Noticias de Cantabria
22-09-2012 20:15

Independentismo versus sentido común

Cataluña lleva muchos ejercicios económicos recibiendo del Estado central muchos miles de millones de euros más de los que le corresponden.Permítanme comenzar este artículo diciendo que los españoles estamos hasta el gorro, y hasta otros sitios, de los ataques provincianos del independentismo catalán.

 En estos últimos días lo ha dicho bien claro tanto Pedro Arce en Cantabria Liberal como Xavier Carrió en su blog, además de numerosos periodistas e intelectuales. En unos casos se han mofado de la falta de consistencia de las declaraciones del portavoz del Gobierno catalán y, en otros, de las mediocres opiniones  del presidente regional de Cataluña, señor Arturo Mas.
A pesar del estatuto catalán y de las cesiones que recoge la Constitución, alguien debe poner claro y en letra que Cataluña ni es Estado ni es Nación. Estamos ante un simple nivel de aspiración y ante una comunidad autónoma de tantas; incluso una comunidad mal llamada histórica, pues el hecho de que tuviera un estatuto en determinado momento, no le da el apellido de ‘histórica’, aunque sí puede considerarse una comunidad histérica, abusiva, pedigüeña, fraudulenta, chantajista  y ratonera, incluso ‘pesetera’ y cada vez menos trabajadora y más insolidaria; lleva muchos ejercicios económicos recibiendo del Estado nacional o central muchos miles de millones de euros más de los que le corresponden. Y todo para que se calle la boca.  Espero que nadie se sienta ofendido pero la realidad manda y el sentido común canta.


Posiblemente caiga del burro Cataluña cuando las comunidades del Valle de Arán pongan sobre la mesa su deseo de no seguir siendo catalanas. ¡Cuántas veces se ha visto el plumero a Cataluña al tocar ese tema! ¿Y qué dice el Gobierno regional catalán y sus adláteres cuando numerosas poblaciones catalanas  dicen sentirse eso y, además, españolas? Sea como fuere, el caso es que Arturo Mas se ha metido en un laberinto sin salida, con el apoyo de ‘tarambanas’ del independentismo. No saben cómo salir de esa, sobre todo desde que han tenido conocimiento legal de que Cataluña no puede independizarse, incluso que quedaría a la cola de Europa, sin entrar en el euro, y con un déficit once veces superior al actual en los tres años siguiente al presunto acto de independencia.
Ejemplo sin parangón deberían  tomar de la Caixa tanto el Gobierno catalán como  quienes han generado la deuda descomunal que ahoga a Cataluña. La Caixa ha demostrado una altitud y amplitud de miras, además de una actitud abierta y honorable. ¡Hace tiempo que la Generalidad perdió la honorabilidad que se le reconocía!


Pero volvamos al ejemplo de la Caixa. Esta entidad ha inyectado 500M de euros a los empresarios de Castilla y León (Juan Vicente Herrera ha asistido a Burgos para hacerse solo la foto, porque desconoce el alcance de este convenio que va a salvar a quienes el Gobierno regional ha ahogado y sigue ahogando). Tras la fusión con Banca Cívica, Caixabank  tiene una oportunidad única para demostrar su solvencia en la región, frente a los fracasos, descubiertos  y tumbos que acompañan a Caja España y Caja Duero, sin perder de vista a la propia Consejería de Hacienda.


El convenio entre Caixabank --que es quien arriesga--  y la Junta de Castilla y León -- que es quien observa, ríe, aplaude y sale en la foto-- supone un colchón para el mundo empresarial de León y de Castilla. Representa nuevas líneas de trabajo y financiación para empresarios, autónomos, agricultores y ganaderos. Caixabank es un ejemplo claro, reconocido y admirado de cómo con señas de identidad catalanas, se puede actuar en España por ser española y europea por extensión. Todo ello ridiculiza una vez más a ese independentismo rancio, obsoleto y catastrofista, al que muchos no tendríamos inconveniente en botar cuanto antes.


Acuerdos, convenios o firmas de este calibre demuestran el aldeanismo y provincianismo del independentismo y de su cerrazón acorazada. No hay duda, como dice el nuevo presidente interino de CECALE,  que “tanto los autónomos como los empresarios quieren ver trabajando a las instituciones” en beneficio de la ciudadanía y de la creación de puestos de trabajo. Es un ejemplo más, con vitola de sentido común, al que debería engancharse el independentismo de Arturo Mas y el de otras comunidades que también aspiran a ser Estado sin fundamento ni fuerza. Ya se sabe que el trabajo aleja de las personas cuatro grandes males: el ocio mal entendido, la pereza enquistada, el aburrimiento y la necedad.
Jesús Salamanca Alonso

 

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