¿QUÉ SUCEDE CON LAS OCUPACIONES RELATIVAS A LA MAR? James Eme Linden

Días atrás apareció en un medio local una noticia que refleja el estado a que puede encaminarse o se encamina este país si no corrige el rumbo que viene marcando.

La noticia recogía información directa del SEPE ( el servio público de empleo ) en la que se daba un listado de los puestos de trabajo que resultan difíciles de cubrir. La lista era larga pero limité mi atención, ya que estamos en Cantabria, en el litoral, a las ocupaciones que tenían que ver con todo lo relacionado con la mar.

Según el SEPE hay problemas para cubrir puestos de: jefes de màquina de la marina mercante, mecánicos navales, pilotos de buques mercantes, mecánicos de litoral, frigoristas navales, sobrecargos, engrasadores, bomberos de buques especializados, marineros de cubierta, auxiliares de buques de pasaje, cocineros. La información dejaba claro que estas ocupaciones se referían a la marina mercante o de pasajeros, no a la de pesca.

¿Se cubren todos los puestos que demanda esta última, cabe preguntarse? Lo menciono porque es habitual oír a viejos lobos de mar que apenas hay relevo generacional, abundando en lo que ocurre también en el sector agrícola. Quedé sorprendido al leer la noticia; bueno quedé sorprendido y no quedé sorprendido; al cabo de un instante se impuso la realidad: si este país desde la reconversión de principios de los 80 ha desdeñado el tejido industrial ( Torrelavega, Reinosa en este sentido son hoy sombra de lo que eran, por ejemplo), abrazado de manera tonta y ciega el sector servicios a la vez que estimulaba a sus jóvenes para ir a la Universidad a formarse como abogados, dentistas o psicólogos, menospreciando la formación profesional y hoy el gobierno los anima a seguir en la inopia colgada de un móvil con una serie de subvenciones que sólo consiguen enquistar el problema, no es extraño que todas esas ocupaciones, ocupaciones de alta cualificación hay que añadir, queden vacantes.

Como solía mantener el exministro de la Seguridad Social, señor Escrivá, a propósito del reto demográfico, la inmigración atajará el problema; ya veremos? La información no arrojaba datos respecto a si esa enorme deficiencia se cumplía también en todo el litoral cantábrico y aquí, en Santander. En una breve reseña que llevaba la COPE en su página el invierno pasado se alude a La Escuela Técnica Superior de Náutica informando que todas su plazas están cubiertas y que sus graduados, según su director, se colocan todos. Eso querría decir que todos los puestos, en los diversos oficios, que genera la industria naviera en Cantabria, si es que aún mantiene algún grado de actividad, se cubren; porque hay que creer que un alumno salido de la Escuela preferirá tener como base de operaciones esta región a cualquier otra considerando parecidas condiciones laborales. Convendría saberlo aunque sólo fuera como dato estadístico que apunta cierta tendencia sociológica.

La mar es dura, siempre lo ha sido; nada tiene que ver con una marina impresionista, un poema anhelando los mares del sur, una pieza musical de Debussy o la contemplación melancólica del horizonte, al caer la tarde, sentado en los Jardines de Piquio? Pero no es menos cierto que las condiciones de trabajo en la mar nada tienen que ver con las que se daban en un ballenero del siglo XIX. De ahí que si sorprenda que ocupaciones de alta cualificación como las mencionadas más arriba no lleguen a cubrirse. Para ratificar este estado de la cuestión baste añadir a lo ya mencionado el artículo aparecido en el diario El Mundo el 12 d Abril : «Faltan miles de ingenieros navales. El déficit de ingenieros navales amenaza la apuesta por la eólica marina. Los directores de Escuelas de Ingeniería Naval consultados, la de Madrid y Cádiz, coinciden en que: todo lo relacionado con la mar está olvidado por la sociedad; ha esto hay que añadir la alta tasa de abandono del alumnado en el primer y segundo cursos...» ¿Cómo es posible que un país con cerca de ocho mil kilómetros de costa le haya dado la espalda al mar de manera tan temeraria?

Los sucesivos gobiernos desde el año 82 apostaron por convertir el país en una especie de parque temático sostenido por el sector servicios y su necesario apoyo en el turismo de masas, sectores ambos de escasa o nula productividad, y ahora, a toda prisa, el gobierno actual pretende corregir la situación soñando con plantas de semiconductores. ¿Qué incentivos tendrían los fabricantes de Taiwan, Corea del Sur, China o Estados Unidos para deslocalizar su producción, asumiendo con se asume que este es un sector estratégico, vital, en el desarrollo económico del presente siglo?, cabe preguntarse; considerando que el presente siglo permanezca en píe, que esa es otra cuestión? En el ejército prusiano solía decirse que: «el minuto perdido ni la eternidad te lo devuelve...» En este país se han perdido y se siguen perdiendo demasiados.