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Opinión 28-06-2021 07:52

Una enseñanza sin lógica y abuso de la retórica.Por Juan Goti Ordeñana Catedrático emérito de la Universidad de Valladolid

Durante siglos, se ha estado enseñando a utilizar la inteligencia para ejercitar el razonamiento lógico, según el método griego de probar, y conforme a ello se han conseguido los grandes descubrimientos de los que ahora disponemos,....

 

 

Vamos a hacer una breve incursión por los modos que las personas han tenido para conservar su pensamiento. Cada época ha tenido sus características especiales. En los tiempos primitivos preponderó la memoria, de modo que las tradiciones de los pueblos se recordaban de generación en generación, por ejemplo, en la tradición del pueblo hebreo: los cuatro primeros libros de la Biblia, incluidos en el Pentateuco, se conservaron en la mente del pueblo durante siglos, hasta que se pusieron por escrito, hacia el siglo X a. C. Algo similar paso con la Ilíada que estuvo en la mente de los griegos, hasta su escritura por Homero hacia el siglo VIII a C. Según la tradición en el hombre primitivo tuvo gran importancia la memoria, ya que fue el primer patrimonio de cultura, que guardó la historia antigua durante siglos.

La escritura marcó el siguiente paso en la cultura del hombre. Al tomar por escrito nota de los hechos, la memoria dejó de ser el depósito de la cultura, y fue sustituido por los libros, con lo que a la larga se formaron bibliotecas que conservaron los hechos de la antigüedad. Pero en ese momento, hay un descubrimiento que ha hecho que la cultura del Occidente haya tomado la carrera de progreso, con el nacimiento de un modo nuevo de razonar. El cual se caracterizó por el razonamiento lógico, como enseñaron los griegos con sus sofistas, y que Aristóteles supo ilustrar en su tratado del Órganon.

Esta forma de razonar dio lugar a lo que hemos conocido como la lógica, y tenía como objetivo aplicar la razón para distinguir lo elementos utilizados por la ordenación propia de la mente. Por tanto, nuestra cultura ha tenido como base el ejercicio de la mente humana, y así ha surgido la cultura de Occidente, creando unas inteligencias lógicas. Forma de conocer y utilizar las cosas para ir cubriendo las necesidades de las personas. Y durante siglos la enseñanza se ha ordenado a formar mentes con un discurso según esta lógica, a lo que se ha dirigido especialmente la formación humanística de las aulas de los institutos de enseñanza durante siglos, y que en las nuevas leyes de educación se quiere abandonar, para dirigir la formación de los estudiantes a una inclinación sentimental de su entorno. Hemos entrado en una enseñanza donde se promueve la sensibilidad en la educación en lugar de la inteligencia.

Durante siglos, se ha estado enseñando a utilizar la inteligencia para ejercitar el razonamiento lógico, según el método griego de probar, y conforme a ello se han conseguido los grandes descubrimientos de los que ahora disponemos, pero en los últimos tiempos las leyes de la enseñanza no se dirigen a ejercitar la lógica, sino a los trabajos manuales, a la sensibilidad y a la emoción, y se quiere caminar hacia una inteligencia artificial. ¿Se pretende olvidar al razonamiento lógico? Parece que sí. Con ello se camina hacia una sociedad donde va a preponderar la afectuosidad, que parece bien para las relaciones familiares y de amistad, pero no para la investigación, y la ordenación de la sociedad, que requiere un ejercicio de la inteligencia, para prever y ordenar la convivencia y seguir la investigación que nos ha llevado al momento científico actual.

De aquí que está prevaleciendo la retórica de nuestros políticos, que no hacen un discurso coherente para convencer por la lógica de los argumentos basados en hechos, sino que se expresan por eslóganes que despiertan las emociones de las personas, lo que le permite al presidente echar peroratas para sus fieles, sean verdad o mentira, pues la sensibilidad no valora la realidad, y acepta aquello que mueve a la afectividad, aunque sea con la promoción de ideologías absurdas. ¿Cuál ha sido el argumento para liberar a los delincuentes catalanes? No la verdad de los hechos, sino el sentido del perdón y algún arreglo.

Está claro que nuestros políticos en su retórica no siguen las normas que de esta ciencia propuso el Brocense: «Disciplina que estudia la forma y las propiedades de un discurso», ni como neto sistema de dicción y de los enseres literarios. Sino el tortuoso camino que ha tomado el presidente de este Gobierno para embaucar a sus incondicionales seguidores a costa de cualquier aberración. No podemos menos de recordar el año de vacías e inocuas arengas, sin que respondiesen en nada a la realidad, y la implacable persecución que ha promovido a los que consideraba enemigos. Tema que debe llevar a reflexionar con mayor profundidad, porque la población de Madrid le ha dado una seria advertencia, aunque todavía no se ha convencido, porque sigue tramando toda clase de tretas para ocultar su fracaso, y arengar con imposibles proyectos para la década de los 50. Para cuando él sea una persona olvidada.

No estoy empleando la palabra «retórica» en sentido peyorativo, porque en la historia ha realizado una gran labor para el desarrollo de las conciencias de las personas. Sino que estoy refiriéndome a la «retórica moderna» de nuestros políticos, que no tratan de explicar la realidad y convencer de la marcha de su política con una exposición lógica de los hechos, sino que se dirigen con sus soflamas y mentiras más «al corazón que a la mente». Va contra la lógica, para hacernos «caer en la cuenta» de aquello en lo que no queremos pararnos a pensar, y por tanto se recurre a modos insólitos de presentación; recurriendo a la redundancia: bien a formas ligeramente diferentes, bien simplemente reiterativas, con el fin próximo de fijarlo por modos indelebles.

Es hora de que nuestros políticos, si pueden, vuelvan a la verdadera elocuencia, esto es, a plantearse la dura realidad. Esta retórica constituida por pura palabrería no resuelve los problemas, embauca el corazón de afines para comprar su voto, mas no resuelve los problemas reales, lleva a crear una sociedad artificial, en la que por algún tiempo vive una sociedad de privilegiados, camina al desastre.

Es claro que en la enseñanza actual se está perdiendo el valor de la inteligencia. Las leyes de educación, olvidan la tradicional lógica que ha dado tan buenos resultados, y como si no fuera derivación de aquella lógica, se promueve la inteligencia virtual, mejor expresado la inteligencia artificial. Herramienta utilizada por la tecnología moderna, donde se confía en las máquinas y se soslaya el ejercicio de la inteligencia humana. El porvenir, olvidando la lógica tradicional, que nos enseñó a pensar, se va a reducir a cálculos de máquinas, mientras a la mayoría de la población se le domina con un discurso de entusiasmo.

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