Noticias de Cantabria
Opinión 24-04-2020 08:00

Separados al nacer, por Rubén Valverde

No nos hemos planteado seriamente la creación de un organismo fuerte, capaz de unir a Hispanoamérica y España bajo un mismo bloque, deuda que contrajimos con nosotros mismos desde el momento en que nos distanciamos.

 

 
       Es difícil expresar la opinión sobre algo en los tiempos que corren, con una sociedad radicalizada, divergente, poco crítica e incapaz de ver la amplia gama de grises existente entre el negro y el blanco.

 

Es por esto que, desde el luto, quiero aportar mi grano de arena hacia el consenso, hacia un futuro mejor, procurando no generar polémica o avivar conflictos, solo remover consciencias y estimularles para que piensen: ¿es este el futuro que realmente queremos?

 

 
     Desde hace unas semanas, la terrible pandemia que sufre el planeta ha permitido ver reacciones de lo más variadas en todos los ámbitos: político, económico, social, mediático… siendo algunas inesperadas y otras, sin embargo, francamente predecibles.


      A caballo entre ambos tipos de reacción, encuentro una de las que peor sensación me ha dejado, la referente a la Unión Europea, una institución a la que he defendido durante años, consciente del mundo multipolar que habitamos, donde cualquier Estado necesita la adhesión a un “bloque”, del mismo modo que el individuo requiere de la colectividad para sobrevivir.


      Mi decepción viene cuando, estando en la agónica situación en que nos encontramos, vemos a una institución pobre, incapaz de prever lo que viene después, de establecer medidas comunes y contundentes, de cohesionar a los distintos Estados que dan nombre a la “Unión” (apelativo del que empiezo a dudar) y, en definitiva, de poner orden en este gallinero.


      Entonces reflexiono y, doliéndome en el alma, reconozco que es todo un artificio, la Unión Europea no se sustenta en el sentimiento, en la necesidad de crear una casa donde crecer como una familia estable, en la que existan unas únicas normas, y donde todos nos cuidemos y defendamos. Al contrario, esta parece basarse en intereses creados y en la falsa necesidad de formar un paraguas bajo el que “controlar” a los Estados por el simple hecho de estar territorialmente cerca, como si eso prevaleciese frente a la infinidad de barreras de carácter económico, idiomático, cultural-identitario, histórico, filosófico e incluso, en menor medida,religioso.


         Nunca he sido una persona a la que le guste dejar cabos sueltos, y menos aún cuando cree haber entendido el problema y hallado una solución, pues, si cogemos todas esas diferencias que nos separan respecto a otros países miembros y, como si fuesen hebras, las trenzamos con las encontradas al otro lado del Atlántico, vemos que la cuerda que nos une es firme, que encajamos perfectamente, como si de dos secciones de un mismo ADN se tratase.


      Y no es de extrañar, pues a pesar de tener orígenes muy distintos, americanos y europeos respectivamente, hubo un punto en el que padres de ambos linajes se unieron, dando lugar a unos hijos mestizos, lamentablemente separados al nacer por las negligencias que sus mismos progenitores cometieron.

 

      Han pasado más de doscientos años desde entonces y los Estados resultantes de esta unión han preferido mirar hacia otro lado, dejándose influenciar por sus vecinos y creando lazos de dependencia que no corresponden sino a la familia. Algo hemos hecho mal en todo este tiempo,  cuando, por ejemplo, México parece haber olvidado la anexión de la mitad de su territorio nacional por parte de EE.UU., o España ha aguantado el contener una colonia británica aun estando bajo el mismo “mando político supranacional”, la Unión Europea; pero, sin embargo, no nos hemos planteado seriamente la creación de un organismo fuerte, capaz de unir a Hispanoamérica y España bajo un mismo bloque, deuda que contrajimos con nosotros mismos desde el momento en que nos distanciamos.

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Comentarios(2):

Rodrigo T. - 30-04-2020

Eso sería una buena opción, pero no pidas coherencia a la gente.

Paco - 26-04-2020

Ni de coña