Noticias de Cantabria
Opinión 23-06-2020 12:21

¡Qué cara más dura!

La siniestra carece de credibilidad tras la orden de mantener a los mayores aislados en las habitaciones de las residencias y echar la culpa al maestro armero.

 

Me cuesta entender que ostente la titularidad de la Delegación de Gobierno de Madrid una persona que ha falsificado su currículum diciendo ser licenciado en Ciencias Matemáticas, a sabiendas de que era falso. Bien es verdad que si el jefe falsifica y plagia su tesis doctoral, el mismo derecho tienen a hacerlo sus seguidores en varias licenciaturas o en másteres mil. En el PSOE ya no hay líneas rojas, pero… ¡Ojo si en el otro bando escriben “burro” sin el palito de la “b” o “botijo” sin el palo alto de la misma grafía! Es evidente que tenemos una hornada de políticos con déficit de compromiso, carencia de formación y mediocres aspiraciones; algo así como si el fin justificara los medios. ¡Qué cara más dura y qué espalda más ancha!

 

Digo todo eso porque en vísperas de juzgarse la causa del 8-M, el tal José Manuel Franco, delegado del Gobierno en Madrid, no cabía en el cuello de su camisa porque se veía acorralado, pero mira por dónde le salvaron quienes se desdijeron de la declaración inicial. Sea como fuere, el caso es que este oscuro y siniestro personaje de la izquierda más corriente y burlona se ha envalentonado y se le ha calentado la boca; algo así como lo que en mi tierra llaman “bocachanclas”, “vocero” o “altavoz estropeado”.

 

Si en el caso del 8-M dice carecer de información, tras haber autorizado la “manifa”, no sé qué pinta en ese cargo porque demuestra que es un político “amontonado”. Parece ser, según dijo él, que no se informó de la situación y de los posibles peligros. Pero, hombre, José Manuel, si hasta la ministra de Igual-Da es consciente del peligro que suponía esa manifestación y otras concentraciones celebradas, como explicó entre bambalinas en la TV vasca. ¡Vaya cara más dura y qué espalda más ancha!

 

Ahora pretende ajustar cuentas con todo el mundo. Esta gente que se mira tanto al ombligo demuestra una mediocridad que ellos nunca llegan a entender porque los ciegan sus propios complejos y el odio que albergan. Además de utilizar la mentira como estrategia, muestran su miserable talla política, sus altas dosis de rencor y clara obediencia al líder plagiador. Fíjense hasta dónde llega su ignorancia que, haciendo uso de un chat con alcaldes del PSOE, no tuvo inconveniente en decirlos: “(…), tenemos que retorcer el tema de las residencias y que no busquen responsabilidades en el Gobierno de la nación (…)”

 

Sin duda, esto es mucho más grave que esos acontecimientos acaecidos en una galería de tiro y que ahora pretende tachar la “Abogacía del Gobierno” como delito de odio, sin ver que es simple libertad de expresión, como lo fue la quema del muñeco de Puigdemont, los disparos al cartel del rey por parte de proetarras vascos e independentistas catalanes. José Manuel Franco sabe que su partido está destrozado en las encuestas de Madrid; la ciudadanía ha aprendido aunque tarde. La siniestra carece de credibilidad tras su orden de mantener a los mayores aislados en sus habitaciones de las residencias y echar la culpa al maestro armero.

 

No tengo duda de que hay que ser muy mezquino para hacer lo que ha hecho José Manuel Franco. En cuestiones parecidas, el PSOE ya mostró su mezquindad en otros momentos: con el caso Faisán, sin ir más lejos. “Retorcer el asunto de las residencias de ancianos”, ha sido la propuesta de Franco. En pocas palabras, lo que ha pretendido decir es: como somos culpables y nuestra gestión ha sido nefasta -- con la incompetencia de Pablo Iglesias-- hay que desmarcarse de nuestra culpabilidad y echar porquería a la oposición. Y de paso, como la gestión del Gobierno autonómico de Ayuso nos ha superado con creces, es a ella a quien hay que “crucificar” acusándola de matar a los mamelucos, envenenar a la diosa Cibeles, adoctrinar a José Bonaparte, robar el tridente de Neptuno y arrestar a las Meninas.

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Comentarios(1):

PAD - 26-06-2020

¡Magnífico artículo, Jesús! La mezquindad, la mentira, la soberbia y la deslealtad campan por Moncloa a sus anchas y los ciudadanos no se enteran