Noticias de Cantabria
27-06-2007 22:06

Pacifista de salón

CARMEN LEAL: "El primero fue Gandhi que luchó por la independencia de la India y en 1948 fue asesinado. Después le siguió Martín Luther King que lucho contra la discriminación racial y murió asesinado en 1968.".

 

No hay que confundir pacífico con pacifista. El pacífico es el ciudadano que no busca pelea, que las evita porque las aborrece. También se dice de la persona tranquila, sosegada, que no provoca discordias ni enfrentamientos. Sin embargo pacifista es aquel que profesa una doctrina o conjunto de doctrinas encaminadas a mantener la paz entre las naciones. Aunque se diga de manera simplista que es una doctrina que se opone a la guerra o a cualquier clase de violencia, lo cierto es que bajo esa denominación se esconde desde la inercia política hasta una forma de obviar la realidad social o política. A estos últimos los llamo pacifistas de salón.


Siempre han existido organizaciones y personas que han luchado por sus ideas con las armas de la no violencia. El primero fue Gandhi que luchó por la independencia de la India y en 1948 fue asesinado. Después le siguió Martín Luther King que lucho contra la discriminación racial y murió asesinado en 1968. El arzobispo de El Salvador, Óscar Romero defendió a los oprimidos por la extrema derecha nacionalista y fue asesinado durante una misa en 1980. Todos expusieron su vida. Estos grandes hombres no tienen nada que ver con Zapatero que es un pacifista de salón, que pretende la paz a cualquier precio dentro de España con indignas negociaciones con ETA, y fuera de ella con las aportaciones del ejercito español a las fuerzas de la ONU sin querer saber las consecuencias o disimulándolas bajo denominaciones insólitas para no pronunciar la palabra “guerra”. Pues si señor, en el Líbano hay una guerra lo mismo que en Afganistán y nuestros soldados pueden morir en esas guerras como lo ha podido comprobar. Su pacifismo reformista, ese que predica la paz sin sentido crítico alguno, no ha impedido que pierdan la vida seis jóvenes soldados de nuestras fuerzas especiales. Si fuese consecuente con su pacifismo habría mandado al Sr Moratinos a consensuar una paz entre unos y otros en vez de los soldados. No es tan fácil la paz. Por eso hay que prepararse bien para la guerra. “Si vis pacem, para bellum”, si quieres la paz prepara la guerra decían los romanos. Por lo tanto preparar la guerra es dotar a nuestro ejercito de mejores condiciones: armamento moderno, coches blindados,inhibidores etc. Poner a nuestro ejercito al nivel de los ejércitos modernos y tratarles como se merecen. Pero para eso se necesita dinero y hoy día el presupuesto del Ejército es uno de los más bajos de Europa, que cubre justamente los salarios sin apenas invertir en la modernización de los equipos. Hay que dignificar la milicia española porque nos defiende a todos. Basta de tratarles como los descendientes de Franco, como descendientes de un dictador que murió hace mas de treinta años. Hay que conseguir que los militares puedan salir a la calle con sus uniformes orgullosos de llevarlo y que la sociedad se reconozca en ellos. Darles la misma entidad social que tiene cualquier colectivo de policía, guardia civil, médicos, profesores, arquitectos etc. Un colectivo más de la sociedad en que vivimos. Y sobre todo cuando dan la vida en un acto de servicio, el Gobierno de la Nación española no puede ser cicatero ni con los honores merecidos, ni con las remuneraciones y las ayudas a las familias afligidas. Es lamentable que en esta ocasión, cuando han muerto nada menos que seis jóvenes de nuestras Fuerzas armadas de élite no haya habido un funeral de Estado. Es lamentable que el pueblo no haya podido arropar a sus familiares porque Zapatero es un pacifista de salón.

 

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