¡Primero ordeñaron y después fueron a exigir sus derechos!, por Pedro Arce Díez

Ha habido que ordeñar muy pronto hoy y atender el ganado, para después coger el tractor y encaminarse hasta Santander, donde inundaron las calles, con la admiración, el reconocimiento y el apoyo de miles de santanderinos y otras gentes venidas de toda la región.

Allí pudimos ver al Consejero Guillermo Blanco, siempre atento a los problemas del campo montañés y a otros muchos alcaldes y conocidos de toda Cantabria; y algunos otros políticos que andaban a ver si les cazaban en alguna foto, ya se sabe.

Los tractores eran conducidos por sus dueños, de todas las edades, aunque predominaban las personas jóvenes e ilusionados, algunas mujeres que buscaban con sus pancartas hacer llegar a la opinión pública la situación del campo montañés, de donde salen los productos que después consumimos en nuestras mesas, pues un vaso de leche sale del esfuerzo diario de los ganaderos, que no tienen fiestas ni fines de semana y solo piden que se les retribuya adecuadamente y que las empresas no abusen de su fuerza y poder…

Hay un detalle que me llamó poderosamente la atención. Cuando observo manifestaciones en nuestro país, sólo veo banderas rojas de los sindicatos “de clase” y a veces hasta la bandera republicana; en otros países de Europa, he observado siempre la bandera de su respectivo país. Pero en esta manifestación pacífica, ordenada y reivindicativa, los tractores iban adornados con las banderas de España y Cantabria… ¡Es un ejemplo!

Se han reunido con la delegada del Gobierno en Cantabria a quien han entregado un escrito reivindicativo. El Gobierno central ha legislado esta semana algunos aspectos respecto a la cadena alimenticia, especialmente a lo que hace referencia a los pagos de sus productos a quienes con su sudor los producen; otra cuestión es saber cómo se va a articular esa cuestión o va a seguir como hasta ahora que los ganaderos y agricultores se ven indefensos ante las empresas que se lo pagan como quieres y cuando quieren…

Después de este éxito, restará por ver qué efectos tendrá a medio plazo; si da resultado, nuestros ganaderos y agricultores seguirán labrando nuestras tierras, pastoreando nuestros animales y ofreciendo los mejores productos para que lleguen a nuestra mesa. Si, por el contrario, no se atienden sus reivindicaciones, veremos como él éxodo rural sigue, nuestros pueblos se quedan vacíos y solo habitarán en ellos los viejos y acabaremos comprando lo que producen en otros países donde la mano de obra es irrisoria… ¡Después, no nos quejemos!