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Opinión 13-12-2024 06:51

Reflexiones a la DANA. Miguel Lopez Sintes

Gente que ha llegado a asumir puestos de responsabilidad sin haber ejercido en su vida ningún puesto laboral donde sus decisiones pudieran afectar a su bolsillo o a personas a su cargo, como mucho, emboscados en la maraña administrativa.

 

Ha pasado un tiempo razonable desde la gran tragedia que ha supuesto la DANA en el área Valenciano y podemos intuir y analizar los orígenes y consecuencias de la misma.

Lo primero quizás sería ubicar dicha catástrofe en la historia y evidentemente estamos ante un fenómeno que sucede cada muchísimos años de una forma totalmente excepcional, y como tal deberíamos entender que es difícil tener una respuesta adecuada al cien por cien. Fenómenos extraordinarios como terremotos, volcanes etc. están fuera de nuestro alcance para su predicción aun con los grandes medios que hoy disponemos para la medición de multitud de parámetros que nos acercan a su probabilidad de suceder.

Lo acaecido en Valencia entra dentro de lo predecible, ya que se disponía de suficientes antecedentes quizás no tanto en el volumen, pero si en la repetición de inundaciones en el tiempo, en esa zona del arco mediterráneo. Recorriendo la zona vemos permanentes cauces secos difíciles de comprender por la total falta de precipitaciones, pero que evidentemente se corresponden con la erosión producida por torrenteras de agua. Así que no nos extrañe que se produzcan estos fenómenos.

Ante estas evidencias, esta claro que la respuesta seria tener establecidas unas normas que en lo posible evitaran las consecuencias, pero es evidente que esas medidas de estar recogidas en alguna instrucción administrativa, no estaban aplicadas.

Y llegados a este punto, se produce la catástrofe y nos encontramos con una estructura política que debe dar respuesta, y ni han estado en la prevención y nos han demostrado la falta de capacidad para la toma de decisiones, ellos están para los regateos políticos de corto plazo. Gente que ha llegado a asumir puestos de responsabilidad sin haber ejercido en su vida ningún puesto laboral donde sus decisiones pudieran afectar a su bolsillo o a personas a su cargo, como mucho, emboscados en la maraña administrativa. Consecuencia de todo ello falta absoluta de respuesta, que dada la magnitud pudiera entenderse difícil y hasta con errores, pero sin animo de repartir responsabilidades por color político, no se libra ningún político, y la respuesta la hemos encontrado, como no, en el pueblo.

A los pocos días de la tragedia, pude vivir en persona tomando un café, como dos camareras jovencitas hacían planes para desplazarse hasta Valencia para ayudar, que diferente respuesta.

Quizás la solución es que los políticos tengan que pasar por una vivencia laboral para saber como hacer un buen café y satisfacer al cliente.

Y ahora toca tomar decisiones para solucionar las graves consecuencias que ha dejado. Mucho me temo que lo fácil es regar un poco de dinero para acallar críticas, pero al margen de solucionar los problemas puntuales las grandes decisiones que miren al futuro veo difícil que se tomen con determinación. Por un lado, toda la normativa urbanística que se debería de actualizar, y nunca lo sabremos, pero el numero le ilegalidades que el agua se ha llevado por delante seguro que son un ejemplo de esa necesidad. Y alejar de los objetivos la influencia de ideologías ecologistas que como se ha visto han impedido la limpieza y mantenimiento de los cauces. La seguridad es prioritaria. Seguro que cuando se tomó la determinación de modificar el cauce del Segura en Valencia se pisaron muchos callos, pero ahí tenemos la respuesta de como se han evitado un desastre, y ya había voces pidiendo revertir dicha actuación.

Al tiempo

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