Cuerpos Asesinos, la mirada paciente, reflexiva y humana de Miriam Ruiz al cáncer: "Ojalá perdamos el miedo a nombrarlo"
La periodista narra su vivencia con el cáncer de mama cuando fue diagnosticada a los 33 años en tiempos de covid, en 2021
MADRID, 10 (EUROPA PRESS)
La periodista Miriam Ruiz publica 'Cuerpos asesinos. Enfermar en la era del bienestar' (Libros del KO), una obra en la que combina (mucha) reflexión personal y (algo de) mirada crítica al relatar su lucha contra el cáncer de mama y los miedos, preguntas y pruebas médicas a las que se sometió desde el 5 de febrero de 2021.
"Ojalá la generación de mis hijas no hable de cáncer con ese miedo que esta palabra de tanto peso tiene y se pierda el miedo a nombrarlo. Con el de cáncer de mama se está consiguiendo", asegura la autora en una extensa entrevista con Europa Press.
La autora recuerda que editar 'Cuerpos Asesinos' le ha llevado cuatro años, un periodo que relata de "manera honesta y realista" para trasladar al lector cómo fue para ella enfrentarse al cáncer. Pese a que parte de una vivencia íntima, el libro "habla de mucha gente", como asegura Miriam Ruiz, que lamenta que el cáncer sea una historia "muy universal". "Es una historia que me ha pasado a mi, pero que por desgracia es muy universal, por lo que puede hablar a mucha gente, y sobre todo de mucha gente", ha comentado.
"Cuando me diagnosticaron pasé por un shock inicial, pero luego sentí la necesidad de escribir para intentar dar sentido a lo que me estaba pasando", ha explicado la autora. Inicialmente eran anotaciones personales que con el tiempo fueron tomando forma hasta convertirse en un libro. "El primer deseo de ponerte a escribir es totalmente egoísta para tratar de ordenar un poco los sentimientos y pensamientos que te sobrecogen, te superan y que no puedes ni poner en palabras", admite.
Su diagnóstico lo recibió en 2021, en plena desescalada covid, un contexto que condicionó a cualquier persona, pero especialmente a aquellas que padecían alguna enfermedad. "Vivimos toda esa película de terror y luego entré yo en la mía particular. Justo en el momento que parecía que todos íbamos a salir", rememora.
"El tratamiento del cáncer es una carrera de fondo. En todos esos meses yo no podía quedar con amigos y con la familia había que tener mucho cuidado, siempre con mascarilla. No podía tener trato humano con las personas que me podían haber acompañado en ese momento por el miedo a contagiarme yo de algo y a cargarlos a ellos con la responsabilidad de que a mi me pasase algo", expone.
El libro combina fragmentos propios con textos de familiares y amigas, incluidos mensajes de Whatsapp escritos durante la quimioterapia para, según dice, "que el paso del tiempo no cambiara el discurso del momento".
"Oír cáncer es especial porque conviven al mismo tiempo las dos caras de la moneda: los que se curan y los que no. Tengo 63 años y con mi edad es posible contemplar que en algún momento te puedan diagnosticar esa enfermedad, pero nunca se te pasa por la cabeza que sea tu hija. Es un mazazo. Una nube negra, enorme, que se pone encima y que no te deja ni respirar. El miedo es aterrador y el dolor no se puede describir", escribe la madre de Miriam Ruiz.
DESIGUALDADES TERRITORIALES Y PRECARIEDAD PARA LOS SANITARIOS
En sus páginas, la escritora también refleja la desigualdad que existe en el acceso a los tratamientos y recursos sanitarios en España. "Dentro del país hay grandes variaciones en función de las comunidades autónomas y las provincias", insiste. La autora cita un informe de la OCDE que señalaba "grandes variaciones" en los resultados y tratamientos oncológicos entre comunidades autónomas y provincias.
