Noticias de Cantabria
22-09-2014 13:17

Gallardón prepara su futuro.

Después de muchos retrasos y el mismo número de excusas, el viernes se evidenció su fracaso: la polémica y retrograda reforma de la actual ley del aborto no verá la luz; de momento. Se ha aparcado, no porque el Gobierno haya desarrollado una inusual sensibilidad ante las protestas ciudadanas; se dejará en vía muerta porque las encuestas muestran que el retroceso en las libertades, que con tanto ardor defendió Gallardón, no gusta ni a los suyos.

   Desde que llegó a la cartera de Justicia, dejando el Ayuntamiento de Madrid al borde de la quiebra, ha intentado quitarse la "lacra" de una  imagen centrista para pasarse con armas y bagajes a la derecha más casposa. Pretendía recuperar el favor de ese sector de su partido que nunca le vio con buenos ojos y que le cerraba las puertas del único destino a donde siempre ha querido llegar: la Moncloa.

   Pero, siendo hábil como es, ha errado el tiro en cuanto a los tiempos. Ahora no tocaba. Con la crisis económica demoliendo el estado del bienestar y, sobre todo, con media clase política entrando en los juzgados acusada de corrupción, el pueblo soberano no está por retroceder en la historia.

   Pero nadie sabe si de aquí a unos años, y tras un batacazo de Mariano Rajoy, el PP no volverá a sus esencias; esas que cultivó José María Aznar y que, quien lo iba a decir, se ha convertido en el principal valedor de Gallardón desde la fundación FAES. El todavía ministro de Justicia ya empezó a cuidar esa relación cuando se llevó a Ana Botella de número dos a la alcaldía, propiciando su ascenso al bastón de mando. Ha sido, por cierto, uno de los pocos que ha defendido su candidatura para las próximas municipales.

   Ese papel, el de candidato de la derecha de verdad, el de la unidad de destino en lo universal, la religión y la bandera, es el que se está trabajando Gallardón, dado que con los "templados" actuales solo ha conseguido ser el segundo en la lista de los ministros peor valorados. Le gana Wert, otro converso, y el único en salir a defenderle ante el abandono palmario del resto del gabinete.

   Cometió el error de filtrar que se iba y anunciar que daría una rueda de prensa explicando su difícil situación. Pero alguien le ha debido advertir que no se pase por que, con el problema de la convocatoria de referéndum en Cataluña, Rajoy está de los nervios. Aún  así insistió en  que dentro de unos años él estaría donde siempre: defendiendo la libertad de las mujeres y el derecho del nasciturus.

   En las filas del PP dan por hecho que, en contra de su voluntad pero obligado por las encuestas, Rajoy hará una crisis de Gobierno antes de las municipales y autonómicas. Algunos ministros se ven ya en provincias.  Resulta difícil pensar que Gallardón, tan mal valorado y con su pésima gestión económica de las arcas madrileñas, tenga posibilidades.

   Su futuro pasa por volver de la mano de otros compañeros de viaje.

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