Afrenta, provocación, esperpento…, por Jesús Salamanca Alonso
Me resulta imposible imaginar a Adolfo Suárez felicitando a Antonio Tejero por su intento de subvertir la democracia que nos dimos los españoles.
No deja de ser esperpéntico el saludo de Oriol Junqueras a Pedro ‘Plagio’ Sánchez en el Congreso de los Diputados. Lo es por el hecho en sí mismo, por la circunstancia de que unos golpistas estén presentes en la casa de la ciudadanía y de la convivencia y lo es por la cara que ponían quienes rodeaban en ese momento la escena. “Grotesco, absurdo y alejado de lo convencional, el orden o la realidad”, por eso es esperpéntico.
A ello habría que añadir las opiniones generadas a partir del encuentro y los momentos aprovechados por los golpistas-terroristas para subir a las redes sociales sus apreciaciones sobre el acto, los presentes y las intenciones futuras del independentismo catalán. Si de ahí no sale una sanción ejemplarizante para el golpismo catalán, tanto el propio Parlamento español como el TSJ habrán hecho el ridículo porque demuestran que los golpistas se les han subido a las barbas y les han meado la puntera. ¡Ya pueden reaccionar pronto la nueva presidenta y Marchena, cada uno en su ámbito!
También ha sido una afrenta la presencia del terrorismo golpista para recoger las actas y para la constitución parlamentaria. Por muy benévolas que sean las leyes en este caso –que lo son en exceso—no deja de ser un insulto al Estado de Derecho, una mofa a la ciudadanía que se ampara en las leyes y un atentado al sentido común. Y si a ello añadimos cómo presumen de haber volteado al Estado de Derecho, entonces sí que ha de ampliarse su responsabilidad delictiva. Sinceramente, no me imagino a Adolfo Suárez felicitando a Antonio Tejero por su intento de subvertir la democracia que nos dimos los españoles o por su entrada “a lo elefante en cacharrería” en aquel 23F.
Es necesario adoptar medidas urgentes para que los cinco terroristas-golpistas pasen a un tercer plano y sean suspendidos de inmediato. Los servicios jurídicos no pueden aplazar la decisión y han de actuar sin dilación. No deben seguir ni un minuto más como parlamentarios; son cinco presos acusados de golpismo, prevaricación, corrupción, malversación de caudales públicos y más delitos que saldrán en los próximos días. Me sorprende que aún no haya salido a la luz el ferviente deseo de algunos golpistas respecto a la necesidad de un muerto para echárselo a la Guardia Civil y así cimentar el triunfo de su ansiada república catalana. “¡La república catalana no existe, imbécil!” ¿Por qué se esconde la expresidenta del parlamento catalán, autora reiterada del fúnebre y macabro deseo de que hubiera un muerto a toda costa?
Me gustaría equivocarme, pero sospecho que a Meritxell Batet le va a quedar grande la presidencia del Congreso. Como ministra y como responsable socialista en diversas áreas ha demostrado su falta de carisma y su poca capacidad de trabajo. Mal estaremos si su cargo es solo el pago a servicios de traición tras la dimisión de Pedro ‘Plagio’ Sánchez. Vamos a ver cómo actúa con los terroristas golpistas presos y si es capaz de suspender en sus funciones a los cinco delincuentes contra la convivencia catalana, contra la Constitución española y contra el sentido común de la ciudadanía.
Ya hemos dicho que es una provocación y una ofensa la presencia de los cinco carcamales del golpismo catalán. La pena es que hayan tenido el apoyo de los suyos, justamente los representantes del fascismo violento catalán que llevan meses queriendo tapar desde aquel uno de octubre.
A toda la maldad demostrada por el golpismo, cuya cabeza visible siguen siendo los CDR, debemos añadir muchas de las declaraciones de Roger Torrent, presidente actual de la cámara catalana, más propias de un fascismo represor y justiciero, y de un político trasnochado, que de alguien que debe ser imparcial en la cámara, sensato siempre y predicador de la convivencia en vez de frentista, progolpista, incendiario y aventador del odio.
Finalmente, he de indicar que no estamos ante un problema político --como dicen podemitas, golpistas y bilduetarras—y menos aún cuando hay delitos por medio. Es, sin duda, un problema jurídico y por eso se ha sometido a la Justicia. El golpe de Estado no es un juego ni un entretenimiento. En este sentido, el golpismo catalán me recuerda a “El Monjas” que fue a vendimiar y llevó de su casa uvas para el postre. En el golpe de Estado tienen mucha culpa el PSOE y el PP por mirar al tendido durante años; ahí tienen a la nueva diputada de VOX, Macarena Olona, jurídica del Estado que va a dar mucho juego político en el Congreso: “No han sido políticos sino cinco criminales que pretender reventar desde dentro la democracia”. Juzguen ustedes.
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