Noticias de Cantabria
Opinión 06-09-2021 08:00

Progresía en el siglo XXI, por Alfonso Campuzano

El remate que se avecina con la llamada Memoria Democrática "segunda parte de la sectaria Memoria Histórica", es retroceder a la sombra del Medievo mediante el enmudecimiento de todos los historiadores hispanos y extranjeros.

Fue a mediados de los años ochenta cuando el horizonte político se vio ampliado a través de la niebla al descubrir que la legislación emanada de las urnas se podía intervenir de tal manera que fuera una aliada más, y nunca enemiga, buscando la fórmula ideal para soterrarla ante los ojos de los seres humanos, mientras la hacían parecer como que fuera igual para todos, a la vez que se transformaban empresas destinadas a parecer lo que en realidad no eran ni pretendían serlo.

Las fumarolas de distracción estaban a la orden del día sin olvidar que continúan sin ser enterradas, porque a todos los gobiernos les sirven como defensa interesada, muy necesarias para no tener que sufrir auditorías ni inspecciones engorrosas, eso sí, engrasando el engranaje de la correa de transmisión para no perder ni un solo céntimo. Porque ¡hay del momento en que se fractura! Todo son desventuras que cuentan hemerotecas y videotecas.

Así que hay que disponer de un insistente diario ejercicio de buen estilo para saber leer entre líneas, lo mismo que entretener al personal sumiso y votante en genuflexión permanente, con o sin vaselina a mano, haciendo alarde de definiciones vacuas como multinación, nación de naciones, nación multinivel, plurinación, etcétera, que atraigan a melindrosos, mientras se deja de lado la reflexión.

Es habitual repicar diferentes canciones con la misma letra para hablar del nacimiento de una hegemonía de hogaño cuando antaño no existía ni se la esperaba, desde el tiempo de la España romanizada, incluso desde el siglo XIII, donde no existían catalanes ni vascos, ya que estaban sumergidos en el conjunto, y sin destacar. Pero la siembra política ha dado con la falacia fructificada que se esperaba: ?lo pide el pueblo?. Y así.

No pierde comba cuando su proyección de futuro está bloqueada por un pasado mezquino y rancio añora ser protagonista con el disentimiento exponencial en la provechosa búsqueda de la desigualdad de los sexos, ya no uno, sino varios y variedades.

Sin olvidar que lo sangrante, incluso evidente, con el paso del tiempo, es que se le ha visto el plumero: la ley, legislada por políticos, no para ellos, sino para los demás, pero a quienes, si llega el caso ?llegado ha?, pueda procederse al archivo de la causa por dejación de funciones durante las instrucciones judiciales, o bien al indulto, que nunca ha servido para nada ni servirá y, sin rechistar, vuelta a empezar. Es lo que vulgarmente se llama, aunque no se llame, corrupción institucional.

El progresismo del que tanto se habla y escribe se ha traducido en un continuismo revisionista y resentido, anclado en el pasado, vampiro y perverso sexual al exhumar el cadáver de un Jefe de Estado preconstitucional "fallecido 44 años antes", muy parecido a imágenes que muestran las hemerotecas de los años treinta del siglo pasado. Se habla, en mentideros más o menos políticos, de volver a por la segunda exhumación, también con un escenario parecido a una ceremonia masónica.

El remate que se avecina con la llamada Memoria Democrática "segunda parte de la sectaria Memoria Histórica", es retroceder a la sombra del Medievo mediante el enmudecimiento de todos los historiadores hispanos y extranjeros.

Alguien tendrá que hablar ex cathedra para evitar un bochornoso futuro a nuestros descendientes.

Sé el primero en comentar