¿Quién está más interesado que nosotros en salir de la pandemia?
Acertamos a decir que es común para todos, ya que nadie está más interesado que nosotros mismos. Sin embargo, el virus del silencio juega con nosotros hasta el punto de pasar desapercibido dejando un rastro inexistente durante días, en los que nos da motivos para que los riesgos no nos parezcan tan graves y la respuesta no sea tan clara. Convivir con una enfermedad tan misteriosa es una crueldad muy grande que ha conseguido que bajemos la guardia
Hemos asumido, irremediablemente. No existía otra alternativa en esta pandemia. Y también, hemos asumido con más o menos gratitud la gestión de la crisis sanitaria e indudablemente asumiremos la gestión que se produzca más adelante, a corto plazo para nuestra salud, y a largo plazo, de nuestra economía. Ley de vida.
Sin embargo, en algún punto volveremos al principio de la historia de esta pandemia; recriminaremos todos y todo.
Es loable exigir y pedir cuentas a nuestros políticos que viven de nuestro trabajo. Por supuesto. Lo haremos, sin lugar a duda, pero ahora el planteamiento es distinto, nuestra responsabilidad en este momento está latente, antes no y aquella "queja" generalizada era entendible. Volveremos a exigir, apuntando en todas direcciones como en primera línea de batalla, pero recordemos que ya que nos encontramos irremediablemente en la primera posición de combate y ahora con conocimiento de causa, conocedores de la situación tan dramática que tenemos y tendremos, de la información y de la sobre-información que existe, no podemos negar que las "alarmas" se "disparan" diariamente, verdaderos titulares de la OMS que dicen claramente lo que ocurrirá, mensajes de profesionales sanitarios que distan de ningún otro interés que el de la salud, y cuando exijamos de nuevo, tendremos que introducir una nueva variable, un nuevo valor o sinónimo, el de nuestra propia responsabilidad. Veremos entonces la verdadera capacidad crítica.
Si queremos ser honestos, exijamosnos ahora a la misma altura. No será una cuestión de quien tiene la razón, qué idea política lo hubiera hecho mejor, ni un largo etc... de motivos, que en su momento tenían cabida, sino una cuestión de pura estrategia y llegar al objetivo. ¿Quien más interesado que el propio ciudadano de salir airoso de esta situación?
Pues no. No parece que se vea ese interés común. Las playas están completas como cualquier otro verano, el distanciamiento no existe, las medidas de prevención, que son muy simples de cumplir, vagamente o simplemente no se hacen... las fiestas multitudinarias, restaurantes con parecido aforo de personas, se olvidan de los guantes en los supermercados, personas sin mascarillas, y nos pasa a todos en mayor o menor medida. Pudiera ser que "alguien" tirará la primera piedra, pero ese "alguien" se verá contagiado de coronavirus al igual que todos por un gran motivo que ya no es la "gracia" de las redes sociales, donde ya no se "lanzan dardos" hacía los demás, ahora la diana somos todos. La auto critica ya no es la obra teatral que interesa porque el tema principal en la actualidad apunta a cada uno de nosotros y a la responsabilidad personal que tenemos todos.
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