Pedro, mentiroso “cum fraude”,
“Ayer, en clase de educación de adultos, y a petición de parte del alumnado, hicimos una clase monográfica sobre "el plagio" en general,…”.
Desde hace días, los medios de comunicación están destrozando la presunta honorabilidad del plagiador presidente, si es que alguna vez existió, pues ahora lo dudo. Cientos de calificativos “crucifican” al presidente, Pedro, el mentiroso. Hasta en el nombre coincide con el famoso pastor del cuento que mentía y mentía al grito de “¡el lobo, el lobo, que viene el lobo!”, pero el lobo nunca llegaba hasta que un día las cañas se volvieron lanzas y el lobo hizo de las suyas. Algo así le sucederá a Pedro Sánchez, el mentiroso. ¿Apostamos?
Tristemente, con su actitud ha cubierto de “gloria” a la Universidad Camilo José Cela de Madrid. Pero no solo pasa en esa universidad. ¡Ay si echáramos un ojo detenido a cientos de tesis, trabajos de fin de máster e investigaciones varias! Con ello no pongo en duda la seriedad de muchos doctores que sí la tienen y lo demuestran. Tan solo algún investigador “mendrugo” incurre en esos engaños, con el consiguiente desprestigio.
Ahora resulta que el tal Pedro "cum fraude", el mentiroso, miente más que habla y lo hace a cualquier hora y en cualquier circunstancia. Todo un experto. En el tema de la mentira sin sonrojarse; hasta tiene la rara habilidad de decir una cosa hoy y otra mañana, o pasado mañana a todo más tardar. Es de esa generación de malos políticos y peores dirigentes que aciertan cuando rectifican.
Cada día me molestan más los catedráticos de la estupidez, sobre todo si forman parte de esa secta urbana de "pijos relamidos" y "aparatosos gaznápiros". Decía William Shakespeare que "con el cebo de una mentira se pesca una carpa de verdad", pero en el caso de Pedro "cum fraude", se puede afirmar que "De todas formas de engañar a los demás, la pose de seriedad es la que hace más estragos", solía explicar Santiago Rusiñol. Vamos a entrecomillar las citas textuales no sea que me apunten con el dedo, pues no quiero ser alumno de Pedro, el mentiroso, ni en broma; además, siempre "es conveniente decir la verdad para que te crean cuanto mientes". Y razón tenía Jules Renard, escritor y dramaturgo francés.
Su falsa tesis doctoral es un claro ejemplo del “copieteo” más vulgar, párrafos desconectados para el lector, ajuste recortable e inadecuación de los escritos al objetivo perseguido. Ayer, en clase de educación de personas adultas, y a petición de parte del alumnado, hicimos una clase monográfica sobre "el plagio" en general, sin centrarlo exclusivamente en la tesis de Pedro, el mentiroso. Lo que sí hicimos fue coger textos y enseñar al alumnado a detectar un plagio y un engaño de ese tipo. A falte del PlagScan, utilizamos el sistema más sencillo y a mano que teníamos: texto copiado, pegado y encontrado en su lugar de origen, que es lo que hacemos los profesores cada vez que encargamos algún trabajo. Siempre he dicho que el doctor Google es más listo que Pedro, el mentiroso, y más preciso.
Nuestro presidente, `okupa` de Moncloa -- no sé por cuánto tiempo-- sigue siendo rehén de su oscuro y nefasto pasado, de sus mentiras al propio partido y a la ciudadanía, así como de oscuros episodios en Caja Madrid; tan oscuros que, incluso, fue uno de los máximos culpables e irresponsables en el tema de las fraudulentas subordinadas y preferentes.
La ciudadanía ya no duda de que estamos ante un gaznápiro y un energúmeno capaz de vender cualquier cosa o a cualquier persona, además de mentir con tal de poder mirarse al ombligo todas las mañanas en el Palacio de la Moncloa. No duden ni por un momento de que Pedro, el mentiroso "cum fraude", es un peligro público, como lo es su ministra --Carmen Calvo-- también capaz de decir mil y una sandeces seguidas sin respirar y sin ruborizarse.
Como decía ayer un catedrático de CC. Políticas, no recuerdo de qué universidad: "A ver si vamos a estar ante un burdégano, en vez de ante una persona seria y responsable". Pues eso.
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