Noticias de Cantabria
23-07-2012 10:20

Salvemos la cultura.

Al borde del precipicio como está la economía española puede parecer a muchos un lujo inabordable. Pero la Cultura, con mayúsculas, la literatura, el cine, el teatro, la pintura, que han dado lustre y renombre a este país en el mundo, no puede ser acorralada por los recortes de la crisis.

     No es el chocolate del loro, es el prestigio y la imagen de un país. Precisamente ahora cuando desde Europa, Estados Unidos e incluso los países emergentes, nos miran como la "calamidad" que está poniendo en riesgo el euro hay que conservar la dignidad que las artes han aportado al sello de España en el mundo.

   Se ha creado, con buen criterio, un departamento para "vender" la marca de nuestro país en el exterior. Sin duda los magníficos festivales de teatro de Almagro y de Mérida, sello de calidad de la escena clásica son dos buenos ejemplos de cómo el arte sirve más allá de las fronteras para demostrar el peso de una nación. No es momento para vender carteles taurinos, por mucha tradición que tenga el toreo. En la medida en que está cuestionado y posiblemente mal entendido, contribuye a consolidar la imagen pintoresca de la cultura española de fandango y pandereta.

   Pero es que los ciudadanos, que están sufriendo los recortes donde más les duele, tienen derecho a que la cultura sea un bien accesible y no un lujo para ricos.

   Viene todo estos a cuento de la subida del IVA hasta el 21% en las entradas de cine, teatro o cualquier espectáculo musical. Es verdad que el Impuesto del Valor Añadido ha encarecido bienes imprescindibles, pero también es cierto que desde el comienzo de la recesión las ayudas al cine se han ido recortando hasta casi desaparecer, que el cierre de una sala de teatro ya no llama la atención y que los jóvenes creadores han perdido el aliento al ver como sus obras ni se estrenan ni se exponen.

   La manifestación en Madrid, esta semana, de la gente de la "farándula" que, salvo algunas excepciones, han sido acusados sistemáticamente de pertenecer al "mundo de la ceja" (esa estúpida campaña de Zapatero que ahora pesa como una losa) reflejo la desesperanza con la que contemplan no ya su futuro sino el de la creación cultural.

   Hay valores de los que un Estado no puede desprenderse ni dejar que se deterioren hasta un extremo que luego resulte difícil su recuperación y la cultura es uno de ellos.

   En uno de sus gestos histriónicos y ridículos Berlusconi pretendió (menos mal que lo echaron) privatizar los mas importantes monumentos de la roma clásica para que empresas privadas se hicieran cargo de su gestión se supone que a cambio de publicidad. El Partenón y los museos de Atenas languidecen por falta de apoyo público.

   Tenemos que salvar la Cultura si no queremos dejar a nuestro hijos y nietos, además de hipotecados de por vida, en un desierto de barbarie.

 


 

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