La vista por el recurso de los jóvenes condenados por la muerte de otro en Boo será el viernes en el TSJC
La Sala Civil y Penal de Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC) celebrará el próximo viernes, 18 de julio, a partir de las 9.30 horas, la vista por el recurso de apelación de los dos jóvenes a la sentencia que les condenó a once años de prisión por causar la muerte a otro chico que cayó a las vías del tren en el apeadero de Boo de Piélagos en febrero de 2024.

Ambos fueron considerados culpables de un delito de homicidio doloso, por unanimidad de los miembros del jurado que enjuiciaron lo ocurrido entre finales del pasado mes de marzo y principios de abril.
En mayo, la Audiencia Provincial de Cantabria les impuso la pena de once años de cárcel por el fallecimiento de un vecino de Polanco de 21 años.
El magistrado que presidió el tribunal, Juan José Gómez de la Escalera, de la Sección Tercera de la AP, tuvo en cuenta a la hora de dictar el fallo la agravante de abuso de superioridad (númerica, por ser dos contra uno, y física) y la atenuante de reparación del daño (por consignar 25.000 euros, a razón de 10.000 y 15.000 cada uno), tal y como apreciaron los jurados en su veredicto.
Además, acordó una orden de alejamiento de 300 metros y prohibición de comunicación con los familiares del fallecido durante doce años y otros diez de libertad vigilada. Y en concepto de responsabilidad civil, fijó que indemnicen conjuntamente en 170.497 euros a las familias.
En base al veredicto, tras el que las acusaciones pedían 13 años de prisión y las defensas diez, el juez les absolvió del delito de omisión de socorro que pedían los allegados a la víctima.
El fallo prorrogó la prisión provisional en la que permanecen ambos desde los hechos hasta el 5 de agosto de 2029, atendiendo precisamente a los recursos ante el TSJC.
INTENCIÓN DE ACABAR CON SU VIDA
El magistrado consideró en la sentencia que el 3 de febrero de 2024 Rubén G.A. y Ángel R.C., entonces de 19 y 20 años y vecinos de Boo, tenían "intención de acabar con la vida" del chico de Polanco o se les representó la "alta probabilidad" de que falleciese a causa de sus actos, ya que tras propinarle patadas y puñetazos continuaron golpeándole hasta que cayó a los raíles, donde sufrió una conmoción medular.
El jurado determinó probado que ese día cogieron a las 6.35 horas el tren en Santander para regresar a su casa tras haber pasado la noche de fiesta y que los dos condenados iban en el último vagón. En el convoy también viajaba Carlos Cubillas, cocinero de profesión y que igualmente volvía a su domicilio después de la salida nocturna por la ciudad, siendo la de Requejada la parada más próxima al mismo.
Los tres coincidieron en el mismo vagón minutos antes de llegar el tren a la estación de Piélagos, sobre las 6.45 horas, cuando se inició una discusión verbal entre ellos, de modo que se bajaron todos en el apeadero para continuar la disputa, empleando los dos encausados "la fuerza física" con el joven que luego murió, huérfano de padre, que convivía con su madre y la pareja de ésta, y tenía dos hermanos, una menor de edad.
"La agresión física se produjo en el andén de la estación con el peligro que ello entrañaba al poder caer alguno a la vía", acordaron los jurados, así como que los dos implicados propinaron patadas y puñetazos "con el propósito común de menoscabar la integridad física" de Carlos, que estaba en estado de embriaguez y que a consecuencia de esos golpes cayó primero al suelo del andén y después a las vías, "desde una altura aproximada de un metro y a casi un metro del borde del andén".
Esta última caída, que le provocó la muerte "casi inmediata", fue "causada por empujones, patadas o golpes propinados" por los dos acusados, determinaron por unanimidad los miembros del tribunal, que entendieron acreditado que momentos antes de la caída el joven de Polanco tenía su "movilidad reducida", al quedar la sudadera y camiseta que vestía subidas durante la pelea, y que quedó tenido inerte sobre la vía y murió instantes después, sobre las siete de la mañana.
Mientras, Ángel y Rubén, que no sufrieron lesión alguna, abandonaron el lugar de los hechos.
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