El encargo, por Javier Gómez-Acebo Lasso
Parece el título de una novela de John Grishan, pero no, es el título de un libro escrito por Javier Melero profesor de derecho penal y abogado penalista, que ha defendido a dos de los procesados en el juicio conocido como el procés, al que fue en aquellos tiempos revueltos consejero del interior Joaquin Forn y a Meritxel Borras consejera de gobernación.
Es difícil para mí catalogar el libro, porque se lee como una novela y un poco como una autobiografía, si bien ceñida a un reducido periodo de tiempo, pero instruye como un tratado de practica forense. Por ello, lo importante no es lo mucho que entretiene, lo importante es lo mucho que enseña e instruye, lo que le convierte en un extraordinario incunable para cualquier abogado en ejercicio, pues no en vano coinciden en la persona de Melero las condiciones de abogado y profesor de derecho penal.
Instruye desde un punto de vista práctico y real en valores democráticos, cívicos y de convivencia sin entrar en ningún momento en defensa o críticas ideológicas.
En la contraportada del libro el autor dice que no representa a ningún colectivo, gobern, ni a ningún pueblo. Que es solamente un abogado y ese es quizás el mejor resumen del libro, pues efectivamente deja claro que se limita a ejercer la defensa de sus clientes lo mejor que sabe y puede y no se identifica con ellos nada más en su relación personal, como amigos o conocidos.
En una sociedad tan sobrada de descalificaciones e insultos en el mundo de la política y especialmente en el agotador ambiente creado por los nacionalismos, da gusto ver que es posible ser diferente, pensar distinto y ejercer la profesión desde el más estricto respeto a las normas y a las personas y poder y saber empatizar con el resto de los que juegan en el mismo tablero.
Esto, para un abogado como es mi caso tiene seguramente menos dificultad, pues siempre es una de nuestras aspiraciones, pero para lector ajeno a la práctica diaria de la abogacía puede resultar claramente chocante. Un amplio sentir general identifica al abogado con sus clientes, y así lo cuenta Melero, y si estos son unos desalmados, inmediatamente le atribuyen al abogado la misma calificación. No pretendo decir que no haya situaciones de esas, aunque creo que en todo caso son la excepción, pero en este caso se cumple, de forma envidiable, el correcto ejercicio del derecho de defensa. Ya sé que entre nosotros parece, en el pensar y sentir general, que, si se defiende a alguien del entorno independentista, se está profanando la tumba de los Reyes católicos. Pero no, el autor deja claro en todo momento que él no pertenece al mundo "indepe", sino al constitucionalista e incluso relata su asistencia a alguna de las manifestaciones convocada por estos, si bien manifiesta su desagrado al comprobar que muchos de los asistentes no eran de los que construían puentes, de los que tan necesitados estamos para resolver los graves problemas de convivencia. La descalificación al contrario y el insulto reiterado, reflexiona, contribuyen justo a lo contrario de tender puentes, contribuyen a levantar barreras que a veces se convierten en infranqueables.
No peco de inocencia y creo que por tender puentes estos vayan a ser utilizados, pues los poseedores de verdades absolutas e indivisibles no necesitan puentes, a menudo les bastan las hogueras, pero a los demás, creo que la mayoría de la sociedad, nos vienen muy bien. Todos hemos estado tantas veces equivocados que un poco de humildad y reflexión nunca nos hará daño. Creo que esto es lo que se desprende del libro, al menos eso es lo que yo he visto, como también he visto la sagaz radiografía que el autor efectuaba de jueces y fiscales a lo largo de toda la instrucción y posterior juicio. Lógicamente por su condición de defensor en este y en otros procedimientos contra algunos de los miembros de la sociedad catalana del 3%, no se permite ningún comentario fuera del preceptivo tono de secreto profesional al que hace repetidas referencias.
En resumen, un excelente libro para acercarnos desde la óptica de la práctica forense al complejo entramado social y político de la sociedad catalana.
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