacer ahora es meter una excavadora y suprimir el antiguo mini-muelle delante del balneario cerrado, o al menos quitar el noray pequeño que sobresale, es raro que nadie se haya roto un pie todavía. La escollera, confío en que se quite.