Tragedia de Lastra y Arrabal en “el Picu"
El día 8 de Febrero de 1.970, dos de los más importantes y experimentados montañeros, Gervasio Lastra y Jose Luis Arrabal, subieron con el teleférico de Fuente Dé hasta Cabaña Verónica, dedicando el día siguiente a hacer la travesía por Horcados Rojos hasta Vega Urriello, por un camino de abundante nieve que les hacia dificultoso el caminar.
El día 8 de Febrero de 1.970, dos de los más importantes y experimentados montañeros, Gervasio Lastra y Jose Luis Arrabal, subieron con el teleférico de Fuente Dé hasta Cabaña Verónica, dedicando el día siguiente a hacer la travesía por Horcados Rojos hasta Vega Urriello, por un camino de abundante nieve que les hacia dificultoso el caminar.
Al día siguiente, comenzaron la ascensión al Picu, por su cara más difícil, la Oeste y en pleno invierno. En el telediario de la noche, Martín Ferrand, informa que los dos montañeros se encuentran atrapados en la pared y que es necesario un rescate urgente, debido a las terribles condiciones climatológicas que azotaban la zona.
El plan era que una cordada de apoyo, ascendería por la cara sur y desde la cima les descolgarían tres sacos de dormir, comida y una tienda para vivaquear. Esta cordada se retrasó y les cogió la noche en la pared. Cerca de las dos y media de la madrugada, consiguieron llegar a una especie de rellano, conocido como Tiros de la Torca, allí para comer y descansar con lo que les habían enviado sus compañeros desde la cumbre.
Cuando quisieron seguir la escalada al día siguiente, las condiciones climatológicas empeoraron sopesando volver al campamento y abandonar. Esperaron hasta el mediodía y al ver que el sol comenzaba a aparecer, decidieron seguir escalando, deseosos de triunfar.
Hacia las tres de la tarde comenzaron de nuevo a escalar. Arrabal, tuvo su segunda caída, sin consecuencias, gracias a que los seguros inferiores resistieron. Estuvieron escalando esa tarde y toda la noche hasta llegar a la zona llamada Rocasolano, con las primeras luces del alba. Allí tuvieron que usar crampones por estar cubierto de nieve.
Pese al cansancio del esfuerzo realizado y pese a no haber comido desde hacia día y medio, continuaron hasta las cinco de la tarde, refugiándose en una pequeña oquedad de la pared. Para llegar hasta este lugar, tuvieron que escalar en artificial y con malas sujeciones, lo que les conllevó a pasar momentos de peligro extremo. Como llevaban muchas horas sin comer, una vez que se acomodaron en esa oquedad, comieron abundantemente, hasta agotar las existencias, pensando en hacer cumbre al día siguiente.
Cuando ese día comenzaron a escalar, Arrabal en primer lugar, el viento soplaba insoportablemente, llegando a estar a 12º bajo cero. La roca estaba totalmente congelada y para progresar en la escalada hubieron de utilizar la escalada artificial. Arrabal encontró una repisa para hacer reunión, cuando Lastra tomó el relevo avanzando unos cuantos largos de cuerda. A Arrabal, debido a la espera, el frío le afectó de tal manera que se vio imposibilitado a seguir escalando. Estaba perdiendo la sensibilidad en las manos.
Esa tarde, les cayó una gran nevada y Lastra descendió hasta donde estaba Arrabal, al que encontró semienterrado por la nieve. Esa noche un frio polar azotó la zona con vientos de 160 klms/hora y temperaturas de 40º bajo cero.
Las adversas condiciones climatológicas continuaron al día siguiente, sábado 14 de febrero y Lastra dedicó el tiempo a arropar a Arrabal, con el saco de dormir y dentro de la tienda que había colgado de la pared. En ese momento se dieron cuenta que estaban atrapados y su única esperanza era que cambiaran las condiciones climatológicas y vinieran a rescatarles.
