El acusado del doble crimen de Liaño lo niega: "No tenía ningún motivo para asesinarlas"
Las acusaciones añaden el ensañamiento en el delito contra la madre y mantienen la prisión permanente revisable y 26 años más de cárcel

SANTANDER, 18 (EUROPA PRESS)
El acusado del doble crimen de Liaño, por la muerte en diciembre de 2021 de su hasta entonces pareja y la hija de ambos, de once meses, ha negado este martes su participación en los hechos y ha esgrimido que no tenía razón alguna para matarlas.
"No tenía ningún motivo para asesinarlas, ni para hacer a la madre lo que la hice", ha manifestado José R., refiriéndose en este sentido a lo "mal" que se portó con los mensajes -de texto y voz- que enviaba a la mujer, con amenazas y, también, expresiones despectivas, de odio e insultos hacia el bebé.
Pese a ello, ha aseverado que no "deseaba" el fallecimiento de la menor, y si la "atacaba" era porque sabía que así causaba "daño" a su compañera sentimental, con la que mantenía una relación desde hacía más de tres años. Tras considerar que se ha comportado "como un niño malcriado", también ha afirmado que es "muy bocazas", precisando que ha "amenazado a mucha gente", pero "nunca he agredido a nadie".
El procesado se ha expresado así este martes durante el interrogatorio en el juicio con jurado contra él, que se celebra en la Audiencia Provincial de Cantabria y en el que durante más de dos horas ha respondido a preguntas de todas las partes, indicando a cuestiones de la fiscal que "no las he asesinado, segurísimo".
Al término de su declaración, practicada tras el resto de la prueba, la representante del ministerio público ha modificado y ha elevado a definitivas sus conclusiones, añadiendo el ensañamiento en la muerte de la madre. Cambio al que se han adherido el resto de acusaciones (las particulares, ejercidas por familiares de las víctimas, y la popular, por el Gobierno regional), manteniendo todas la petición de prisión permanente revisable y 26 años más de cárcel.
Mientras, la defensa se ha ratificado en la solicitud de libre absolución por los dos asesinatos y solo reconoce el delito de quebrantamiento de condena por parte de José R. -de la orden de alejamiento decretada sobre su expareja mes y medio antes, tras tirarla una lata de cerveza en la cabeza, y que habría roto dos veces el día de los hechos, el 16 de diciembre de 2021. Los cuerpos fueron hallados al día siguiente en el patio de la vivienda de Liaño-.
JOSÉ R. ASEGURA QUE "NO" ENTRÓ EN LA CASA Y QUE LAS VECINAS "MIENTEN"
El encausado ha mantenido en la vista oral su versión de los hechos ofrecida hasta ahora, negando así que regresara al domicilio una vez desalojado del mismo por la Guardia Civil y reiterando que pasó la noche a la intemperie, en un merendero junto a un supermercado de Astillero, hasta que fue al cuartel a la mañana siguiente, cuando había sido citado tras no quedar detenido (los agentes de la patrulla y el sargento que dio la orden fueron expedientados por no aplicar el protocolo para estos casos).
"Yo no entré en esa casa para nada", ha sentenciado José R., considerando que las vecinas que así lo testificaron -dos en el plenario- están "mintiendo", al igual que en su opinión está haciendo "casi todo el mundo" en este procedimiento.
Igualmente, ha negado haber causado los destrozos en mobiliario y enseres de la menor, como la cuna, y no encuentra explicación a los informes periciales de la Benemérita, como el de la temperatura y geolocalizacion de los teléfonos que sitúan el suyo y el de la víctima en el lugar y hora del doble crimen. "Yo sé que no he estado en esa casa. ¿Cómo me van a ubicar en esa casa?", se ha preguntado. "Los peritos míos han dicho que es imposible", ha remachado, reconociendo en todo caso que se intercambiaban los terminales (los investigadores creen que manipuló el de la mujer una vez muerta).
