Noticias de Cantabria
Opinión 12-09-2021 17:36

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Educación para el adoctrinamiento con sus valores cívicos y éticos  Por Juan Goti Ordeñana Catedrático Jubilado de la Universidad de Valladolid

Llegó la hora de la última fase del programa sanchista: la puesta en práctica de la Ley Celaá. Es la hora del desarrollo de esa porquería de ley. Según se va revelando, se prevén los peores augurios. En primer lugar, usurpa la función de educar que corresponde a los padres, no al Estado, para entrar en la mente de los niños e imbuirles, desde el punto de vista feminista, la ideología de género, y hacerlos agentes del «cambio ecosocial»

El objetivo que se trazó el PSOE, desde un principio, fue dominar la escuela, para conseguir poner en práctica su ingeniería social. En gran medida lo ha logrado, pues todas las leyes de enseñanza, que se han puesto en práctica hasta el día de hoy, han sido de una izquierda imbuida con la obsesión de controlar la educación. Como consecuencia, hemos llegado a tal estado de desconcierto, que se camina, con las últimas normas, a la demolición lo que era una buena formación de los alumnos. No interesa, que la enseñanza se dirija al adiestramiento del alumno para que se prepare para su progreso en la sociedad, sino que el objetivo es estar bien adoctrinado en los descabellados Valores Cívicos y Éticos de la izquierda. Esto es, replicar, en este tiempo, de la mejor manera posible: el comunismo, el nacismo y el fascismo, que responden a los valores de total dominio ideológico con que se quieren imponer.

El fundamento de esta situación está en que la izquierda, con su cinismo, se ha declarado en superioridad moral, lo que le permite consumar cualquier cataclismo de la sociedad, con la pretensión de llegar a un poshumanismo que elabore a su medida. Esto lleva a demoler la sociedad real, aquella que siente el ciudadano y que ha regido los Estados, hasta que han metido sus menguadas y sucias inteligencias este poder. Para ello, no han dejado de rodearse de políticos, periodistas advenedizos y llamados intelectuales que aplauden unos principios de obligado cumplimiento, impuestos por la izquierda. Si alguien se opone tiene seguro la descalificación y rechazo.

Llegó la hora de la última fase del programa sanchista: la puesta en práctica de la Ley Celaá. Es la hora del desarrollo de esa porquería de ley. Según se va revelando, se prevén los peores augurios. En primer lugar, usurpa la función de educar que corresponde a los padres, no al Estado, para entrar en la mente de los niños e imbuirles, desde el punto de vista feminista, la ideología de género, y hacerlos agentes del «cambio ecosocial», esto es, hacer de los niños activistas sociales de su programa en su casa y en su medio ambiente, para lo que reciben un adoctrinamiento especial sobre el sexo, en la que se le da una visión, que dicen abierta, y es de empoderamiento de los grupos como LGTBIQ+, que adquieren fuerza e imponen sus orientaciones sexuales.

Se profundiza en una enseñanza con imposición de la ideología de genero en todas las asignaturas, lo que resulta sumamente curioso el condicionar a esta orientación las disciplinas de ciencias exactas. La normativa del ministerio habla de la perspectiva de género, educación para la paz, formación para el consumo responsable, el desarrollo sostenible, para la salud y otras vaguedades, que en la enseñanza primaria susurran a sonidos etéreos, abandonando la instrucción humanista del niño para su desarrollo normal y formación para la sociedad real que le espera en su madurez.

La omnipresencia del género y la realidad del adoctrinamiento son suficiente motivo para soliviantar a los padres de familia conscientes, que se preguntan: ¿Hasta dónde llega este tipo de trastorno en los cursos de primaria, cuando los niños son tan sensible a lo que oyen de sus los maestros? ¿A dónde va la perspectiva de género en toda la enseñanza, hasta en las matemáticas, a lo que se añade una disciplina de Valores Cívicos, que no deja de recordar aquella vieja Educación para la Ciudadanía? Con el título de Valores Éticos, en verdad, no se van a enseñar los valores tradicionales y los derechos fundamentales. No. Sino un adoctrinamiento en valores comunistas, socialistas, antisistema e independentistas. Así la educación es adoctrinamiento. ¿Es conveniente que desde la infancia los niños sepan que la izquierda comporta valores, mientras que la derecha es negación?

