¡Mal camino has elegido, Lola!
La ciudadanía está harta de que el Gobierno socialista se adapte a la conveniencia y no a la realidad.
En la rueda de prensa reciente, la ministra de Justicia, Dolores Delgado, no ha convencido a nadie. Es tal el grado de mentira en que ha incurrido el Gobierno y sus componentes que nadie les cree. Quienes iban a regenerar el panorama político, lo han degenerado como nunca. Y para guinda del pastel, sale el presidente de la Organización de Estado Americanos (OEA) y dice que "Rodríguez Zapatero es un imbécil" por decir lo que dice sobre Venezuela y el régimen dictatorial de Maduro.
No entraremos en valoraciones, pero en España ya conocíamos que era gafe y que no es la persona más idónea para encarnar misiones de calado. Juzguen ustedes: de momento en la OEA está que trinan. Tampoco es de recibo que el Gobierno español solicite que se retire el calificativo lanzado contra Zapatero; la ciudadanía está harta de que el PSOE diga una cosa en la oposición y otra en el Gobierno. Ya está bien de hacer de Marx, no de Karl sino de Groucho. No se imaginan como hablan de Zapatero en la oposición venezolana: empezando por traidor, siguiendo por corrupto colaborador y acabando por despreciable.
Ahora resulta que hay más grabaciones a la ministra de Justicia, coincidiendo con un encuentro informal con el excomisario, José Manuel Villarejo. Tal filtración es clara y en ella se oye perfectamente a Delgado --fiscal de la Audiencia Nacional por aquel entonces-- decir que el actual ministro --Grande Marlaska-- es un "maricón". Sin duda, la todavía ministra decía la verdad --según se reafirma-- pero lo que no es de recibo es el tono áspero, despectivo, homófobo, retrógrado y cavernario en que lo dijo. Como tampoco lo era el ambiente en que se desarrollaba la conversación.
Dice Tribuna de Valladolid lo siguiente: "Estos audios revelados por el medio Moncloa.com se unen a otras grabaciones sobre una comida de agradecimiento que Villarejo, hoy en prisión preventiva, dio por la concesión de una medalla al mérito". Si Sánchez - presidente "cum fraude"-- hubiera seguido este criterio a lo largo de su tesis, no hubiera incurrido en la atrocidad investigadora de la que hoy se le acusa.
Por mucho que la ministra comparezca en el Congreso va a ser muy difícil que borre la mala imagen que se ha creado. Prueba de ello es que ni siquiera sus compañeros le apoyan y, mientras tanto, el jefe se va de vacaciones. Nadie duda de que será la tercera ministra que dimita. No hay otro camino. Ya se sabe que "Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto". Y a esta ministra no podemos tomárnosla en serio.
En la rueda de prensa ha demostrado su inseguridad y su no saber qué decir; prueba de ello es que arrastraba la "e" en su difuso pensamiento, su planteamiento desordenado y su actitud acobardada. Pedro Sánchez, el presidente "cum fraude", camina por un campo de minas peligroso y eso le pasa por contar con personajes de dudoso pelaje. Éste caso de la ministra Delgado no va a ser el último que explote en el seno del Consejo de Ministros. Al tiempo. ¿Se acuerdan del ministro de cultura, el tal Màxim Huerta? Fue el que inició el camino y resulta que era un defraudador aunque supo desandar el camino y ponerse en segundo plano.
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