El papelón del Banco de España.
El Banco de España, ese organismo encargado de velar por la recta actuacion de las instituciones financieras, el que no se enteró de que las cajas de ahorro estaban al borde de la quiebra, el que consintió la emisión de preferentes, el que no alzó la voz ante las escandalosas remuneraciones de los consejos de administración de las entidades publicas, vuelve a dar consejos.
El Banco de España, ese organismo encargado de velar por la recta actuacion de las instituciones financieras, el que no se enteró de que las cajas de ahorro estaban al borde de la quiebra, el que consintió la emisión de preferentes, el que no alzó la voz ante las escandalosas remuneraciones de los consejos de administración de las entidades publicas, vuelve a dar consejos.
Era una labor en la que se prodigaba su anterior responsable, Fernández Ordoñez. Mientras Blesa se dedicaba a comprar bancos en Florida, en una operación ruinosa para la entidad, Ordoñez comparecía en todos los foros económicos pidiendo recortes de salarios y pensiones.
No se enteró de lo que pasaba en su negociado pero, eso sí, se convirtió en martillo de herejes del gobierno socialista, reprochándoles su falta de visión ante la gravedad de la crisis. Tenía razón, pero más le hubiera valido a la economía de este país que se hubiera dedicado a lo suyo y no a analizar el mercado de trabajo.
Su sucesor, Luis María Linde, sigue la misma línea. En lugar de pedir a Gorigolzarri, presidente de Bankia, una explicación coherente sobre lo sucedido los días previos al canje de preferentes, cuando una operación especulativa hizo caer el precio de las acciones dejando las preferentistas más arruinados todavía, sigue con los consejos.
El gobernador del Banco de España pretende ahora que el Gobierno apriete aún mas a los trabajadores. Propone, no que se recorte el salario de los nuevos responsables de las entidades rescatadas con dinero público, pero si la posibilidad de contratar, con carácter excepcional, por debajo del salario mínimo, fijado en seiscientos cuarenta y cinco euros.
Linde, que ha entrado en el mismo bucle que su predecesor, solo mira hacia un sector de la sociedad donde aplicar el castigo. Considera "esperanzadores" los resultados de una reforma laboral que ha permitido que solo en el primer trimestre se perdieran más de doscientos mil puestos de trabajo. Pero, convencido de que no se han dado los pasos suficientes para incentivar la contratación, propone salarios "basura" para salir de la crisis.
No habla la memoria del Banco de España de expectativas de futuro de las Cajas de ahorro rescatadas, de si van a necesitar una nueva inyección de dinero público, dado que la recesión y las cifras apabullantes de paro son dos factores de riesgo de aumento de impagados.
Sin embargo analiza la necesidad de recortar cuanto antes las pensiones y recomienda anticipar la entrada en vigor del retraso de la jubilación los 67 años y aumentar el cómputo de quince a veinte años para fijar la cuantía de las pensiones.
Ni una palabra de su responsabilidad como institución en la quiebra de un sistema financiero público al que se dejó actuar a su antojo al que no se prohibió llegar a ese nivel de endeudamiento, ni se alertó de sus generosos créditos a sociedades insolventes.
Con semejantes mimbres muchos ciudadanos se preguntan para que sirve, si la política monetaria la fija el Banco Central Europeo y la económica nos viene impuesta desde Bruselas, una entidad con un abultado presupuesto cuyo empeño es dar consejos pero ha fracasado en su misión como "regulador".
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