La otra España vaciada, por Javier Gómez-Acebo Lasso
No me refiero con este título al libro de Sergio Molino, que, por cierto, al suyo no lo tituló así, fue la editorial quien puso ese nombre para hacerlo más comercial, como sucede con algunas películas extranjeras que cuando se estrena en España su título no se parece nada al original. Con el título de este artículo me refiero a la España competencialmente vacilada....
Con el título de este artículo me refiero a la España competencialmente vaciada, a esa España desconocida por la mayoría de tratadistas con título de mecánicos de coche, antiguamente de seleccionadores de fútbol.
Esporádicamente los españoles de algunas comunidades autónomas lanzan sus quejas porque los de otras tienen más y mejores derechos. Unas veces por exenciones tributarias si se comparan con la comunidad madrileña, otras por ciertas ayudas para sobrevivir en la miseria, a menudo abundante si se habla de Andalucía o de Extremadura.
Antiguamente se aplicaba la legislación del Estado sin distinción territorial, a excepción de la singularidad navarra y vasca con lo suyo. La desaparición del Estado, producida ante nuestros ojos, nos ha venido pasando desapercibida. Cuando la unidad del Estado, física y competencial comenzó a desgajarse cada vez que se aprobaba un estatuto autonómico, unos y otros no veíamos el momento de hacer lo mismo. Así vimos a la Rioja constituirse en Comunidad Autónoma con menos habitantes que un municipio de segunda de la comunidad madrileña. No éramos conscientes de que cada vez que se aprobaba un estatuto autonómico el Estado se iba reduciendo competencialmente hablando.
Como cuestión pintoresca, merece la pena recordar que, en el reparto de ministerios del actual Gobierno de Coalición, el Ministerio de Sanidad casi ni contaba. Un Ministerio sin competencias y escasamente con 1200 funcionarios a su servicio servía para poco. Para hacernos una idea, solamente la Comunidad de Madrid tiene unos 85.000 empleados en el sector sanitario. Si le sumamos los de las demás comunidades autónomas se ronda un total de unos 400.000 empleados, incluyendo como es obvio personal funcionario, estatutario y contratado.
Hasta el momento de declararse el estado de alarma, el Estado carecía prácticamente de competencias y de presupuesto, por estar estos transferidos a esas Comunidades Autónomas. Por ello, es por lo que hemos visto que los presidentes de unas y otras hacían acopio de materiales sanitarios, porque esas eran las competencias que habíamos desgajado del Estado mediante el sistema autonómico, cada comunidad se había encargado de hacer o no hacer recortes en la sanidad, no el Estado Central.
El Estado Central mantiene competencias básicas, pero cada comunidad las desarrolla a su gusto, como decía antes con muchos de los impuestos. Curiosamente en materia fiscal los españoles que viven en el extranjero son los únicos que pagan algunos, y desde luego los que más pagan, porque no pueden acogerse a ninguno de los chollos autonómicos.
Volviendo a la organización sanitaria, en la comunidad catalana hay menos empleados que en la madrileña, porque muchas de sus competencias las tienen en servicios concertados con terceros, supongo yo, inocente de mí, que no tendrá nada que ver con ese 3% pujolista que se aplicaba allí a todo lo que se movía. También supongo que la presencia de Fuerzas de Seguridad en las comparecencias del Gobierno, incluso la intervención del Ejército en numerosas actividades, tiene, entre otras finalidades la de recordar, que pese a que el Estado no tiene las competencias sanitarias, porque como he dicho éstas están atribuidas a las comunidades (para quien lo dude entre nosotros que busque en Cantabria la presencia del Estado Central) sí mantiene el mando sobre las Fuerzas Armadas, eso que le da tanta rabia a Quim Torra, y que en el ejercicio de las sanitarias atribuidas intenta obstaculizar. La única forma que el Estado y el Ministerio de Sanidad hubieran podido asumir las competencias que tienen las Comunidades Autónomas, hubiera sido la declaración de estado de excepción, pero a nadie se le escapa lo peligroso que hubiera sido una decisión de este tipo, no solamente por el enorme conflicto territorial que hubiera generado, sino porque ello hubiera implicado la suspensión de algunos derechos constitucionales que tenemos los ciudadanos sin causa suficientemente justificada...
Si analizamos el terrible drama de esos miles de muertos que llevamos y de las familias que lo sufren, podemos hacerlo de distintas maneras. Como mecánicos de coche o candidatos a seleccionador de fútbol o repasando cada una de las competencias transferidas a las comunidades autónomas, y las dotaciones que cada una de ellas ha desarrollado, tanto en previsión sanitaria, cuanto en atención residencial a la tercera edad y a partir de ahí y del momento en que se asumieron por el Gobierno otras competencias, las que a este le correspondan. Desgraciadamente muy a menudo los árboles no dejan ver los bosques.
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Comentarios(1):
La España vaciada esta vacia por alguna razón, que nadie quiere reconocer. Muchos lo sabemos, pero no podemos hablar. El caciquismo de los propios funcionarios de esos territorios, los impuestos y las familias enteras que ocupan puestos clave y no dejan a nadie más acceder a sus privilegios terminan por expulsar a aquellos que terminan siendo acogidos en Madrid, porque en Madrid nadie es extraño, a nadie se le señala, se le juzga o se le pide pagar para empezar.