Noticias de Cantabria
09-02-2013 22:40

Una estrategia equivocada.

Se ha equivocado el Gobierno al utilizar su mayoría parlamentaria para vetar la comparecencia de Rajoy, o incluso de la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, para explicar las imputaciones de los papeles de Bárcenas: falsos según el PP.

 Era el momento de presentar en sede parlamentaria declaraciones de renta y facturas que tranquilizaran a la opinión pública, no convencida por las palabras del presidente quien afirmó, junto a Ángela Merkel, que todo era falso "salvo algunas cosas", ¡qué momento de oro para contar cuales son esas cosas!

 

   Ahora todo se dirimirá en el Debate sobre el Estado de la Nación, con el riesgo de convertirlo en una exaltación del "y tú más", donde nada se ponga en claro. El año pasado no se celebró ese importante pleno parlamentario porque Rajoy adujo que estaba recién llegado a la Moncloa. Este lleva camino de convertirse en un escenario de acusaciones cruzadas donde la gente corrobore su convicción de que  todos están pringados y, además, utilizan la corrupción ajena para atacar al adversario.

 

   Por si el personal tiene flaca memoria, van a aparecer el Palau de la Música, el caso Pallerols, Gürtel, ERE en Andalucía, ITV, gastos de la ministra Mato... Eso si no se remontan a los GAL o el Fondo de Reptiles del que tanto se habló en la etapa de Suárez.

 

   Un relato vomitivo que va a convertir a la clase política en la diana de todas las iras ciudadanas. Ya el CIS refleja como la calle considera que uno de los problemas más graves de este país son, precisamente, sus representantes elegidos en las urnas.

 

   Un espectáculo semejante puede ser el culmen del descrédito que diputados y senadores acumulan desde el comienzo de la crisis. Porque España está en crisis, una de las más graves y dañinas desde la recuperación de la democracia. El único debate que, de verdad, interesa a la ciudadanía versa sobre las soluciones al drama del paro, de los desahucios, de los recortes en Sanidad y Educación; cómo hacer un frente común ante los ajustes impuestos por una política ultra liberal del norte de Europa que está hundiendo aún más las tímidas expectativas de recuperación económica.

 

   Los votantes quieren saber si se va a ceder a la presión de las autoridades europeas y se va a meter mano, otra vez, a la Ley de Pensiones. ¿Se van a endurecer aún más las condiciones para poder cobrar la jubilación? ¿Dónde van va a parar las reducciones al gasto en Sanidad que ya está afectando a los tratamientos contra el cáncer? ¿Se van a poner de acuerdo para modificar la ley hipotecaria en beneficio de los ciudadanos y no de los bancos, o van a poner un parche ridículo como han hecho hasta ahora?

 

   Estos y otros cien problemas más son los que realmente interesan en la calle, los que generan indignación popular. ¿Es que no se dan cuenta de que el país está que arde?

Sé el primero en comentar