Del domicilio, ha indicado que tenía "fácil acceso", pues se podía entrar sin llaves, y ha apuntado que desde que la pareja retomó la convivencia pese a la prohibición de acercarse, él solía introducirse por el garaje para que no le vieran los vecinos, con los que tenía "poco" trato y no se llevaba "ni bien ni mal", negando o minimizando diferentes altercados con ellos a cuenta de animales.
La jornada de los hechos, José R. ha explicado que por la mañana la mujer le había dicho que tenía que abandonar la casa debido a las últimas amenazas e insultos, pero él se quedó, hasta que por la tarde le despertó la Guardia Civil. Se sorprendió porque no pensó que le iría a denunciar, y también creyó que quedaría detenido.
No fue así y, por indicación de los agentes, recogió algunas pertenencias, las introdujo en una mochila y se marchó del lugar. Primero se dirigió hacia la fuente de Santa Ana y después de "un rato" pensando, decidió regresar e ir en dirección al merendero junto al supermercado, donde supuestamente pasó la noche solo, dando vueltas y paseos, fumando y viendo vídeos "a ratos" en el móvil (no tenía datos). No hizo "nada más". Se sentía "abatido y mal", porque pensaba que "otra vez la había cagado" y que iba a ser "más complicado solucionar la situación".
Ya por la mañana, José R. recibió la llamada de la madre y abuela de las víctimas para preguntarle dónde estaban y a continuación el sargento interesándose también por la desaparición de ambas. Tras estos avisos, se dirigió al cuartel, como tenía previsto, "nervioso" y "preocupado" por las dos, sobre todo por la pequeña, que es "la más indefensa". Una vez en el puesto, aportó diferentes números de teléfonos de conocidos de su pareja para, según ha dicho, colaborar en la localización y esclarecimiento de lo ocurrido.
Permaneció allí sin pensar que hubiera pasado "nada grave" hasta que vio a la Policía Judicial. Después, le preguntaron: primero "en plan buenas" y luego con insultos según ha dicho -"estaba alucinando"- para tomarle huellas a continuación: "Yo pensé que me iban a encalomar un robo", ha recordado. Pero cuando le comunicaron que estaban muertas, se puso "histérico" y pensó también que le estaban "vacilando". Luego empezó a llorar: "Me vine abajo".
MUCHAS COSAS MALAS
A lo largo del interrogatorio, ha admitido que se ha "equivocado" porque ha hecho "muchas cosas malas", de las que se considera "culpable" y por las que ha expresado un "lo siento mucho", pidiendo que le "condenen" por eso. Se ha referido al trato a su pareja y a la actitud hacia la pequeña: "Lo siento mucho, pero es lo que hay", ha manifestado, apuntado que no se ha dado cuenta hasta que esos mensajes se han reproducido en el juicio.
Y aunque no lo ha querido justificar su comportamiento, sí lo ha enmarcado en un contexto en el que estaba "enfadado, con todo en general. Esto coincide con un diagnóstico de cáncer a raíz del cual estaba "asustado" por la enfermedad y por la que también "sufría", alejándose así de su pareja tras varios años de "muy buena" relación.
Pero antes de eso, con el nacimiento de la pequeña se comportó "como un crío" y pensó que la mujer le había "abandonado" por el bebé. En este punto, ha esgrimido que no quería "molestar" a la madre para justificar el que hiciera vida en el sofá del salón o en la terraza, y ha achacado a la diabetes que padece el hecho de no atender y cuidar el bebé, ante un hipotético desmayo por un bajón de azúcar.
También ha indicado que estaban "todo el día drogados y borrachos" y en que en el momento de lo ocurrido él "no tenía apenas fuerza" por el tratamiento de quimioterapia, considerando "imposible" poder cargar entonces con 60 kilos. Acerca de que hayan aparecido restos suyos en ropas de las víctimas o en la colcha que tapaba los cuerpos lo ha achacado a que "vivía en esa casa".
Finalmente, de las lesiones autolíticas que presentaba cuando fue arrestado y que se hizo con unas cuchillas que cogió al abandonar la casa, ha comentado que fue "una tontería" que hizo "en un momento de desesperación" en el que "no veía salida por ningún lado".
Sé el primero en comentar