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Cantabria 04-06-2025 17:00

La Casa de la Hoya, en Argoños, en la Lista Roja de patrimonio

La Casa de la Hoya, en Argoños, una casona montañesa del siglo XVII de propiedad privada, ha entrado en mayo en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra por su deficiente estado de conservación.

De hecho, actualmente solo se mantiene en pie la fachada, que es donde se conservan los elementos arquitectónicos más valiosos: arco carpanel, escudo heráldico --declarado Bien de Interés Cultural (BIC) y canes tallados en madera.

Según ha señalado este miércoles la asociación, la desaparición de esta fachada sería "una auténtica tragedia patrimonial para una localidad que apenas cuenta con elementos históricos distinguibles", dada la "tradicional sobriedad ornamental del oriente trasmerano, lo que le confiere "gran importancia artística y etnográfica" y el hecho de que Argoños es el segundo pueblo más pequeño de Cantabria, con tan sólo cuatro kilómetros cuadrados.

La casa fue construida entre 1690 y 1710 por el maestro escultor Francisco de Vivero y Xado, autor de trabajos escultóricos en las iglesias de Payueta, Moreda, Samaniego, Labastida y Peñacerrada en Álava y Navarrete en La Rioja.

Francisco de Vivero fue discípulo de Andrés de Monasterio Bárcena y creó su propio taller de escultura en esta casa del barrio de La Hoya, en Argoños, que constituye uno de los últimos focos, en el siglo XVII, de los maestros escultores de Siete Villas.

Se trata de la típica casona montañesa construida en mampostería con sillería en vanos, arco carpanel y esquinales.

El edificio ha colapsado aunque se mantiene en pie la fachada donde se halla el arco carpanel de sillería y dos metros y medio de luz y un gran blasón heráldico y canes de madera tallados con rostros antropomorfos sosteniendo el alero.

El escudo, en el centro de la fachada, mide más de un metro cuadrado y se compone de yelmo, único cuartel y tenantes, soportes y mascarón en punta. Contiene las armas de Vivero, compuesto de celada terciado con airón de plumas, campo con un único cuartel donde se encuentran las armas del apellido (tres peñas sobre ondas de mar, sobre las que nacen sendas matas de ortigas), ornado con angelotes a modo de tenantes y heraldos, explica Hispania Nostra.

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