Alborozo.
La dirección del Partido Popular está escenificando estos días en Valladolid el alborozo que sienten al estar todos juntos y en concordia mirando con recatado gozo el futuro de la economía.
La dirección del Partido Popular está escenificando estos días en Valladolid el alborozo que sienten al estar todos juntos y en concordia mirando con recatado gozo el futuro de la economía. Es, de momento, su único objetivo y su único mensaje. Si para ello es necesario que Mariano Rajoy se coloque unas gafas de Google, pues se las pone.
La otra razón, y no menos importante, de esta Convención popular es la necesidad de darse ánimos, restañar heridas y contrarrestar los datos negativos de las encuestas. Para esa misión se basta y se sobra María Dolores de Cospedal que hace frases tan rotundas e inspiradoras de ardor colectivo como: "es el Partido Popular o es la nada", "todos somos el Partido Popular". Por si no quedaba claro, ha trasmitido el saludo de José María Aznar, quien figuraba como interviniente en el acto de apertura para luego, cuando sus "compromisos internacionales" le obligaron a salir de España, desaparecer por el foro. Porque sí, sí hubo un primer programa, que se envió a los medios, en el que Aznar todavía no les había dado plantón, aunque debía tener ya los billetes sacados.
Pero la secretaria general del PP quiere en estas jornadas resolver todas las cuitas de golpe. Como la fiscalía ha decidido ampliar la investigación sobre el extraño contrato de su marido con Liberbank, lo sienta a su vera, junto a Rajoy, apartando a Javier Arenas, para demostrar que es uno de los suyos, y tan intocable como sus compañeros de fila.
¿ O es que alguien se había creído que su marido no iba a poder trabajar en nada? Total por una fruslería de siete mil euros al mes por asesoramiento a una entidad bancaria (donde se dio cobijo a Caja Castilla-La Mancha) que ha recibido ayudas públicas.
Uno de los foros más esperados era el protagonizado por el ministro Guindos y la díscola Esperanza Aguirre, una de las escasas representantes del ala dura que sí participó de estas jornadas de confraternización. Después de sus críticas de días pasados a la política antiterrorista de Mariano Rajoy, su presencia significaba que el agua no había llegado al rio. Suponemos que Guindos, que últimamente pierde los papeles con facilidad, no le dijera soto voce la desafortunada frase -"que se vaya a tomar por culo"-, tan impropia, por cierto, en un hombre tan fino como él.
Toda esta parafernalia, que tanto gusta a los partidos y que se convoca para escenificar el "prietas las filas", va a dejar la incógnita fundamental abierta: el nombre del candidato a las europeas, próxima cita electoral del mes de mayo, para el que los populares se preparan con tanto ahínco. Temen, quizá, que la frase de "todos somos el Partido Popular" no cuadre con las mareas blancas, las mareas verdes contra la LOMCE, el rechazo masivo a la reforma del aborto o los recortes a unas empobrecidas clases medias que son el caladero de los votos de centro.
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