Si me buscan.
Francisco Granados dejó ayer sus escaños en la Asamblea de Madrid y en el Senado, donde tanto se aburría, pero se niega a dejar su cargo en el PP de Valdemoro. ¿Qué tendrá Valdemoro? De momento, su advertencia a los antiguos amigos y ahora compañeros de partido ha dado resultado: no se le va a expedientar porque el PP de Madrid parece haber entendido el mensaje de "si me buscan me van a encontrar".
Francisco Granados dejó ayer sus escaños en la Asamblea de Madrid y en el Senado, donde tanto se aburría, pero se niega a dejar su cargo en el PP de Valdemoro. ¿Qué tendrá Valdemoro? De momento, su advertencia a los antiguos amigos y ahora compañeros de partido ha dado resultado: no se le va a expedientar porque el PP de Madrid parece haber entendido el mensaje de "si me buscan me van a encontrar".
A quien Hacienda si ha encontrado ha sido a otro ex consejero de Esperanza Aguirre, Alberto López Viejo que, según el informe facilitado al juez Ruz, habría cobrado de la trama Gürtel la no desdeñable cantidad de tres millones de euros y defraudado al fisco un millón ochocientos mil.
Y aún falta la tercera punta del tridente que acompañó a Esperanza Aguirre al frente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, el actual presidente, que tiene a su mujer imputada por la sospechosa compra de un ático de lujo en Marbella, propiedad de una sociedad fantasma radicada en un paraíso fiscal.
Para entender el "si me buscan" solo hay que hacer un poco de historia. Hay que remontarse al Tamayazo. Esa operación de compra de votos que robó en las narices el gobierno de la Comunidad de Madrid a los socialistas y se lo dio envuelto en papel de regalo a Esperanza Aguirre. En el paquete iban también Granados, López Viejo y González.
Se creó en la asamblea una parodia de comisión de investigación presidida por el hoy abandonado amigo Granados. Los resultados de la misma, bajo la batuta del cesante, fueron los obvios: no hubo compra de votos ni corruptela que se precie.
Se le pagó el favor y llegó a acumular tres consejerías bajo su mando. Pero, no contento con ello y pese a tener el respaldo económico de su saneada cuenta en Suiza, se dedicó a investigar a su antecesor en la Consejería de Justicia, Alfredo Prada y al "querido compañero" Ignacio González.
Tantos espías sueltos por la casa de la Puerta del Sol, o quizá un chivatazo de la cuenta en Suiza, debieron colmar la paciencia de Aguirre quien se lo quitó de un plumazo de encima cesándole de todos sus cargos, incluido el que ocupaba en la dirección del PP de Madrid. Se quedó como mero pulsador de botones en los escaños que ahora ha tenido que abandonar, pero se lleva consigo los secretos que le van a permitir seguir en Valdemoro. ¿Qué tendrá Valdemoro?
Es realmente una lástima que los dirigentes madrileños se hayan achantado y no le busquen, porque los madrileños nos vamos a quedar con las ganas de saber todas esas historias tan interesantes del "brillante equipo" que gobernó Madrid bajo la mano firme de Esperanza Aguirre, siempre dispuesta a dar lecciones de ética política, mientras la Gürtel y otros hacían negocios florecientes con el dinero público de los vecinos de la capital.
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