Noticias de Cantabria
05-03-2012 10:00

Una buena decisión.

El gobierno de Mariano Rajoy ha tomado la única decisión posible frente a la obcecación de Angela Merkel de sostener los objetivos del déficit pese al riesgo de hundimiento total de la economía española.

  Con buen criterio, se ha decidido que el coste del recorte que supondría bajar de un déficit del 8,51% al 4,4% es inasumible para un país en recesión y con la tasa de paro más alta de Europa. Por eso han aprobado un techo de gasto para el Estado que provocará un déficit del 5,8% del PIB.

   Los últimos datos económicos son tan malos, tan negros que o se incentiva en algo el crecimiento o España no sale de la crisis en quince años. El paro seguirá creciendo imparable durante todo el 2012 y, pese a las supuestas bondades de la reforma laboral, el número de desempleados alcanzará una tasa del 24,3%. Más de seiscientos mil españoles perderán su trabajo de aquí a diciembre. Después de acusar a los socialistas de ser los mayores creadores de parados, resulta que ahora al ejecutivo de Rajoy le crecen los "sin trabajo" a un ritmo de 3.872 cada día.

   La reforma laboral está sirviendo, de momento, para que las empresas limpien sus plantillas al módico precio de veinte días por año trabajado. Riesgo del que ya advirtieron a Rajoy destacados expertos.

   El ministro De Guindos, preguntado por su previsión sobre el número de parados en diciembre, utilizó los mismos indefinidos términos con los que su antecesora en el cargo, Elena Salgado, se negaba a creer que se llegaría a los cinco millones. Un año después se puede llegar a los seis.

   En cuanto al crecimiento, no solo no va a existir sino que caeremos un 1,7% del PIB, lo que significa una severa recesión. Con estos datos van a ser las Comunidades Autónomas las que más tendrán que apretarse el cinturón, dado que fueron ellas las principales responsables del desfase del 2011. ¿Por dónde van a meter la tijera? Es fácil imaginarlo dado que algunas están al borde de la bancarrota. Aún así, el ejemplo de Valencia donde pese a la ruina no se renuncia a los fastos de la Formula 1, demuestran que la gestión y la discriminación entre el gasto irrenunciable y el superfluo va a ser más precisa que nunca. La oposición tiene un papel fundamental en el control de un gasto público en el que no cabe el derroche de un solo euro.

   Es en tiempos de extraordinaria dificultad donde antes se detecta a los malos gobernantes. Por eso no deben temer tanto la protesta ciudadana en la calle, y pensar que su deber es preservar los derechos sociales y controlar los despilfarros.

   De momento Rajoy ha hecho bien plantándose ante Bruselas aunque luego nos caiga una sanción. De donde no hay no se puede sacar.

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