Qué idea tiene este Gobierno de lo que puede ser la educación, nos lo muestra Castell, ministro de Universidades, en una entrevista concedida a Europa Press.

Espigamos alguna de sus ideas: «La memoria tiene cada vez menos sentido, porque todo está en Internet», y «Los profesores deben ser guías intelectuales del procesamiento de información».

¿Cuál es el camino que marca el ministro de Universidades en la enseñanza? Es muy grave el error del ministro sobre el papel cognoscitivo de la memoria, que es fundamental en la experiencia vital y en el aprendizaje. El alumno ha de disponer de un gran bagaje de conocimientos en su mente si quiere entender y razonar adecuadamente. Porque en internet, con independencia de la basura que se ha metido, no contiene más conocimiento de lo que constan en enciclopedias y diccionarios. Además, la persona no razona sobre los conocimientos que contienen los libros o el internet, sino sobre las ideas que tiene en su cabeza, por ello es conveniente que se tenga el mayor depósito posible de conocimientos en la mente, y una cabeza bien amueblada. La selección de noticias y la adecuada utilización de ellas se hace gracias a los esquemas mentales de que dispone el que aprende. Esta idea pedagógica sobre la memoria muestra la degradación a que he llegado la enseñanza en España de estos tiempos.

Por otra parte, el profesor, igual que en otro tiempo, puede inducir a realizar la labor al alumno. Pero la segunda expresión de Castell apunta el objetivo que se le encomienda al profesor de esta enseñanza: el dirigismo ideológico. Ideal básico de la educación que quiere el PSOE, para inmiscuirse en la función cognoscitiva del alumno. Con ello incita al profesor a que sea guía intelectual en el proceso de formación del alumno con determinada ideología. Para ello ha llevado una política de ocupar los puestos de la enseñanza con profesores adictos, y por lo que le interesa eliminar la enseñanza Concertada. Así que es claro el germen del dirigismo ideológico que pretende esta enseñanza, al inmiscuirse en la función cognoscitiva que debe ser trabajo del alumno.

Se van a enseñar materias sensibles como: Valores Cívicos y Éticos. Una asignatura que repite la de Educación para la Ciudadanía, y se añadirá a las áreas tradicionales «en alguno de los cursos del tercer ciclo», colocándolo así en lugar sensible. Siendo obligatoria para alumnos de 10 a 12 años, y puntuable para nota. Disciplina que aborda temas cruciales, que levantan suspicacias, al condicionar el estudio de niños de primaria en materia de identidad de género. En ese estudio, el alumno deberá «afrontar cuestiones éticas de relevancia, como las referidas a la autonomía y heteronomía moral, la distinción entre ser y deber ser, la práctica e identificación de las virtudes y sentimientos morales y, en general, la reflexión en torno a los valores, principios y normas que han de orientar las vidas como personas y ciudadanos».

Con toda esta visión en la nueva enseñanza se ve con toda claridad, que no se pretende dar una formación humanística a los alumnos, como se había pretendido en la enseñanza tradicional, sino adoctrinar en sus valores para traspasar a una nueva era, donde la persona sea un instrumento de la política de izquierdas, reinante en el futuro.

Es preciso que la sociedad tome conciencia de esta monstruosidad y reaccione

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Comentarios(1):

PAD - 12-09-2021

Magnífico artículo que pone el dedo en la llaga de lo que está tramando este Gobierno, con el silencio cómplice de los ciudadanos, como si fueran corderos camino del sacrificio.... ¡Lamentable! Y lo pagaremos muy caro