EL CAMBIO SOCIAL NACE DE ABAJO Y DE FUERA Por Juan Goti Ordeñana Catedrático jubilado de la Universidad de Valladolid
Vemos en estos días, con cuánto interés y cariño se van poniendo en las casas y en las ciudades los Belenes de todos los años, amén de las grandes fiestas de alumbrados, juegos y actos populares que se celebran con este motivo.
Vemos en estos días, con cuánto interés y cariño se van poniendo en las casas y en las ciudades los Belenes de todos los años, amén de las grandes fiestas de alumbrados, juegos y actos populares que se celebran con este motivo. Todo ello es en recuerdo de un hecho que sucedió hace más de dos mil años. Es el reconocimiento del nacimiento de un niño, además, en una cueva o tenada de un pequeño pueblo de Judea, en Belén, que significa «casa de pan» Bet-lehem, en una noche de invierno. Nace pobre, y durante toda su vida nos va a mostrar el valor de la pobreza y de las personas marginadas en la sociedad.
Nacimiento que se dio fuera de las estructuras del poder y de la riqueza, en un rincón del imperio romano que dominaba en aquellos tiempos, orientado a las pobres, para enseñar al mundo que hay una sociedad de necesitados que son los que constituyen la verdadera comunión de personas. Ese niño desde el primer momento de su nacimiento nos muestra que está fuera de todo poder injusto, que nace entre marginados, entre personas sin ninguna significación política, como los que viven de su trabajo, con el fin de inaugurar su reino de justicia y paz.
En los nacimientos que nos gusta montar en nuestras casas, revivimos el recuerdo de aquel hecho transcendental para la humanidad, porque fue un reconocimiento de los pobres y discriminados. Por ello solemos ir colocando las personas que participaron de algún modo en la escena del nacimiento de Jesús. Se trata de vecinos normales de un barrio, que no disponen de ningún poder político, ni religioso.
Este nacimiento es paradigma del origen y transformación que ha seguido la historia del mundo. El cristianismo nació en ese portal de Belén, un pequeño pueblo olvidado, y el que lo promovió fue un niño pobre y si nos fijamos marginado, lejos de toda aparatosidad. Esto lo tenemos claro, cuando este mes de diciembre nos ponemos a instalar el nacimiento de cada año. Todas las figuras que ponemos son manifestación de personas sencilla y pobres, viviendo en un pequeño pueblo en el que no existe ningún poder, y las personas que elegimos son trabajadores del campo, mujeres en sus labores, niños jugando en la calle con sus toscos juguetes. Aparece un ángel, y ¿a quién da noticia del nacimiento? A unos pastores, que era la gente más pobre, que aún con su rebaño duermen en el campo, no poseen tierras ni tienen ninguna protección legal, y son despreciados por los ricos.
También colocamos en el nacimiento una manifestación de poder, la corte de Herodes, pero como algo alejado, separado del ambiente del nacimiento, y significando un peligro para el niño que ha nacido en la pobreza, y para la gente humilde y marginada de la sociedad, porque, aunque no se advierta, el niño que nace es la mayor amenaza para el poder.
Pero debemos ser optimistas, al conocer los pasos que dio la Iglesia fundada por ese niño. Su doctrina nos enseña, en estos momentos de crisis, la prudencia y el método con la que debemos proceder, esto es, como se actuó en un principio. Estas fiestas de navidad nos llevan a reflexionar sobre lo que fue el nacimiento de la Iglesia, y a examinar cómo ha sido la marcha de su doctrina que llegó a transformar el mundo.
Para que una idea triunfe y llegue a dominar el mundo ha de partir desde abajo y desde fuera. Así fue la acción de este niño: nació en un portal o en una tenada, lo más bajo de la sociedad, y fuera de toda riqueza y poder, en una pequeña cultura, la judía, fuera de la sociedad romana que dominaba el mundo. La predicación de su doctrina fue por una persona perseguida y que murió condenada en una cruz. En estas circunstancias comenzó a actuar la misión de Jesús frente a la sociedad de la todopoderosa de Roma. La acción de penetración fue lenta unos trescientos años y sufriendo innumerables mártires. Pero llegó a ser la ideología que forjó la cultura de Occidente, porque fue penetrando en las personas poco a poco terminando con una total comprensión por la población. Para que una doctrina triunfe ha de ser así, pues los triunfos de los grandes personajes con gran aparato, parecen brillar en un momento, pero son como fogonazos, y pronto se pasan.
Este nacimiento es el paradigma del origen y transformación que ha seguido la historia de Europa. El cristianismo nació en ese portal en Belén, un pequeño pueblo olvidado, y el que lo promovió fue un niño pobre y si nos fijamos marginado, lejos de toda aparatosidad. Esto lo tenemos claro cuando este mes de diciembre nos ponemos a instalar el nacimiento.
Ahora pasemos a considerar la historia del cristianismo que nació en ese humilde portal, durante tres siglos se desarrolló como algo marginal de la sociedad antigua y aún perseguida. Pero era una doctrina fuerte y llegó a cambiar la sociedad, y quiérase aceptarlo o no por la sociedad actual, está regida por las ideas ejes que introdujo la doctrina de este niño, y son la dignidad de la persona, la igualdad y la libertad.
El poder y la riqueza está en la ciudad, desde un rincón asoma en nuestros belenes como una amenaza para el nacimiento de un niño pobre. Sin embargo, como apunta el evangelio, aquella riqueza y poder sintió la amenaza de aquel nacimiento del niño pobre.
Respecto al temor que nos produce la laicización de la sociedad moderna no nos debe asustar, fue el cristianismo quien promovió la separación de lo religioso del poder del Estado. Sus ideas tienen fuerza propia y se desarrollan por el gran contenido que tienen. Pues, todavía, la doctrina de aquel niño está triunfado en el alma de este pueblo, aunque parecen preponderar ideas muy contrarias a su enseñanza. También debemos esperar que su mensaje penetre en esta sociedad, que por ser tan sofisticada nos parece que es muy difícil. Nada transcendental se hace en un momento, requiere que las ideas penetren en la forma de ser y pensar de las personas, para que sean efectivas y lleguen a dominar.
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