WELCOME TO THE AMERICAN SHOW. James M. Linden
El dia cinco de Noviembre tendrá lugar la tan aireada, enjabonada y esperada votación para elegir al nuevo presidente de Estados Unidos. Como se sabe o debería saberse esta elección no es directa sino indirecta, lo que quiere decir que es una especie de elección oligárquica donde un Consejo Electoral de 538 electores formado conforme a los representantes de cada Estado en el Congreso
El dia cinco de Noviembre tendrá lugar la tan aireada, enjabonada y esperada votación para elegir al nuevo presidente de Estados Unidos. Como se sabe o debería saberse esta elección no es directa sino indirecta, lo que quiere decir que es una especie de elección oligárquica donde un Consejo Electoral de 538 electores formado conforme a los representantes de cada Estado en el Congreso más los asignados a Washington DC, serán los que en última instancia decidan quien asumirá el cargo. Los pobrecitos votantes puede que se queden con un palmo de narices cuando descubran que su candidato aun recibiendo mayor número de votos no será elegido presidente ( de hecho ya sucedió en el año 2000 con la elección de Bush hijo y en el año 2016 con la elección de D. Trump) ; paradojas de la democracia.
Cuando decíamos esperada nos referíamos a que sin duda lo es por los grandes medios y corporaciones de información que a diario vierten la verdad revelada; también por las élites, sobre todo las occidentales, pero dudamos de que el ciudadano corriente, es decir, el que corre a diario como pollo sin cabeza para mantenerse a flote le preste más atención que la que le presta a una alerta del Whatsap, del Tik-Tok, Twiter o la aplicación que venga en línea. Para nosotros, en vez de guardar silencio, la atención se resume en este breve artículo; con desdramatizar todo el asunto es más que suficiente; pues tampoco parece que vayan a pagarnos por ello.
En este televisivo y hortera show americano que llevamos padeciendo desde hace más de un año incluidas dos inciertas tentativas de asesinato a uno de los candidatos, los contendientes son un tal Donald Trump, expresidente él, y una tal Kamala Harris.
Mrs. Kamala Harris proveniente de una familia de clase media profesional formada por una madre bioquímica de origen indio y un padre profesor de economía en la Universidad de Stanford nacido en Jamaica, ha desarrollado su carrera como una funcionaraia de alto rango; en concreto como fiscal de distrito en San Francisco durante los años 2004-2011 y como fiscal general del estado de California durante los años 2011-2017.
De su estapa en San Francisco no hemos averiguado mucho, empero de su etapa como fiscal general de California parece que hizo poco o nada por aliviar, mejor dicho, proteger a los millones de incautos atrapadados en las llamadas hipotecas subprime a raiz del crack del 2008. Como el gobierno de B. Obama prefirió rescatar a los grandes bancos y aseguradoras de Wall Street, Mrs Harris, deslumbrada por el pico de oro de su referente, prefirió seguir la estela. Quizás perseguida por la mala conciencia que esta actitud le dejara, hace un par de años consiguió, según parece, que los bancos de California compesaran de alguna manera a quienes entonces tuvieron que recoger sus bártulos y entregar su casa; por un puñado de dólares?, ha conseguido reseñas favorables de su valentía en los medios demócratas. Aparte de esta anécdota y hasta que fue llamada por el inefable Mr. Biden para figurar como vicepresidenta de la nación, no se conocen asuntos dignos de mención. Eso sí, parece una señora muy risueña, lo cual no deja de ser algo inquietante e inducir a la sospecha.
Mr. Donald Trump es vástago de una familia rica con grandes intereses en en el sector inmobiliario desde hace más de medio siglo; la compañía se llamaba «Trump
Management» y en 1971 su padre lo nombró presidente de la misma. Poco a poco con la ayuda de papá Mr. Trump fue independizándose, consiguiendo jugosos préstamos bancarios y en la década de los noventa era ya un verdadero, aunque mediano, tycon; vamos lo que se dice un auténtico self-made- man; una incarnación más del sueño americano. Desde el año 1991 hasta el 2009 tuvo serios problemas financieros y tuvo que acogerse, alguna vez, a la ley de quiebras para seguir adelante. Todo estaba bajo control, pues como suele decirse en Estados Unidos: « Si tú le debes al banco 100.000 dólares, el banco te tiene pillado, pero si le debes al banco 100 millones de dólares tu tienes pillado al banco».
En el año 2017, contra todo pronóstico, le arrebató la presidencia de la nación a otra chica risueña de tejemanejes bastante turbios, Mrs. Clinton. Julian Assange, liberado hace unos meses, conocía bastante del tema; por eso se ha chupado 12 años en el trullo. La presidencia de Mr. Trump fue apoteósica y divertida; sus maneras poco acordes con la formalidad diplomática fueron pasto de titulares; consiguió que el llanto y el crujir de dientes fueran cosa corriente en el ambiente progre, woke; no inició ningun conflicto bélico, al contrario, comenzó la retirada de las tropas americanas de Afganistán y del norte de Siria; sin embargo tuvo la debilidad, consustancial a todo el establishment americano, de acrecentar la autoestima de Israel reconociendo a Jerusalem como capital intemporal del pueblo elegido.
Luego contra todo pronóstico, perdió las elecciones en favor de un tal Mr. Biden que a duras penas podía encontrar la salida cuando dejaba la tarima en las ruedas de prensa. Inmediatamente después siguió el consumado happening del asalto al Capitolio por una turba festiva de poco más de mil personas; el centro de poder del hegemón mundial se tambaleó; Mr. Trump fue acusado de instigador; el show ha seguido coleando hasta hoy y Mr. Trump quiere volver a ser presidente.
Asi que en estas estamos; el mundo contiene la respiración? Nosotros, sin embargo, estamos curados de espanto. En un artículo del inolvidable Umbral aparecido durante el año 2000 en El Mundo, escribía: « Mientras en el Estado de Florida deciden quien será el nuevo presidente basura hay que pasar el tiempo leyendo y...» Nosotros haremos lo mismo o quizás otra cosa; puede que nos asomemos a cualquier lugar de la costa a esperar, con suerte, una señora borrasca? El espectáculo superaría, con creces, el desenlace del show americano.
James M. Linden
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