"Yo he tenido la suerte de estar en Madrid, que es puntera en universidades y hospitales, pero hay pacientes que tienen que mudarse entre semanas para recibir radioterapia", ha explicado Ruiz, que recuerda el caso del reservorio para la quimioterapia en el brazo y no en el pecho, disponible solo en unos pocos centros. "Todo eso son avances no llegan por igual a todo el país", lamenta.
Asimismo, pone en evidencia la precariedad laboral del personal sanitario, lo que permitiría que los profesionales tengan más tiempo para los pacientes. Al respecto, indica que hay momentos, sobre todo al inicio de un diagnóstico, en el que los pacientes necesitan más información del que proporcionan los profesionales, aunque Miriam Ruiz entiende la situación laboral "precaria" por la que atraviesan.
"De pronto, te hablan de términos médicos que tú desconoces y se te abre un mundo totalmente ajeno a ti. Pero ellos son fruto de su situación laboral y tienen el tiempo que tienen. Hay muchos momentos donde los pacientes necesitan más información", afirma.
En la misma línea, recuerda que a ella le propusieron participar en un ensayo clínico, un momento en el que a ella le faltó más empatía por parte de los médicos, pese a que destaca la profesionalidad de estos, especialmente de su fiel consejera Amparo, una psicóloga oncológica que le ayudó en todo el proceso vía Whatsapp.
"En ese momento, estaba absolutamente superada y yo decía 'pero, ¿qué me están diciendo'?", bromea. Pese al desconcierto inicial, accedió a un ensayo clínico porque, como dice en la entrevista y repite en varias ocasiones en el libro, 'cuantos más enfermos ahora, más sanos en el futuro'.
"LO MÁS IMPORTANTE NO ESTÁ EN MANOS DEL PACIENTE"
Durante la entrevista, Ruiz muestra especial preocupación por los "retrocesos" en prevención y detección precoz de cualquier tipo de cáncer, especialmente el de mama. Una cuestión que ha cobrado especial notoriedad tras la polémica en torno a los programas de cribado de cáncer en Andalucía.
"Lo que hemos visto en Andalucía es un retroceso porque ya hemos dado ese avance. Tenemos esas pruebas de detección precoz y si eso empieza a fallar, lo que era una patología curable puede convertirse en metástasis. Y para eso sí que queda mucho camino", lamenta.
En 'Cuerpos asesinos' queda reflejado que el azar, en este tipo de enfermedades --y en general en la vida--, juega un papel muy destacado, pese a que también se incide en los factores de riesgos, como el alcohol, el tabaco o la falta de deporte, entro otros muchos. "Esa parte de azar es porque todavía no tenemos respuestas, ni la investigación ni la ciencia las tienen", confiesa Ruiz, que reconoce que los pacientes quieren hacer todo lo que esté en su mano porque "lo más importante no está en manos del paciente".
La autora cuestiona el peso que se da a la responsabilidad personal en el ámbito de la salud y del bienestar. "Se habla de hábitos de vida, de alimentación o de ejercicio, pero pocas veces se aborda por qué existen productos que se sabe que son dañinos y siguen en el mercado. Ni hablemos de contaminación o medio ambiente", denuncia. Para Ruiz, centrar el debate solo en lo individual es ignorar las condiciones estructurales que rodean la enfermedad.
En esa línea, pide más inversión en prevención e investigación. "Lo urgente del cáncer es tan grande que no deja espacio para lo demás, y lo urgente es que la gente no se muera. Por lo tanto, en la parte de la prevención estamos muy limitados", afirma. Sin embargo, advierte de que sin una apuesta estable por la ciencia, la sociedad seguirá actuando sobre los síntomas y no sobre las causas.
"Al final, lo verdaderamente importante no depende de uno mismo", dice Ruiz. "Puedes hacer todo lo que esté en tu mano, pero lo esencial se decide en los despachos donde se fijan las políticas públicas y se reparte el presupuesto sanitario. Ojalá nadie tenga que necesitarla nunca, pero más nos vale cuidar de la sanidad, porque cuando te toca, estás en sus manos".
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