Días de virus, días de titanes, por el Dr. José Manuel Revuelta

       Estos días de tormenta viral, el barco sanitario está siendo fuertemente zarandeado por sucesivas olas -representadas por frías gráficas diarias de infectados-, cada vez más altas, sin encontrar su cúspide o el ansiado alivio de su descenso.

      Como médico jubilado, tengo la sensación de ser un polizón inútil de ese gran barco, sin poder ayudar a mis compañeros sanitarios que tratan de controlar la nave, con tan escaso descanso. Mientras, sigo bien alimentado y caliente en mi camarote, donde las olas difícilmente me mojarán. Al menos, mi avanzada edad permite hacer comentarios que, en otros tiempos, podrían recibir críticas o interpretaciones injustas. Da gusto poder hablar como un niño, a estas edades de blancas canas -esto pienso, esto digo-.

     Todos sabemos que la Sanidad de Cantabria, pública y privada, es excelente. Su amplia historia lo demuestra. El actual Consejero de Sanidad tiene una extensa experiencia en gestión sanitaria y, además, es persona que conoce perfectamente su tierra y la ha defendido por doquier; habiendo elegido un equipo de trabajo de “primera división”, es un privilegio tenerle en estos momentos de incertidumbre, frente a un enemigo tan grande, siendo tan pequeño.

     Valdecilla, una marca de prestigio, de la que nos sentimos tan orgullosos, demuestra, una vez más, su capacidad, experiencia y disponibilidad para afrontar lo que pueda venir, durante las próximas semanas, en la esperada propagación del nuevo coronavirus. Contamos también con los estupendos hospitales de Sierrallana, Laredo, Reinosa, Mompía, entre otros, que disponen de profesionales sanitarios muy solventes.

       El Servicio de Infecciosas de Valdecilla es uno de los más valorados y, sin duda, de los mejores de España. Su dedicación ha sido ejemplar siempre, ahora lo sigue siendo, quizás con más razón que nunca. Bueno es seguir sus consejos y de los Servicios de Epidemiología y Salud Pública.

   Conozco bien el “Espíritu Valdecilla”, compartido por todos los profesionales sanitarios de Cantabria; entre otras razones, porque se han formado en este hospital y/o en nuestra Universidad. Esta sensación de entrega, generosidad, eficiencia y orgullo colectivo me sorprendió, cuando llegue a Cantabria hace varias décadas. Pronto me atrapó esta peculiar energía que emana de Valdecilla y nos seduce. Cuando me tocó ser más paciente que médico, tuve la oportunidad de apreciar esta reconfortante y cálida profesionalidad de nuestro personal sanitario.

      Al escribir estas líneas, la pandemia por COVID-19 se ha extendido por unos 140 países, afectando a más de 180.000 personas, con alrededor de 7.000 muertes. En nuestro país, los casos positivos se acercan a los 10.000, repartidos por todas nuestras CCAA, de los que han fallecido 340 enfermos. De momento, Cantabria es la comunidad con menos pacientes –aparte de las ciudades de Ceuta y Melilla-, contando actualmente con 58 casos, sin fallecimientos. Sabemos que esto puede cambiar, pero estamos preparados en organización y medios, y no debemos bajar la guardia. Las pandemias se comportan como tempestades, cuando parece que las olas disminuyen, de pronto, llegan nuevos vientos que arrecian la tormenta.

   Los aplausos sonoros de agradecimiento surgidos, estos días, de las ventanas y balcones de España, en reconocimiento al trabajo incansable y abnegado de los profesionales sanitarios, más cercanos y pendientes del COVID-19 que de sus propias familias, son los verdaderos héroes en esta época de inquietud y pandemia. Sus familiares, temerosos y comprensivos, son merecedores también de estas entrañables muestras espontáneas de sincero agradecimiento, procedente de una población tan generosa y empática, como la española. Las lágrimas emocionadas, difícilmente contenidas, de algunos de estos héroes sanitarios servirán de estímulo en su lucha contra la enfermedad y nuestro respeto por las normas establecidas. 

     En la actualidad, el estado de la Ciencia no permite predecir los patrones de conducta de este virus, pero las acciones que se están llevando a cabo en España pronto darán sus frutos. Mientras tanto, nuestro sistema inmunológico también irá adquiriendo cierta experiencia en su lucha por el control y exterminio de este coronavirus.

     COVID-19, denominación que recuerda a alguna mascota de los Juegos Olímpicos, pasará a la historia como una batalla ganada por el conocimiento, inteligencia, solidaridad y generosidad del ser humano. Nos permitirá valorar mejor todo lo bueno que poseemos, como la libertad, fraternidad, empatía, educación, investigación científica o la democracia y sus instituciones.

Como alguien decía, -Cuando llueve comparto mi paraguas, si no tengo paraguas, comparto la lluvia-.

Tras la tormenta, siempre viene la calma.

Jose Manuel Revuelta

Médico Jubilado de Cantabria