Noticias de Cantabria
Opinión 05-12-2019 08:49

Fue un delito atípico para aquellas fechas (23 de septiembre de 1957), por Mariano Cabrero

La historia del rapto de ‘Pepito Mendoza’, que en su día conmocionaron a la opinión pública–los españoles–, son hechos que jamás deberían volver a repetirse porque atentaron y atentan contra el principal derecho del ser humano: el derecho a la libertad.

Haciendo historia, y en nuestra ciudad de La Coruña, se produjo un acontecimiento–un secuestro–, que sin tener un móvil definido al principio (después, averiguaciones policiales posteriores concluyeron afirmando que “el mismo tuvo motivaciones sentimentales o amorosas”), conmocionó a España entera. Fue un delito atípico para aquellas fechas (23 de septiembre de 1957).


Corría el mes de septiembre de 1957, cuando un niño de dos años y medio, que se encontraba al cuidado de su niñera jugando en los jardines de Méndez Núñez, desapareció, confirmándose posteriormente que había sido raptado. A los tres días del suceso, el menor–“Pepito Mendoza”–, fue devuelto a sus padres por el Superior de los Jesuitas, a quien se la habían entregado bajo secreto de confesión.

 

Fue decisiva la labor llevada a cabo por los medios de difusión de noticias (Prensa y Radio), por la población de nuestra “ciudad cristal” y por la Policía de la capital coruñesa –mandada a la sazón por don Mariano–: Comisario, querido y respetado por los coruñeses. Sin la intervención de las aludidas fuerzas propulsoras, el pequeño, sin duda, no hubiera sido entregado a sus padres, como lo fue, a los tres días de su desaparición. Se detuvo a la autora del secuestro un mes más tarde. Por cierto, don Mariano, fue mi padre del que me siento y me sentiré orgulloso el resto de mis días. Amaba la profesión que había escogido, siendo una gran persona para sus semejantes…

 

Hoy en día “Pepito Mendoza” se ha convertido en todo un hombre (José Mendoza, fallecido en mayo de 2009), que vivió en Valencia–esa tierra maravillosamente industrial, artesana, creativa, amante del campo, de las bellas artes, con sus bellas mujeres... (¡Qué más puedo decir de Valencia...!). La Policía española dio muestras, una vez más, de que, cuando quiere y le dejan –los Gobiernos de turno–, está a la altura de las mejores del mundo. Y esto es una verdad como un templo…

 

Hemos de entender–por activa y por pasiva–, que muchas naciones del Globo Terráqueo se enfrentan en la actualidad a una especie de pandemia del terror o miedo, que da la sensación de no tener precedentes en los anales de la historia. 

 

Hoy en día comprobamos cómo fortificamos–todos nosotros o la mayoría–, nuestros hogares hasta los dientes; hoy en día comprobamos cómo colocamos–todos nosotros o la mayoría–, alarmas o sistemas de seguridad en nuestras viviendas; hoy en día comprobamos cómo ponemos–todos nosotros o la mayoría–,cajas fuertes de seguridad en nuestras casas, y guardamos unas pocas joyas que fueron de nuestros antepasados...: Todo lo anterior debido es, con razón, a la inseguridad ciudadana por la que estamos atravesando: secuestros, asesinatos, detenciones ilegales, violaciones en cuadrilla...

 

Recordar  asesinatos, secuestros, crímenes, detenciones ilegales–sus historias–, forman parte de la idiosincrasia de todos los países, de tal forma que, la historia de una nación, es también la historia de sus asesinatos. Esto es así, aunque entiendo que es penoso para los familiares que aún viven. Mas mirado desde el interior de nuestros corazones puede ser, y en cierto modo, un homenaje a la persona fallecida, que sirva para aflorar nuevamente lágrimas a esos ojos que nunca dejaron de mirar la última fotografía del ser querido, y que de esta manera sientan en sus corazones que el recuerdo nunca muere, y que la muerte con violencia de un ser humano debe ser castigada con todo rigor por el peso de la ley–nuestros jueces. 

 

Ésta es mi intención franca, leal, desinteresada, y lo proclamo a los cuatro vientos, al objeto de que crímenes como éste no vuelvan a repetirse nunca más. Fue un hecho real, que superó mil veces a distintas narraciones similares hechas por aquellos escritores de pluma fácil e inteligencia demostrada a lo largo de la historia de la Humanidad. Esta es mi intención franca, leal y desinteresada, y lo proclamo a los cuatro vientos, al objeto de que asesinatos como éste no vuelvan a repetirse nunca más; al objeto de que raptos como éste un vuelvan a repetirse nunca jamás.

 

“Corresponde a las mujeres llorar, y a los hombres recordar”, TÁCITO, De moribus Germaniae, 27.       

 

Así se cuenta la historia, y ¡ver para creer! En la Biblia, y en el Evangelio de San Juan (cap.20/ vers.29), nuestro Señor Jesucristo le dice a Tomás “porque me has visto, Tomás, creíste. Bienaventurados los que no vieron y creyeron”.

 

Mariano Cabrero Bárcena

 

 

 

 

 

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