El equipo de apoyo, ante la falta de noticias, decidió bajar a Poncebos donde ya les esperaba la Guardia Civil vecinos de la zona y periodistas que cubrían la angustiosa noticia.
Un helicóptero de rescate, aseguraba haber visto en el refugio a dos personas, por lo que la operación de rescate no se puso en marcha. Como los escaladores no llegaban, los equipos de rescate comprobaron que los bultos que habían visto en el refugio, no correspondían a los escaladores, sino a unas piedras y un cajón donde se guardaba el gas butano.
Entonces comenzó seriamente la operación de rescate, con un nuevo helicóptero que pudo ver a dos personas y la cara Oeste del Naranjo. TVE, hizo un seguimiento informativo el rescate, con el primer helicóptero.
Entre los muchos montañeros que llegaron a Urriello se encontraba Cesar Pérez De Tudela y Salvador Rivas, los cuales iniciaron inmediatamente una ascensión por la cara sur, con la intención de descolgarse con un torno desde la cumbre por la cara Oeste hasta los dos montañeros atrapados. Una vez que llegaron a la zona en que se encontraban, Arrabal fue sujetado a la espalda de uno de ellos e izado hasta la cumbre. Lastra lo hizo después por sus propios medios.
En la cumbre, Tudela administró a los dos un vasodilatador llamado Ronicol, muy eficaz contra las congelaciones. En un principio, Arrabal respondió positivamente al tratamiento, pero el día 21, un médico indicó que era urgente su traslado a un hospital. Fue trasladado desde el refugio a un hospital falleciendo como consecuencia de una pulmonía el día 28 de febrero.
Lastra, fue nombrado Jefe del destacamento de socorrismo en alta montaña de la Cruz Roja, vive actualmente en Potes, montando un negocio de ultraligeros en Arguébanes, denominado Artañin.
En este enlace que indico a continuación, Lastra narra todo lo sucedido, desde el inicio de la escalada, hasta el rescate final:
http://www.articuloz.com/viajes-articulos/escalada-de-arrabal-y-lastra-naranjo-de-bulnes-invierno-de-1970-3088036.html
Tres años más tarde y de nuevo en febrero, tres cordadas se dan cita para conquistar el Naranjo de Bulnes por su cara más peligrosa de nuevo, la cara Oeste. Este es el relato de esa escalada:
“Febrero de 1973, un nuevo invierno, frío y húmedo como todos los que se sucedieron durante aquellos años y Vega Urriellu está atestada de candidatos para la Oeste. Los primeros en llegar han sido César Pérez de Tudela, Pedro Antonio Ortega, El Ardilla, y Juan Manuel García, El Torrijas. Al poco de llegar preparan la escalada de forma minuciosa. "No había que dejar ningún cabo suelto -relata Tudela-, había que asegurar todos los imprevistos, incluyendo la salida. Teníamos que evitar quedarnos atrapados, para evitar aquello de rescatar al rescatador". Mientras Tudela sube por la sur equipando el tramo final de la arista noroeste con cuerdas fijas, El Ardilla equipa los dos primeros largos. De inmediato llega hasta el Naranjo el empecinado Gervasio Lastra, quien reside en Potes, junto con el madrileño Fernando Martínez. Esta rivalidad alerta tanto a escaladores como a periodistas. Se iniciaría entonces una escalada como nunca antes la hubo en España. Calificada como primer gran espectáculo del alpinismo y como una verbena, la realidad es que las retransmisiones que se hicieron en directo desde la pared supusieron que la auténtica dimensión del alpinismo trascendiera a la opinión pública. Decenas de periodistas subieron a Vega Urriellu. Se contrataron helicópteros y avionetas. A lo largo de veinte jornadas, la televisión pública -la única que había entonces- informó de la escalada en todos los telediarios, los principales rotativos y periódicos dieron cumplida cuenta a diario de los sucesos del Naranjo. Tanto fue así, que las retransmisiones desde Picos despertaban mayor expectación que los partidos de fútbol”.
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