Y los socialistas tirando cohetes sin pólvora en Cataluña. Carlos Magdalena

Y Pedro Sánchez ni te digo. En nuestro último artículo, "El partido de la abstención ha ganado las elecciones en Cataluña", decíamos, y no sin razón, que el partido de la abstención con el 53 % es el que había ganado realmente en Cataluña y es a partir de ahí cuando se pueden hacer conjeturas de la realidad catalana.
El 47 % que ha votado lo ha distribuido el electorado que ha ido a las urnas entre Illa y Puigdemont, siendo el socialista ganador. Las cifras no engañan.
Igual ocurrió con la aprobación del Estatut que votó el 48% del censo y dos de cada tres ciudadanos no le respaldaron; con un censo electoral de casi 6.000.000 de catalanes solo votaron 2.5000.000 y votaron a favor del Estatut 1.999.000 de catalanes. ¡Digamos la verdad! Es por ello que los políticos no ilusionan, ninguno, mienten y tergiversan los datos.

Los catalanes se quedaron en casa en aquella época y en ésta también. Dicen algunos políticos interesados esa frase del que no vota que no reclame después,  aunque a nosotros no nos parece muy acertada porque el hecho de no votar es la manifestación silenciosa del desacuerdo de la ciudadanía con la acción política del momento.

Lo único cierto es que el resultado de los que votaron en Cataluña el 12M es diabólico. Con un Puigdemont, el prófugo, todavía en busca y captura en Francia, partiéndose de risa de los españoles y burlándose del Poder Judicial, diciendo muy claramente a Sánchez que él tiene que ser President como Pedro Sánchez Pérez-Castejón lo es en Madrid a pesar de haber perdido las elecciones. Y no le falta razón.
Así las cosas las volteretas se irán sucediendo pero sin colchoneta, a ver cómo termina este endiablado resultado de urnas de los que fueron a votar. Los catalanes siguen mirando desde la barrera los toretes. Si bien hay algún hecho incontestable, esa minoría radical independentista está en las últimas y haciendo el ridículo. Pero si sigue haciendo el ridículo lo es porque se lo permite el gobierno de Madrid,

y no se olviden los lectores, que cuando se firmó la Constitución ese gran estadista y truhán, Jordi Pujol, dijo Madrid-España para vosotros y Cataluña para mí "Y todos se lo permitieron".
Así nos luce el pelo.