Noticias de Cantabria
Opinión 13-05-2020 20:13

Virus en Madrid, pandemia en España

La “bomba” ha sido comprobar cómo el Gobierno de Sánchez NO solicitó al Ejecutivo comunitario su participación en la adquisición conjunta de material para afrontar la crisis viral. ¿Qué significa ese olvido? Pues significa que España no estará entre los 18 países que próximamente recibirán millón y medio de mascarillas para proteger al personal sanitario.

 

¿Pero en manos de quién estamos? ¿De dónde ha salido tanto espécimen parasitario al que están engañando en todas partes? Da igual que encargue respiradores, mascarillas, batas o pinzas para la ropa. La “bomba” ha sido comprobar cómo el Gobierno de Sánchez NO solicitó al Ejecutivo comunitario su participación en la adquisición conjunta de material para afrontar la crisis viral. ¿Qué significa ese olvido? Pues significa que España no estará entre los 18 países que próximamente recibirán millón y medio de mascarillas para proteger al personal sanitario. ¿Pero en manos de quién estamos? ¿De dónde ha salido tanto espécimen parasitario?

 

Desde el gobierno han consumado el ridículo. Ahora son el hazmerreír mundial con la negligente gestión de la Covid19. No sólo gestionan mal sino que son olvidadizos de lo importante: me huele a engaño, corrupción y podredumbre. “En política se puede hacer todo menos el ridículo”, decía Tarradellas. La comunidad de Madrid ha dado una lección de gestión, eficacia y dominio de mercados que el Gobierno central no es capaz de reconocer, escondiéndose tras el insulto fácil.

 

En el día a día comprobamos que el comunismo de Iglesias come terreno al anodino Pedro Sánchez y, precisamente, de ahí viene la pésima relación existente entre los dos pseudolíderes. Cualquier día los “contrayentes” de la conjunción socialcomunista acabarán en violencia doméstica. Tan solo hay que esperar y comprobar cómo la mentira, el engaño y la traición son aliadas y bandera de la izquierda.

 

No es de recibo la forma en que el “vice”, Pablo iglesias, está jugando con la vida de los madrileños y anteponiendo la propaganda a la salud. ¡Ya estamos con la práctica de la “agitprop”! Este personaje siempre acaba por escandalizar a la ciudadanía con sus expresiones de odio, revancha y amenaza. Aún piensa que España es como Venezuela, donde el miedo es un arma más: en esta bendita tierra, que es la nuestra, puede encontrarse con la horma de su zapato en cualquier momento y tras cualquier esquina. A la historia contemporánea me remito.

 

Nunca he entendido cómo este personaje bolivariano intenta ganar posiciones políticas, cuando su irresponsabilidad le pone al descubierto. Ahí tienen el caso de las residencias de mayores: el día 19 de marzo comprometió 300M de euros para garantizar la seguridad en las mismas y, sin embargo, ha demostrado ser un inconsciente y un tarambana; incluso ha ocultado los datos de fallecidos en las mismas. Hasta ahora sólo ha demostrado torpeza e ineptitud, además de su ganada fama de miserable por las reiteradas amenazas amparadas en el artículo 128 de nuestra Carta Magna.

 

Con la situación de Madrid no ha sido menos negligente y sectario al encubrir y defender las barbaridades de su barragana en la algarada tumultuosa del 8M o las falsedades de Isabel Serra. Desde la comunidad y el ayuntamiento de la capital madrileña se ha trabajado sin descanso durante la crisis sanitaria, a pesar del descaro y el abandono del socialcomunismo central.

 

Ni Sánchez ni Iglesias se han molestado lo más mínimo por Madrid. Ellos son el virus de la capital y la pandemia de España. No conforme con hacer daño a la capital del Estado, ahora se descuelga Iglesias con los menús de los niños madrileños durante el confinamiento: Primero da la aquiescencia su departamento y ahora habla de comida sin nutrientes, cuestión que le ha sido desmentida. Incluso “dispara” contra los empresarios madrileños “por mirar más por la economía que por la salud de Madrid”. Este muchacho, aprendiz de Lenin y limpiabotas de Stalin, cada vez que habla no sabe si mata, hiere o espanta. Ya decía Plutarco aquello de “quien disimular no puede, que no gobierne”

 

Empiezo a pensar que este tipo de “bichos bolivarianos”, que intentan destrozar el Estado y la convivencia en el mismo, no son personas normales. Con la que tenemos encima por su ineptitud y negligencia, no estamos para atender a iluminados, y mucho menos a sectarios, que ponen su ideología bastarda por encima de todo.

 

Demuestran ser diabólicos en el día a día. Carecen de sensibilidad política y humana. Pasan de la crisis sanitaria, desprecian a la ciudadanía y se saltan sus propias cuarentenas, se mofan de los casi 40.000 muertos y de los más de 230.000 contagiados; es más, pasan también de los millones de parados, de los miles de trabajadores inmersos en ERTE y de la ruina con la que nos entierran más y más. Lo importante para ellos no es España sino la destrucción de ésta siguiendo su miserable hoja de ruta.

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