Festival de San Sebastian, una crónica abierta
Tiempo estival de revueltas, de huelgas y manifestaciones, de clamores populares que definen un sentir general y reclaman prontas soluciones, pero que no ensombrecen ni interrumpen la dinámica de un evento muy nuestro, esperado y aclamado por todos.
El pasado septiembre, otro año más, San Sebastián se vistió de gala, de cine, de personajes que ya nos son familiares… y de nuevo, su veterana alfombra roja paseó a míticos del celuloide.
Tiempo estival de revueltas, de huelgas y manifestaciones, de clamores populares que definen un sentir general y reclaman prontas soluciones, pero que no ensombrecen ni interrumpen la dinámica de un evento muy nuestro, esperado y aclamado por todos.
Porque este pasado 2013 ha sido un año embrujado, lleno de sortilegios, de magias negras… y así lo ha dejado sentir tan internacional festival en el que Álex de la Iglesia conjura todo un guión en su singular película”Las brujas de Zugarramurdi” donde una Carmen Maura , galardonada con el premio DONOSTIA 2013, pone especial énfasis en aterrorizar cómicamente a los espectadores.
Hay de todo en este Festival que anualmente se esfuerza en recrearnos y sumergirnos en espacios que finalmente parecen casi tuyos. Espacios de animación, de HERIDAS compartidas y de singulares menús a base de CARNE HUMANA…
En la página del propio festival podemos encontrar detallada información sobre lo que allí paso, sus secciones cinematográficas, singularidades en todos los términos y quienes han sido galardonados.
Hoy, prefiero centrar este artículo en el interés que el Festival despierta año tras año…Y es que el cine siempre ha sido y será ese espacio en el que los sueños se tejen con realidades hasta elevarte a lo más sublime de los deseos, y encumbrar estos sueños, no es siempre sencillo.
Satisfacer tantas exigencias por parte de tantos “actores” a menudo se complica. Porque es difícil innovar, todo un reto para los organizadores que saben donde tienen puesto el nivel de calidad y de universalidad.
Sin embargo, en estos días gloriosos, glamorosos y, a veces, hasta lluviosos, la ciudad se transforma en escenario de su propio Festival y brinda su carácter amable y hospitalario seduciendo a los más escépticos.
Y personajes de sueños aparecen, dejándose ver como si tal cosa, por las playas, cafeterías o en el hall de un hotel…
Tantas sorpresas! Porque esto es el Festival, atrapar los sueños, lo inalcanzable, a veces, Lo Imposible. Esa foto con tu actor favorito, un autógrafo, compartir sala con los protagonistas del film…
Y casi sin cerrar fechas, ya tenemos las piezas de próximo año sobre la mesa, y de nuevo el ajetreo, la exigencia para que todo salga, al menos, como en años anteriores.
Para que ninguna pieza quede excluida del puzzle, y atar cabos de partidas presupuestarias, de patrocinadores, de colaboradores. Para así, dar en el centro de una diana que no se ve. Y es que en este espacio “divino”, como suele pasar a menudo, lo importante, a veces lo que no se luce, está en la trastienda, como en los telefilmes…en los cámaras, guionistas, diseñadores, directores.
En ese gesto que lleva a galardonar a tantos olvidados o, sencillamente relegados, como fue el caso del pasado premio Donosti a la magistral Glenn Close por tan brillante trayectoria cinematográfica, o a esos veteranos a los que un director amable rescata de su encierro.
Una crónica abierta en el tiempo, en el recuerdo, una fusión intemporal sin límites, porque eso son las ilusiones y los sueños, porque eso es LA MAGIA de estos días. Porque…”El cine no es un trozo de vida, sino un pedazo de pastel”, Alfred Hitchcock (1899-1980) Director de cine británico.
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