CANTABRIA, con sus ganaderos por Carlos Magdalena

Cantabria, siempre estuvo con sus ganaderos y con la gente del campo, esa gente sufrida, honrada y sin malicia, que si acudes a su casa inmediatamente te ofrecen lo poco que tienen. La sociedad de Cantabria lo sabe muy bien y, es por ello, que les apoya, que quieren que sus ganaderos vivan como personas, idéntico a como se vive en la ciudad con sus centros de ocio, sus gimnasios, tengan Wi-Fi y todas las comodidades que hagan falta.

La comodidad no está reñida con el trabajo.

El ganadero es esclavo de sus vacas, de su trabajo de 24 horas, de cada día sin descansos y para sacar adelante esa pequeño negocio tiene que estar trabajando e implicada toda la familia. Esto tiene que terminar, la obligatoriedad de poner a trabajar a toda la familia por necesidad es una esclavitud que ya no es propia del Siglo XXI, donde no existen ni siquiera los descansos que contempla la Ley en cualquier sector o ámbito laboral.

Tenemos que sacar entre todo el campo adelante.

El sector primario, lo hemos dicho muchas veces, y nos hemos cansado de decirlo, es lo más importante de la sociedad de bienestar. Para una sociedad mejor se necesita que el sector primario esté al mismo nivel que el sector industrial y el funcionarial en lo que al sector económico, social, y profesional se refiere. Sin embargo, en lo que se refiere a los derechos de las personas, a los derechos del empresario, y al reconocimiento laboral de los familiares implicados, no existe en la sociedad española un sector que tenga una implicación en su trabajo tan superior y condicionada, como lo es, el de los ganaderos y agricultores.

Se debería contemplar esta situación, que vulnera muchos de los derechos laborales, descanso mínimos, retribución por jornadas inacabables, ausencia de descansos festivos, retribución de vacaciones, etc... y reconocer, que todas estas circunstancias, que se han escondido en el esfuerzo y el silencio de ganaderos y agricultores, ha sido la fortaleza para una sociedad consentidora de esta situación, y una verdadera falta de voluntad política para mejorar esta situación de desigualdad.

Esperemos que este gobierno que está bombardeando con iniciativas legislativas, legisle para el campo y la ganadería, pero que legisle bien, y como decimos anteriormente, que iguale a un funcionario con un ganadero y a un ganadero con un trabajador industrial. Si lo conseguimos, este gobierno habrá triunfado.