Si España lo necesita...
En esta ocasión, doña Esperanza, se ha explayado en la reunión que ha mantenido con Mariano Rajoy en el Palacio de la Moncloa, sobre la necesidad de replantearse el Estado de las autonomías, adelgazando las administraciones públicas y devolviendo al Estado las competencias sobre educación, sanidad y justicia.
Ha podido decirlo más alto pero no más claro. De nuevo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha salido a la palestra para dar a su jefe Rajoy una lección de iniciativa. Lo que ha dicho podrá gustar más o menos, podrá ser incendiario para algunos o inteligente para otros, pero lo cierto es que, con la que está cayendo, lo menos que se puede hacer es alabar el coraje con que esta mujer se enfrenta a los problemas.
Se planta delante de un micrófono, cosa que para otros es un suplicio que tratan de evitar y evitan sistemáticamente, y se pone a rajar sin tapujos sobre lo que realmente piensa. Ni la más mínima concesión a lo políticamente correcto, ni el menor atisbo de ambigüedad, ni un asomo de disimulo. Al pan, pan y al vino, vino. Qué bueno sería que cundiera el ejemplo.
En esta ocasión, doña Esperanza, se ha explayado en la reunión que ha mantenido con Mariano Rajoy en el Palacio de la Moncloa, sobre la necesidad de replantearse el Estado de las autonomías, adelgazando las administraciones públicas y devolviendo al Estado las competencias sobre educación, sanidad y justicia. También propone que transporte y servicios sociales pasen a depender de los ayuntamientos y que dejen de subvencionarse a sindicatos, patronales y partidos políticos. Con estas medidas, según la presidenta madrileña, se ahorrarían 48.000 millones de euros, una cifra que, de ser cierta, evitarían muchos de los dolorosos recortes que hoy se plantean.
Y es que Esperanza Aguirre no cree que el actual modelo autonómico haya servido para lo que se creó, integrar a nacionalistas vascos y catalanes. Y el famoso café para todos, según ella, ha servido, por el contrario, para "complicar el Estado y encarecer el coste de otras regiones".
Todas estas reflexiones y todas estas propuestas han sido "prologadas" con un "Si España lo necesita" que, sin la menor duda, provocará terremotos a favor y en contra. Unos, los nacionalismos históricos, se rasgarán las vestiduras y entrarán en una fase de insomnios y pesadillas; otros, los que no entienden que existan diferencias en los servicios esenciales que reciben ciudadanos españoles entre comunidades, sobre todo en la manifiesta calidad de los mismos, aplaudirán con gran alborozo a la presidenta Aguirre.
Pero que nadie se equivoque: no se va a abrir ningún debate al respecto porque hay demasiados intereses políticos de por medio. Y porque se necesita a Convergencia en Cataluña y al PNV para frenar radicales en el País Vasco. Rajoy ya lo ha dejado claro, por si acaso.
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